Azafatas en turbulencia: salarios bajos, largas negociaciones y el precio de soñar con volar

Entre pasión e injusticia: cómo la precariedad laboral está afectando a miles de auxiliares de vuelo en Estados Unidos

El glamour de las alturas esconde precariedad en tierra

Nathan Miller, un asistente de vuelo de 29 años que trabaja para PSA Airlines, una subsidiaria de American Airlines, vive cada jornada laboral bajo una realidad contradictoria. Aunque desempeña un rol esencial en la seguridad y experiencia de los pasajeros, al final del día regresa a un cuarto improvisado en la casa de sus padres en Virginia, porque su salario de $24,000 anuales no le permite costearse vivir en Filadelfia, donde está basado oficialmente.

"He considerado dejar este trabajo. No es lo que quiero, pero esto no es sostenible", dice Miller, quien se unió a PSA hace dos años. Su historia no es única: miles de auxiliares de vuelo están al borde del colapso financiero y emocional.

La profesión del cielo, mal pagada en tierra

Lejos de la percepción del público, el trabajo de una azafata no se limita a servir bebidas y sonrisas. De hecho, su entrenamiento involucra habilidades críticas para responder a emergencias médicas, incendios a bordo y evacuaciones. Becky Black, asistente de vuelo en Dayton, Ohio, explica:

“Tenemos que saber cómo apagar un incendio de batería de litio a 30,000 pies, o hacer RCP a un pasajero. Estamos entrenados para evacuar un avión en 90 segundos y somos las últimas personas en bajarse de él.”

Y sin embargo, ese trabajo tan técnico y emocionalmente desgastante raramente se compensa adecuadamente. Uno de los reclamos más persistentes es la falta de pago por el tiempo en tierra: cuando el personal está abordando pasajeros o ayudando con maletas, en muchos casos no se contabiliza como hora remunerada.

Rebeldía en el aire: el caso de Air Canada

La tensión se volvió pública cuando alrededor de 10,000 auxiliares de vuelo de Air Canada protestaron en masa en agosto de 2025, obligando a cancelar más de 3,000 vuelos. La huelga finalizó días después con un acuerdo provisional que incluyó aumentos salariales y, por primera vez, pago por el proceso de abordaje.

Este triunfo visibilizó aún más el contraste con lo que ocurre en EE. UU., donde el Railway Labor Act de casi un siglo de antigüedad hace casi imposible que los empleados de líneas aéreas puedan ir legalmente a huelga. A diferencia de otros sectores como el automotriz o el cine, donde huelguistas han logrado avances, los asistentes de vuelo dependen de que los mediadores federales declaren un estancamiento, e incluso en ese caso, el Congreso o el presidente pueden intervenir y bloquear la huelga.

Un derecho debilitado: el impacto del Railway Labor Act

La voz más influyente del gremio es Sara Nelson, presidenta internacional de la Association of Flight Attendants (AFA), que representa a 50,000 trabajadores de aerolíneas como United, Alaska y PSA. Nelson advierte que las negociaciones que antes tomaban entre 12 a 18 meses ahora se extienden a tres años o más.

“El derecho a huelga es fundamental para la negociación colectiva, pero nos lo han arrebatado poco a poco”, afirma Nelson. El reciente intento de American Airlines en 2023 de permitir una huelga fue detenido por los mediadores, haciendo cada vez más escasos estos procesos en la industria aérea estadounidense.

Negociar bajo presión y sin resultados

Incluso las aerolíneas que han cedido a ciertas demandas lo han hecho después de intensas y prolongadas luchas. Por ejemplo, PSA lleva más de dos años negociando una mejora salarial. Alaska Airlines pasó el mismo tiempo antes de llegar a un acuerdo en febrero. En American Airlines, las conversaciones comenzaron en 2020 y no concluyeron hasta 2024.

El caso más notable es el de Southwest Airlines, cuyos asistentes esperaron más de cinco años para obtener un nuevo contrato que ofreció un aumento inmediato del 22% y subidas anuales del 3% hasta 2027. Aunque no incluyó pago por abordaje, sí trajo un hito histórico: la primera licencia de maternidad y paternidad remunerada del sector.

Alison Head, madre de dos hijos y asistente en Southwest, recuerda que tuvo que volver al trabajo rápidamente tras su primer parto por necesidad financiera. “Ahora los nuevos padres no tienen que tomar esa decisión tan dura”, celebra.

La trampa del sueño: vocación vs. supervivencia

Volviendo con Nathan Miller, su infancia estuvo marcada por la fascinación hacia los tripulantes que hacían que los pasajeros se sintieran seguros y cómodos. Pero esa idealización se enfrenta hoy al peso de un salario que no cubre una vida digna. Su historia es un símbolo de cómo los sueños chocan contra una realidad económica sofocante.

Mientras tanto, las aerolíneas han seguido aumentando ganancias. En 2023, American Airlines reportó ingresos brutos por más de $52,000 millones. El crecimiento de la demanda pospandémica ha llenado los vuelos y revitalizado el negocio, pero no ha sido acompañado por una redistribución justa hacia quienes operan en la primera línea del trato con clientes.

Una industria que necesita remodelarse en tierra

Los vuelos son más rápidos, llenos y frecuentes, pero las condiciones laborales permanecen en las sombras. En muchos casos, como durante manifestaciones recientes en aeropuertos de EE. UU. —incluido el de Washington National, donde ocurrió un trágico accidente con un avión de PSA décadas atrás—, el personal ha tenido que recurrir a la protesta pública como única vía de visibilización.

La respuesta empresarial ha sido diplomática. En un comunicado reciente, PSA Airlines dijo que las manifestaciones eran “una de las formas importantes en que los asistentes de vuelo expresan su deseo de lograr un acuerdo, y compartimos ese mismo objetivo”. Sin embargo, el tiempo sigue pasando y los contratos siguen sin cerrarse.

Lecciones desde Canadá y el futuro incierto en EE. UU.

El éxito temporal de la huelga de Air Canada ha demostrado que el cambio es posible y que incluso aspectos arraigados como el no pago por abordaje pueden ser renegociados. Sin embargo, la densa normativa estadounidense sigue protegiendo desproporcionadamente la estabilidad operativa de las aerolíneas, en detrimento de sus trabajadores más esenciales.

Solo resta preguntarse: ¿hasta cuándo podrá sostenerse este modelo? El burnout emocional, la explotación financiera y la falta de apoyo legislativo están generando una crisis silenciosa en la profesión. El sueño de surcar los cielos está siendo minado desde el suelo.

Mientras tanto, los pasajeros siguen volando

El público pocas veces piensa en qué significa estar detrás de la cortina de la cabina. Las sonrisas, el servicio de café, la paciencia infinita ante comportamientos tóxicos en aviones llenos... Todo eso ocurre mientras sus protagonistas se enfrentan a negociaciones dilatadas, salarios precarios y vidas personales fragmentadas.

La paradoja es brutal: en una era donde los viajes aéreos son más comunes y rentables que nunca, quienes los hacen posibles apenas sobreviven.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press