Fricciones en la NFL: Parsons se planta en Dallas, mientras los 49ers buscan aire y los Raiders cruzan los dedos
Contratos, lesiones y líneas inexpertas: cómo tres franquicias abordan sus propios dramas antes de que inicie la temporada
El culebrón Micah Parsons y los Dallas Cowboys
Micah Parsons, la joya defensiva de los Cowboys, continúa con su particular ‘hold-in’: presente en entrenamientos pero sin participar activamente. Aunque oficialmente culpa a una lesión de espalda, todos en Dallas saben que se trata de dinero. Parsons quiere convertirse en el jugador defensivo mejor pagado de la NFL, aspirando a un contrato superior a los $40 millones anuales.
En su corta pero brillante carrera desde que fuera elegido en la primera ronda del Draft 2021, Parsons ya acumula números que lo colocan entre los históricamente élite. Es uno de solo dos jugadores, junto a Reggie White, en registrar al menos 12 capturas por temporada en sus primeras tres campañas desde que esta estadística es oficial (1982).
Mientras Parsons permanece en la banda mullido en su silla y con auriculares, el entrenador Brian Schottenheimer jura que lo ve listo para el debut ante los Eagles el 4 de septiembre: "Micah conoce su cuerpo mejor que nadie", aseguró esta semana.
Las negociaciones se han enfriado y hasta el dueño Jerry Jones —con quien Parsons tuvo un desencuentro público en redes sociales que incluyó una solicitud de traspaso— se ha mantenido al margen. Pese a todo, parece improbable que los Cowboys lo muevan. Incluso si acabase su contrato, Dallas podría aplicarle la etiqueta de franquicia en 2026 y 2027.
La principal incógnita: ¿quedará resentida su rendimiento por la falta de preparación? Es una situación común en la NFL moderna, donde los contratos hiperlucrativos han convertido la preparación física en secundaria para muchos talentos en disputa.
Los 49ers y la apuesta por Skyy Moore
En San Francisco, las alarmas están encendidas en el cuerpo de receptores. Las lesiones de Brandon Aiyuk (fuera hasta al menos la Semana 6) y Jauan Jennings (pantorrilla) han puesto en jaque el plan ofensivo de Kyle Shanahan. Por eso, los 49ers han decidido apostar por un receptor maltratado por las circunstancias: Skyy Moore.
Moore, elegido por los Chiefs en la segunda ronda del Draft 2022, aportará velocidad y, en teoría, profundidad. Aunque solo tiene 43 recepciones y 494 yardas en tres temporadas, Moore fue clave en el triunfo del Super Bowl LVII con un touchdown en el último cuarto. Además, la semana pasada, regresó un despeje 88 yardas hasta la zona de anotación en un partido de pretemporada.
Los Niners llevan 227 partidos de temporada regular sin una devolución de despeje para touchdown —la segunda racha activa más larga de la NFL— así que, por lo menos, Moore podría romper esa sequía.
Es un movimiento de bajo riesgo: el intercambio solo implicará un canje de selecciones de sexta y séptima ronda de 2027 con Kansas City. Pero también indica la urgencia con la que se mueve la organización.
Con el castigo de Demarcus Robinson (suspendido 3 partidos por una sanción por DUI), la baja de Jacob Cowing (isquiotibial) y el esguince de tobillo alto de Jordan Watkins, los 49ers están literalmente ensamblando su cuerpo de receptores semana a semana.
Los Raiders y un frente ofensivo con poca experiencia
En Las Vegas, se ha renovado media ofensiva, incluyendo al quarterback Geno Smith y al corredor Ashton Jeanty. Pero todos estos alimentos gourmet no sirven si la cocina está rota. Y los Raiders tienen dificultades exactamente ahí: su línea ofensiva es una mezcla de talento joven e inexperiencia peligrosa.
Con Kolton Miller como pieza fija —rankeado 14º entre 140 tackles por Pro Football Focus el año pasado—, el resto de la línea aún está por definirse. La configuración actual incluye a Dylan Parham (puesto 24 de 136 guardias), Jordan Meredith (nuevo como centro sin experiencia en temporada regular), Jackson Powers-Johnson (reestructurado como guardia derecho) y DJ Glaze como tackle derecho.
La nómina no asusta a ningún cazador de cabezas y la profundidad también es cuestionable. Alex Cappa, otra incorporación, apenas regresó de una lesión en las costillas.
“Estamos tan jóvenes en el segundo grupo de línea que aún no tenemos claridad con las llamadas ni técnica pulida, pero eso tomará tiempo”, aseguró el entrenador Pete Carroll.
Pero aquí el tiempo es oro: esta es una ofensiva que el año pasado fue 29ª en puntos (18.2 por partido) y ¡última! en yardas terrestres (79.8 por juego). Mejorar esa estadística pasa obligatoriamente por el desempeño de la línea ofensiva, sin importar cuán prometedores sean Jeanty o Smith.
El propio Jeanty parece entendido en su dependencia del trabajo de esos cinco hombres al frente:
“Ellos bloquean, yo ejecutaré big plays. Quiero que ellos sepan que yo aprovecharé todo lo que ellos me abran.”
Resumen del drama
- Dallas: tiene al mejor cazamariscales joven del siglo XXI en disputa contractual y haciendo presión fuera del campo.
- San Francisco: su cuerpo de receptores parece más un hospital de guerra, obligándolos a buscar soluciones como Skyy Moore.
- Las Vegas: depositan esperanza en una línea ofensiva cuya segunda unidad es una incógnita, en una liga que no perdona vulnerabilidades en la trinchera.
Una cosa es segura: cuando la temporada 2025 inicie, estas tres franquicias ya habrán sentido el rigor defensivo, la presión mediática y el precio del riesgo en sus decisiones organizacionales.