Finley Weldon: La gimnasta que rompió el silencio y le devolvió dignidad a su deporte
Con apenas 18 años, Weldon destaca no solo por su talento atlético, sino por convertirse en una voz crucial contra el abuso infantil en la gimnasia de élite
El dolor detrás del éxito: una historia que merece ser contada
La historia de Finley Weldon trasciende los gimnasios y las colchonetas. Es la historia de una adolescente que, aun habiendo vivido uno de los tipos de abuso más crueles e invisibles, logró alzar la voz, mantenerse en el deporte y convertirse en ejemplo de valentía y resiliencia.
Weldon, con tan solo 18 años, ha roto el silencio que sepultó a muchas otras gimnastas a lo largo de la historia. Es una sobreviviente de abuso sexual infantil cometido por su exentrenador Sean Gardner, ahora arrestado, y forma parte del cada vez más amplio grupo de víctimas que, tras años de silencio, deciden alzar su voz para proteger a otras niñas.
Una carrera brillante opacada por la sombra de un abusador
Finley comenzó a entrenar con Gardner en 2018, a sus 11 años, en el reconocido Chow’s Gymnastics and Dance Institute de Iowa, un centro que ha producido medallistas olímpicas como Shawn Johnson y Gabby Douglas. En aquel entonces, su familia atravesaba un divorcio, lo que la convirtió en un blanco aún más vulnerable para un entrenador depredador.
“Me manipuló emocionalmente hasta ganarse mi confianza. Fue la figura masculina que yo no tenía”, explica Weldon en una entrevista. Las primeras señales fueron gestos aparentemente inocentes: abrazos, palmaditas en la espalda, estiramientos demasiado extensos. Con el tiempo, los contactos se volvieron cada vez más inapropiados. “Empezó a tocarme de forma sexual mientras me ayudaba con los ejercicios. Me decía que era un accidente, que mi leotardo era resbaladizo.”
Cuando el deporte se convierte en un campo de batalla emocional
Aunque muchas otras chicas dejaron la gimnasia, impactadas por situaciones como las que vivió Weldon, ella se rehusó a dejar que Gardner arruinara el deporte que tanto amaba. “Fue mi manera de resistir, de mantener el control sobre mi vida”, dice con firmeza. Siguió entrenando tras mudarse a Texas y luego a Utah, hasta obtener su tan anhelado estatus de atleta élite y, más tarde, una beca para competir con el equipo de la Universidad Estatal de Iowa.
Es importante destacar que el gimnasio y las autoridades fueron alertadas sobre Gardner en marzo de 2022, cuando otra víctima lo denunció ante el U.S. Center for SafeSport, organismo creado tras el escándalo de Larry Nassar. Sin embargo, el proceso judicial no avanzó en aquel momento. En parte, porque las víctimas eran menores y no querían revivir su trauma. Weldon, por su parte, dio su testimonio en privado, pero no estaba lista para denunciar públicamente.
2024: el año de la revelación y los cargos federales
Fue en abril de 2024, con 16 años, cuando Finley tomó la decisión de denunciar abiertamente. Luego de años madurando y comprendiendo la gravedad de su experiencia, su convicción era clara: impedir que más niñas pasen por lo mismo.
“Me di cuenta de que era un ciclo que se repetiría si nadie hacía algo. Necesitaba que supieran lo que hizo. Necesitaba proteger a otras.”
El funcionamiento de SafeSport bajo la lupa
SafeSport suspendió a Gardner en julio de 2022, pero el organismo ha sido criticado por su ineficacia. Aunque recolectó múltiples testimonios, no derivó el caso a instancias más altas hasta que las evidencias materiales llegaron en 2024, cuando el FBI descubrió cámaras ocultas en un gimnasio de Mississippi. Este hallazgo permitió arrestar a Gardner bajo cargos federales por producción de material de abuso infantil.
El sargento Daniel Wade, de la policía de West Des Moines, explicó que no fue hasta julio de 2024 que recurrieron al FBI, debido a que inicialmente la investigación no contaba con víctimas dispuestas a testificar. “Actuamos cuando era el momento adecuado”, sostuvo. Finley, sin embargo, asegura que nunca le ofrecieron hablar con las autoridades en 2022.
La importancia de respaldos como Aly Raisman
Weldon se inspiró en referentes como Aly Raisman, exgimnasta olímpica que denunció abusos del doctor Larry Nassar. “Aly me mostró que no tenía que tener miedo, que hablar era necesario.” La comparación es inevitable: así como Raisman fue clave en remover a un depredador del sistema deportivo estadounidense, Weldon lo es ahora para evitar que Gardner quede impune.
“Yo decidí salir con mi nombre. No quiero esconderme. Si otras chicas ven que una lo hizo, tal vez ellas también se animen”, declaró.
Una cultura que necesita cambios profundos
El caso de Gardner no es aislado, sino síntoma de una cultura que durante décadas ha silenciado a las víctimas en pos de construir campeonas olímpicas a cualquier costo.
Desde 2018, el Congreso de EE.UU. ha impulsado reformas al sistema de supervisión de entrenadores deportivos, pero como se evidencia en este caso, las mejoras aún están lejos de erradicar el abuso sistémico. En 2021, se reportaron más de 1.700 casos de conducta inapropiada registrados por SafeSport, pero menos del 20% llegaron a instancias judiciales.
El sistema también sigue fallando en crear redes de apoyo para que las atletas puedan denunciar en tiempo y forma sin revictimización.
Un futuro con esperanza... y cicatrices
Finley Weldon inicia una nueva etapa de su vida como parte del equipo universitario de los Iowa State Cyclones, con el honor de representar a su estado y deporte, pero también con la carga emocional de todo lo vivido. “Me costó amar de nuevo la gimnasia. Cada ejercicio me recordaba a él. Pero poco a poco, la fui recuperando para mí.”
Su madre, Julie Weldon, estuvo allí en cada paso. Cuando supo que Gardner había sido arrestado y vio su foto, sintió una mezcla de alivio y rabia. “Ya no es el hombre que manipuló a mi hija. Parece deshecho. Tal vez la culpa lo alcanzó.”
Weldon sigue trabajando con terapeutas y sueña con algún día ayudar a otras niñas. “Me gustaría ser entrenadora, pero una buena. Una que proteja.”
La voz de una generación que no se calla más
Finley es parte de una nueva ola de gimnastas que no solo buscan perfección en su rutina, sino dignidad y protección fuera del tapiz. Su historia, como la de muchas otras, reafirma la necesidad urgente de transformar a fondo las estructuras deportivas que, por años, priorizaron medallas sobre las vidas de las niñas.
Hoy, su testimonio no solo ha sido clave para asegurar que Gardner enfrente la justicia, sino también para inspirar a otras jóvenes a hablar y sanar.
“Él ya no me controla. Soy libre. Estoy orgullosa de seguir aquí, haciendo gimnasia. No lo logró vencerme.”