El horror bajo el eslogan: El escándalo funerario de Colorado y la deshumanización en nombre del lucro
Cómo una pareja lucró durante años con la muerte y el dolor ajeno, mientras el sistema estatal falló estrepitosamente en proteger los derechos básicos de los muertos y sus familias
Un secreto nauseabundo en el corazón de Colorado
El 5 de octubre de 2023, los residentes de Penrose, un pueblito rural en Colorado, dieron alerta a las autoridades por un olor "fétido e indescriptible" que salía de un edificio funerario. Lo que siguió dejó al país entero perplejo. En el local operado por la funeraria Return to Nature, propiedad de Jon y Carie Hallford, la policía encontró 191 cuerpos en avanzado estado de descomposición. Casi dos años después, el caso ha hecho visible no solo un acto indescriptible de negligencia y avaricia, sino también un estado fallido en la supervisión de servicios mortuorios.
El negocio de la muerte: lucro a costa del descanso eterno
Jon Hallford ya se encuentra condenado por cargos federales tras cometer fraudes relacionados con la pandemia de COVID-19. Sin embargo, lo más escandaloso son los 191 cargos por abuso de cadáver que enfrenta a nivel estatal, en un juicio que ha dado voz a los familiares devastados.
Durante al menos cuatro años, la pareja aseguró múltiples servicios funerarios, prometiendo cremaciones dignas. En realidad, almacenaban los cuerpos sin refrigeración, en plena descomposición, mientras entregaban a las familias cenizas falsas, compuestas de cemento seco.
Este horror logístico iba acompañado de una vida de lujo. Con el dinero recaudado, los Hallford compraron vehículos de alta gama como un GMC Yukon y un Infiniti valorados en $120,000, además de artículos de Tiffany & Co., criptomonedas y tratamientos de cosmética corporal. Todo, utilizando fondos obtenidos de víctimas del fraude y del gobierno federal por medio de programas de ayuda pandémica.
Una tragedia con nombre y rostro
El caso no solo es un número o una cifra fúnebre. Como expresó Tanya Wilson, quien viajó desde Georgia para estar presente en la audiencia de sentencia de Hallford: “Para mí, esto es el corazón del caso. Es la parte más atroz del crimen.”
Wilson había contratado la Return to Nature para la cremación de su madre. Años después, descubrió que las cenizas que esparcieron en Hawái no eran de su madre sino un polvo sin identidad. La verdadera tragedia era que el cuerpo de su madre se encontraba entre cientos, apilado en condiciones infrahumanas.
Al igual que Wilson, otras familias han sufrido traumas psicológicos severos. Al enterarse de la verdad, algunos tuvieron pesadillas, otros cuestionaron si las almas de sus familiares pudieron descansar en paz. Una madre, Crystina Page, exigió estar presente en la cremación verdadera de su hijo para asegurarse esta vez de que se cumplía lo prometido.
Una justicia inacabada: ¿basta con 20 años?
La fiscalía del Cuarto Distrito Judicial llegó a un acuerdo de culpabilidad que recomienda una condena de 20 años a Jon Hallford por abuso de cadáver, que correrá de forma concurrente con la sentencia federal. Esto ha causado indignación entre muchas familias.
“¿Por qué el estado cree que se merece un acuerdo así?”, preguntó Wilson. “Esto requiere una responsabilidad proporcional al horror cometido.” Si el juez rechaza el acuerdo, el caso podría ir a juicio, opción que algunos familiares prefieren para garantizar una pena más contundente.
Un sistema en colapso: la regulación negligente de las funerarias
Más allá de los horrores individuales, el escándalo destapa cómo Colorado ha fallado sistemáticamente en supervisar su red de funerarias. Durante años, tuvo las leyes más laxas en EE. UU. para la vigilancia de estos establecimientos. Hasta hace poco, no se requería ningún nivel de inspección estatal para operar una funeraria.
La empresa Return to Nature obtuvo su licencia en 2017. Para 2019, los cadáveres se acumulaban en su almacén clandestino. Muchos llevaban años sin ser procesados, totalmente irreconocibles, algunos sin ropa o amontonados entre líquidos corporales en descomposición.
Este no es un caso aislado. En abril de 2024, el Estado descubrió otros 20 cadáveres en descomposición en una funeraria de Pueblo, Colorado. Es evidente que el sistema de supervisión estatal está en crisis.
Engaño, fraude y un intento de impunidad
Los Hallford no solo ocultaron cadáveres y entregaron cenizas falsas; también engañaron al gobierno federal, recibiendo cerca de $900,000 en fondos de ayuda por COVID-19. Según el Departamento de Justicia, utilizaron identidades falsas y documentos alterados para fingir ser una empresa activa y comprometida con el cuidado póstumo cuando, en realidad, acumulaban horrores tras sus puertas cerradas.
Durante el tiempo de los crímenes, no solo cometieron vandalismo psicológico a través de la profanación de los cuerpos; también se burlaron de la confianza pública, del sistema médico e incluso del ritual más fundamental de humanidad: el duelo.
Las consecuencias humanas de la impunidad institucional
El estado de Colorado no solo fracasó en regular a tiempo a la Return to Nature, sino también en proveer justicia expedita y contundente. Muchos afectados consultados por medios como AP expresaron una sensación prolongada de dolor, impunidad y falta de reparación.
Cuatro cuerpos aún no han sido identificados. Esto genera no solo un vacío judicial, sino uno espiritual. En distintas culturas, el ritual debido a los muertos se vincula con el bienestar de las almas. El daño causado por los Hallford es triple: al cuerpo, al alma y a los vivos que los lloran.
¿Qué viene ahora? Escenario post veredicto
Carie Hallford también se declaró culpable, pero su sentencia aún está pendiente. Jon Hallford ha apelado su condena federal, y las familias víctimas están a la espera de saber si el juez Eric Bentley ratificará o rechazará el acuerdo de culpabilidad por 20 años.
La presión pública y mediática es intensa, y hay iniciativas en curso para cambiar la regulación estatal. Pero la reforma llega tarde para los cientos de familias que ya sufrieron el peor dolor imaginable: la revictimización de sus seres queridos fallecidos.
Una alerta nacional
Estados como Colorado deben servir como ejemplo de lo que no se debe permitir: vacíos legales, supervisión inexistente y estructuras institucionales que permiten que individuos como los Hallford proliferen durante años sin control.
En palabras de Tanya Wilson: “Todos deberíamos revisar qué sabemos de las funerarias a las que confiamos nuestros muertos. Esto no puede volver a pasar.”