Japón apuesta fuerte por África: ¿movimiento estratégico frente a la retirada de EE.UU. y el auge de China?

Yokohama es testigo del impulso nipón en África con énfasis en comercio, desarrollo sostenible y transformación digital.

Japón vuelve su mirada a África

En un momento geopolítico crucial donde Estados Unidos reduce su participación en varios frentes internacionales y China aumenta su presencia global aceleradamente, Japón ha decidido reavivar su compromiso con el continente africano. Esta decisión se manifestó formalmente durante la novena Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo Africano (TICAD) celebrada en Yokohama, Japón.

El evento, de tres días y que reunió a líderes y representantes de más de 50 países africanos, se centra no solo en impulsar el crecimiento económico sino también en fomentar la paz, la estabilidad, la salud, la educación y combatir el cambio climático. Pero el verdadero eje estructural lo constituye la visión a largo plazo que presentó el primer ministro japonés Shigeru Ishiba: una zona económica Indo-África que conecte estratégicamente el Océano Índico con el continente africano.

¿Qué busca Japón en África?

Durante su discurso inaugural, Ishiba expresó con convicción:

“Japón cree en el futuro de África. Apoyamos el Área de Libre Comercio Continental Africana porque consideramos que potenciar su competitividad es vital, no solo para el continente, sino para la estabilidad económica global.”

Esta visión no es nueva, pero se ha revitalizado. Desde 1993, Japón organiza la TICAD como un modelo de cooperación bilateral y multilateral con África. Sin embargo, tras años de crecimiento progresivo, el encuentro de 2025 parece marcar un antes y un después por su carácter geoestratégico.

Una estrategia basada en inversión, digitalización y préstamos accesibles

Japón anunció que ofrecerá préstamos por hasta 5.500 millones de dólares en colaboración con el Banco Africano de Desarrollo. Este paquete será crucial para fomentar el desarrollo sostenible en la región y ayudar a abordar los problemas de deuda que aquejan a varios países africanos.

Además, uno de los anuncios más destacados fue el compromiso de formar a 30.000 expertos en inteligencia artificial en África en los próximos tres años. Esta medida busca combatir la brecha digital creciente entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, presente en el evento, fue enfático al pedir una representación más justa de África en la toma de decisiones a nivel global:

“África debe tener una voz más fuerte en las decisiones que afectan su futuro… La arquitectura financiera internacional es actualmente injusta y desfavorable para el continente.”

El contexto global: entre la ausencia de EE.UU. y el empuje chino

El momento elegido por Japón para dar este paso no es casual. Bajo la administración presidencial anterior, EE.UU. había reducido significativamente los fondos destinados a ayuda al desarrollo, afectando varios proyectos en África. Por otro lado, China se ha posicionado agresivamente desde el año 2000, especialmente mediante iniciativas de infraestructura y préstamos bajo el paraguas de su estratégica Iniciativa de la Franja y la Ruta.

En este marco, Japón parece buscar una tercera vía: colaboración sin imposiciones, inversión sin dependencia. Los pilares de esta estrategia son:

  • Comercio libre y justo
  • Transferencia tecnológica
  • Desarrollo sostenible
  • Empoderamiento local

La idea de conectar las capacidades industriales y tecnológicas de India y Oriente Medio con África a través de una zona económica común pone a Japón en una posición de conector geoeconómico, algo que desde hace tiempo ambiciona desarrollar.

¿Podrá Japón rivalizar con Beijing?

China ha invertido más de 210.000 millones de dólares en África desde el año 2000, según datos del China Africa Research Initiative de la Universidad Johns Hopkins. Esta inversión ha estado enfocada en obras emblemáticas como puertos, ferrocarriles y estadios. Sin embargo, ha sido duramente criticada por aumentar la dependencia financiera.

Japón, por el contrario, ofrece una visión menos intrusiva. Mientras China busca ganar influencia estratégica y acceso a recursos naturales, Japón apuesta por el desarrollo humano y el fortalecimiento de capacidades. La capacitación de técnicos, especialistas en IA, ingenieros y médicos está en el centro de su propuesta.

El papel del multilateralismo japonés

En tiempos de tensiones geopolíticas y guerras comerciales, Japón apuesta por un modelo de cooperación multilateral. TICAD es coorganizado con las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Comisión de la Unión Africana, lo que da legitimidad institucional a sus propuestas.

Además, durante la conferencia se ratificó el compromiso con el Acuerdo de París en lo climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), posicionando a Japón no sólo como socio económico sino como catalizador de transformaciones sociales globales.

¿Qué opinan los líderes africanos?

Varios dirigentes africanos saludaron la postura japonesa. Mahamoud Ali Youssouf, presidente de la Comisión de la Unión Africana, resaltó:

“Necesitamos socios que crean en la autodeterminación africana, no solo en la extracción de valor. El enfoque japonés es refrescante.”

Por su parte, el presidente keniano mencionó durante un panel que el enfoque de Japón mejora la resiliencia africana frente a futuras crisis sanitarias, como se demostró durante la pandemia de COVID-19.

Las cartas están echadas

La llamada Declaración de Yokohama, que se espera adoptar al cierre del evento, será una hoja de ruta clave para evaluar si esta estrategia japonesa dará frutos o quedará relegada ante el músculo chino. De momento, Japón ha dado un golpe sobre la mesa y ha vuelto al tablero africano con una visión renovada.

Si esta iniciativa avanza como plantea Ishiba, estamos ante la entrada de un nuevo actor relevante que, sin deseos de hegemonía política declarada, busca cimentar lazos económicos y tecnológicos duraderos en un continente que, para 2050, albergará a más de 2.500 millones de personas, es decir, el 25% de la población mundial.

Y como señaló Guterres con firmeza para cerrar su intervención:

“No habrá desarrollo global si se deja atrás a África.”
Este artículo fue redactado con información de Associated Press