Macron y Netanyahu: el conflicto diplomático que sacude la geopolítica del Medio Oriente

Entre acusaciones de antisemitismo y el reconocimiento del Estado palestino, la frágil alianza entre Israel y Occidente se pone a prueba

Una escalada diplomática sin precedentes

En medio del conflicto persistente entre Israel y Hamas, una nueva batalla política se libra en el terreno diplomático. El presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu protagonizan una confrontación que ha sacudido las relaciones internacionales. El detonante: la decisión de Macron de reconocer al Estado palestino en la próxima Asamblea General de la ONU, una iniciativa seguida por aliados como Canadá, Reino Unido y Australia, pero mal recibida por Israel.

En una carta enviada este lunes, Netanyahu acusó a Macron de avivar el antisemitismo en Francia con su decisión: “Su llamado a favor de un Estado palestino alimenta el fuego del antisemitismo”, escribió Netanyahu. La respuesta del líder francés fue contundente: calificó la declaración de Netanyahu como "abyecta" y "errónea", dejando claro que no tolerará que se utilice el antisemitismo como arma política.

Francia, Israel y un pasado compartido, pero no sin roces

Tradicionalmente, Francia ha sido uno de los principales aliados de Israel en Europa. Sin embargo, en los últimos años, las relaciones han mostrado fisuras, especialmente en temas como la cuestión palestina, la política hacia Irán y los asentamientos en Cisjordania.

Francia alberga la población judía más grande de Europa Occidental, estimada en unas 500,000 personas, es decir, cerca del 1% de su población. La historia judía en Francia está cargada de luces y sombras, desde la emancipación en tiempos napoleónicos hasta la oscura etapa del colaboracionismo durante la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto, Macron ha reiterado que su compromiso con la lucha contra el antisemitismo es inquebrantable.

¿Reconocer a Palestina fomenta el antisemitismo?

Esta es, sin duda, la afirmación más polémica de Netanyahu. Vincular el reconocimiento del Estado palestino con un aumento en los delitos de odio contra los judíos resulta no solo incendiario, sino problemático desde el punto de vista político y ético.

En Francia, el antisemitismo ha ido en aumento, particularmente desde el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023 y la respuesta israelí en Gaza. Desde ataques físicos hasta hostigamiento y vandalismo, las cifras son alarmantes. Sin embargo, atribuir este incremento directamente a una postura diplomática en la ONU es una extrapolación peligrosa.

La oficina de Macron declaró: “La violencia contra la comunidad judía es inaceptable... Esta etapa exige rigor y responsabilidad, no generalizaciones y manipulaciones”. Además, el presidente galo ha reiterado que su Gobierno ha intensificado desde 2017 —y sobre todo desde octubre de 2023— los esfuerzos para luchar contra todo acto antisemita.

De París a Canberra: reverberaciones globales

La reacción de Macron no fue un hecho aislado. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, también fue blanco de ataques verbales por parte de Netanyahu, quien lo tildó de "político débil" por apoyar el reconocimiento del Estado palestino. Sin embargo, Albanese desestimó la acusación con elegancia: "Australia no toma decisiones basadas en insultos, sino en principios".

Estos eventos reflejan un cambio en la narrativa diplomática internacional. Varios países occidentales están cada vez más dispuestos a adoptar una diplomacia multilateral, abogando abiertamente por una solución de dos Estados, como lo demuestra también la postura de Alemania, cuyo canciller, Johann Wadephul, recientemente reafirmó desde Indonesia que “una solución de dos Estados es la única vía para resolver este conflicto” de manera duradera.

El contexto geopolítico y el doble lenguaje de Occidente

Si bien muchas naciones europeas y americanas condenan los actos de Hamas, también exigen a Israel moderación en sus operaciones militares. En este delicado equilibrio, el reconocimiento de Palestina parece presentarse como una estrategia de presión suave: una forma simbólica de pedirle a Israel reiniciar las negociaciones de paz.

No obstante, Israel lo interpreta como una traición. El país ha argumentado históricamente que las acciones unilaterales del mundo occidental socavan el proceso de paz y fortalecen a grupos extremistas que no reconocen el derecho del Estado israelí a existir.

Palestina e Israel: un rompecabezas geopolítico

  • La línea del 67: La mayoría de los países que apoyan la solución de dos Estados proponen establecer las fronteras de un futuro Estado palestino conforme a las líneas anteriores a la Guerra de los Seis Días (1967), lo cual incluye la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
  • Asentamientos: Desde 1967, Israel ha construido más de 130 asentamientos en Cisjordania, considerados ilegales por gran parte de la comunidad internacional. Más de 700,000 israelíes viven hoy en esos territorios.
  • Gaza bajo fuego: Desde octubre de 2023, Gaza ha sido escenario de uno de los conflictos más sangrientos en décadas. Han muerto más de 30,000 personas, según datos de la ONU, y millones han sido desplazados.

¿Qué implica reconocer a Palestina hoy?

El reconocimiento de un Estado palestino por parte de potencias occidentales no es nuevo: Suecia lo hizo en 2014 y otros nueve países europeos han seguido su ejemplo desde entonces. Sin embargo, lo que cambia ahora es el contexto político: hacerlo tras el ataque de Hamas y con una guerra activa en Gaza tiene un peso simbólico importante, interpretado por Israel como un respaldo a sus enemigos.

No es un reconocimiento fáctico o jurídico completo —ya que no existe un Estado palestino con soberanía plena ni fronteras definidas—, pero es una señal diplomática potente.

El dilema europeo: entre la moral, la historia y la realpolitik

Europa enfrenta un dilema: su historia marcada por el antisemitismo y el Holocausto le impone una responsabilidad moral hacia Israel; pero sus principios democráticos, humanitarios y de derecho internacional también la impulsan a apoyar la autodeterminación palestina.

Alemania —país con el mayor peso histórico— ha navegado esta contradicción con extrema cautela. No obstante, el canciller Olaf Scholz ha enfatizado en diversas ocasiones la necesidad de poner fin al conflicto a través de una solución negociada.

Indonesia y el sur global: otra narrativa

El apoyo al Estado palestino no es exclusivo de Europa o Australia. Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, ha respaldado continuamente la causa palestina. Durante una reciente reunión en Yakarta, el canciller alemán Johann Wadephul y su homólogo indonesio Sugiono reafirmaron la necesidad urgente de una solución negociada y pidieron un alto el fuego inmediato en Gaza, así como la liberación de rehenes por parte de Hamas.

Indonesia, que no reconoce oficialmente al Estado de Israel, representa una postura más alineada con la del sur global, donde el apoyo a Palestina es visto no solo como una cuestión de religión, sino también de justicia poscolonial.

Macron: líneas firmes ante la ambigüedad global

En medio de la ambigüedad de muchos aliados, Macron ha optado por una línea firme. Ha condenado los ataques antisemitas con fuerza, ha defendido el derecho de Israel a existir y a defenderse, pero también ha sido uno de los líderes más frontales en reclamar un Estado palestino como solución política viable.

Su respuesta a Netanyahu pone sobre el tapete una discusión mayor: ¿hasta qué punto se puede diferenciar la crítica a las políticas del Estado israelí del antisemitismo? Macron parece tenerlo claro. “Criticar al gobierno israelí no es antisemitismo. Usar el antisemitismo para silenciar críticas legítimas, sí lo es”, ha dicho en el pasado.

El futuro: ¿hacia una fractura irreparable?

Las tensiones entre Israel y sus aliados tradicionales podrían escalar si no se reencaminan las negociaciones de paz. Del reconocimiento simbólico de Palestina podría pasarse a sanciones diplomáticas, embargo de armas o aislamiento internacional si las hostilidades en Gaza continúan y el ciclo de violencia no se interrumpe.

Por ahora, Francia, Alemania y Australia han dejado claro que los derechos de los palestinos deben ser reconocidos, y que luchar contra el antisemitismo no puede usarse como justificativo para perpetuar una situación de ocupación sin solución a la vista.

“No hay paz posible sin justicia, ni justicia sin ambos pueblos reconociéndose mutuamente el derecho a existir”, dijo Wadephul en Yakarta. Toca ver si las palabras se convierten algún día en política concreta en Medio Oriente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press