Humpy Wheeler: El Showman que Transformó el Automovilismo en un Espectáculo Inolvidable
La leyenda de NASCAR que convirtió la experiencia del aficionado en el alma del deporte
La visión de un promotor sin igual
Howard Augustine "Humpy" Wheeler Jr., fallecido recientemente a los 86 años, no fue solo un ejecutivo de NASCAR. Fue el P.T. Barnum del automovilismo americano, un innovador incansable que revolucionó la forma en que se vive una carrera. Su carrera de casi cuatro décadas al frente del Charlotte Motor Speedway marcó un antes y un después en el espectáculo deportivo.
Nacido en Belmont, Carolina del Norte en 1938, Wheeler comenzó su trayectoria profesional en la industria del neumático en Firestone. No fue hasta 1975 que Bruton Smith, dueño del Charlotte Motor Speedway, lo nombró presidente y gerente general del circuito. Desde ese entonces, Wheeler no sólo organizó carreras, las transformó en eventos que rivalizaban con películas de Hollywood.
“Los Tres Ts” y el mantra de la experiencia del fanático
Humpy solía decir que una buena experiencia en el circuito se reducía a los “tres Ts: tickets, tráfico y toilets”. Bajo esa sencilla filosofía, trabajó para que cada persona que cruzaba las puertas del circuito disfrutara de una experiencia cinemática desde el momento en que estacionaba el automóvil hasta que se apagaban las luces.
Durante sus 33 años en Charlotte, creó eventos previos a las carreras que recreaban operaciones militares, espectáculos con helicópteros, efectos especiales y hasta robots gigantes como el famosas RoboSaurus, un monstruo mecánico que escupía fuego y destrozaba coches ante la mirada estupefacta de miles de espectadores.
"Queríamos ponerle un poco de technicolor a las vidas en blanco y negro de las personas", dijo Wheeler en una entrevista en 2006. Y lo cumplió con creces.
El arquitecto de innovaciones que cambiaron NASCAR
Wheeler fue pieza clave en la expansión de NASCAR hacia nuevas audiencias. Durante su mandato, el Charlotte Motor Speedway fue el primer circuito en:
- Construir condominios dentro del circuito para que los fanáticos pudieran vivir el deporte desde su hogar.
- Instalar luces de gran potencia para carreras nocturnas, lo cual inauguró una nueva era del entretenimiento.
- Añadir restaurantes panorámicos donde comer mientras se observa la carrera.
Estos avances le valieron a Charlotte el apodo de “El Hogar de NASCAR” y marcaron la pauta para otros circuitos del país.
Mentor y líder: El lado humano de Wheeler
No solo dejó huella en el espectáculo, también en las personas. Wheeler fue mentor de cientos en la industria del automovilismo, desde ejecutivos hasta pilotos, incluyendo al legendario Dale Earnhardt. Su llamado siempre fue a no olvidarse nunca del aficionado. "El corredor más importante no está en la pista —está en las gradas", solía repetir.
Su legado como mentor se solidifica aún más al ser uno de los impulsores del programa de Administración de Deportes a Motor en el Belmont Abbey College, donde buscaba formar nuevas generaciones de promotores con visión y humanidad.
Controversias y su amarga salida
Tras décadas de trabajo y éxito, Wheeler se retiró abruptamente en 2008 tras un duro enfrentamiento con su jefe y socio Bruton Smith. Aunque nunca trascendieron todos los detalles del conflicto, la salida fue amarga y dolorosa para ambas partes.
Sin embargo, esta no fue su despedida del automovilismo. Continuó aportando como consultor independiente y siguió formando parte del panel de votación del Salón de la Fama de NASCAR. Su última gran distinción llegó este año, cuando fue nombrado ganador del prestigioso Premio Landmark por su contribución extraordinaria al deporte, con planes de ser inducido al Salón de la Fama próximamente.
La herencia que dejó para el espectáculo automovilístico
Más allá del humo, las luces y los espectáculos, Humpy Wheeler entendía que el ADN del automovilismo era emocional. Por eso su legado es imborrable: promocionar carreras como eventos para sentir, no solo ver. Desde carreras de autobuses escolares entre semana, hasta ayudar a jóvenes talentos a iniciarse en ligas locales, cada pieza tuvo su firma meticulosa.
“Humpy fue un promotor de promotores. Un verdadero autor de momentos inolvidables”, dijo Winston Kelley, director ejecutivo del NASCAR Hall of Fame. Su impacto se nota aún hoy, donde cada circuito importante en EE. UU. ha implementado estrategias inspiradas —directa o indirectamente— en las que Wheeler instauró en Charlotte.
Incluso en lo más trivial, como los baños públicos, Humpy tenía una visión tangible: “Si los baños están sucios, no importa lo buena que sea la carrera”. Esa atención al detalle es, sin duda, lo que lo convirtió en leyenda.
Una despedida de carrera con bandera a cuadros
Humpy Wheeler falleció rodeado de su esposa Pat, sus hijos Traci, Patti y Trip, y sus cuatro nietos. El Charlotte Motor Speedway lo describió como “un líder único en su clase” y recordó su sonrisa contagiosa, su pasión irrefrenable y su deseo por mejorar la experiencia para todos los que aman los deportes a motor.
Las donaciones en su memoria se están redirigiendo al Belmont Abbey College Motorsports Management Program, en reflejo de su compromiso por profesionalizar esa pasión que convirtió en espectáculo nacional.
En palabras del propio Wheeler: “El espectáculo debe continuar, pero siempre con alma”. Y gracias a él, así seguirá siendo.