Jimmy Lai y la libertad de expresión en Hong Kong: ¿disidencia o delito?
El juicio al fundador de Apple Daily se convierte en un termómetro de la independencia judicial y la libertad de prensa en la región administrativa especial de China
Jimmy Lai, empresario hongkonés y fundador del diario pro-democracia Apple Daily, se encuentra en el centro de un juicio sin precedentes en la China contemporánea. Acusado de colusión con fuerzas extranjeras y conspiración para distribuir publicaciones sediciosas, su caso ha adquirido resonancia global como símbolo de la lucha por la libertad de prensa y la libertad de expresión en una ciudad cada vez más sometida al control de Beijing.
¿Quién es Jimmy Lai?
Lai Chee-ying, más conocido como Jimmy Lai, tiene 77 años y es una figura reconocida en los círculos empresariales y mediáticos de Hong Kong. Fundó Giordano, una exitosa marca de ropa, en la década de 1980 y más tarde creó el influyente periódico Apple Daily en 1995, conocido por sus duras críticas al gobierno comunista chino y su firme defensa de los valores democráticos.
Su fortuna y notoriedad no lo salvaron de la persecución política. Desde el estallido de las protestas prodemocracia de 2019, Lai fue una de las figuras más visibles en el movimiento de resistencia, pidiendo reformas y libertades plenas. Por ello, se convirtió en uno de los primeros objetivos tras la entrada en vigor, el 30 de junio de 2020, de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Beijing.
¿De qué se le acusa?
Lai enfrenta múltiples cargos extremadamente graves:
- Colusión con fuerzas extranjeras para poner en peligro la seguridad nacional, lo cual puede implicar cadena perpetua.
- Conspiración para publicar material sedicioso, en alusión a 161 artículos de Apple Daily.
La fiscalía sostiene que Lai orquestó una campaña mediática contra el gobierno basada en narrativas falsas para incitar al odio, solicitó sanciones extranjeras contra Hong Kong y utilizó el periódico como una herramienta de subversión política.
¿Qué dicen sus defensores?
El abogado defensor Robert Pang argumentó en sus alegatos finales que no es delito no amar al gobierno, ni tampoco lo es desear que cambien sus políticas, incluso si esa presión proviene del extranjero.
“No es incorrecto tratar de persuadir al gobierno para que cambie su política. Tampoco es incorrecto no amar una administración particular o incluso al país”, declaró el barrister.
Pang también refutó el argumento de que publicar artículos críticos constituyera una amenaza a la seguridad nacional. Señaló que de los miles de textos publicados en Apple Daily, sólo 161 fueron cuestionados por la acusación y que incluso estos estaban más cerca del periodismo de opinión que de la incitación.
Contexto: la Ley de Seguridad Nacional y su impacto
La Ley de Seguridad Nacional fue impuesta directamente por Beijing en junio de 2020 tras las masivas protestas de 2019, que reclamaban reformas democráticas y se oponían a una controversial ley de extradición. Esta nueva legislación criminaliza actos considerados como:
- Secesión
- Subversión
- Terrorismo
- Colusión con fuerzas extranjeras
Desde entonces, más de 250 personas han sido arrestadas, según organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch. La ley ha sido descrita como una “espada de Damocles” que se cierne sobre activistas, periodistas e incluso académicos.
Apple Daily: un símbolo de resistencia mediática
El periódico Apple Daily era más que una publicación: representaba una plataforma crítica con el régimen y un bastión de la libre expresión. En junio de 2021, ante el embargo de cuentas bancarias y la detención de directivos, el medio se vio obligado a cerrar sus operaciones tras más de 25 años en circulación.
La imagen de miles de ciudadanos haciendo fila bajo la lluvia para comprar su última edición pasó a la historia como un acto de apoyo cívico y de protesta silenciosa.
¿Libertad de prensa en declive?
El caso de Jimmy Lai ha puesto en alerta a la comunidad internacional sobre el deterioro de las libertades en Hong Kong, que en el pasado fue considerada un oasis para periodistas en Asia.
Según el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras, Hong Kong ha caído 69 puestos en la clasificación mundial desde 2002, situándose actualmente en el lugar 140 de 180 países.
Un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. ha señalado que “el uso de la Ley de Seguridad Nacional para silenciar voces críticas es incompatible con las libertades prometidas bajo la Declaración Conjunta Sino-Británica”.
Lai sigue firme a pesar de sus problemas de salud
A pesar de sufrir palpitaciones cardíacas durante la última etapa del juicio, Jimmy Lai ha insistido en asistir a todas las audiencias. Utilizó un monitor cardíaco, y, aunque el gobierno ha asegurado que su atención médica es adecuada, los defensores de derechos humanos han cuestionado tanto las condiciones de su detención como la celeridad del juicio.
¿Un juicio político disfrazado?
La transparencia del sistema judicial hongkonés está en entredicho. Desde la implementación de la ley, los juicios por seguridad nacional no son conducidos por jurado, sino por paneles de jueces designados específicamente por el gobierno. En el caso de Jimmy Lai, el juicio ha sido presidido por tres jueces elegidos por la ejecutiva hongkonesa.
El hecho de que el veredicto aún no tenga fecha definida incrementa la incertidumbre legal. El juicio se ha extendido por más de 150 días y aún se encuentra en fase de alegatos finales.
Voces internacionales en defensa de Jimmy Lai
Son varias las instituciones y gobiernos que han manifestado su preocupación. El Parlamento del Reino Unido ha debatido el caso en múltiples sesiones, y Australia y Reino Unido han ofrecido asilo a varios activistas prodemocracia perseguidos en Hong Kong.
En palabras del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ): “judicializar el periodismo de opinión como terrorismo o sedición pone en peligro no sólo a los medios, sino a la verdad misma”.
¿Qué está en juego?
El juicio contra Jimmy Lai no es simplemente un caso jurídico. Es una lucha por definir los límites de la expresión, la soberanía y la identidad de Hong Kong dentro del marco de “un país, dos sistemas”.
Si Lai es condenado, se enviará un mensaje claro: en la Hong Kong actual, la disidencia ya no tiene lugar.
Más aún, su caso marcará un antes y un después en la historia del periodismo en Asia. Porque cuando las ideas se convierten en delito y las palabras en prueba incriminatoria, la libertad se torna frágil, y los ciudadanos, rehenes del miedo.