Hambre, guerra y política: el rostro mortal de la hambruna en Gaza

La ONU confirma la primera hambruna oficial en Medio Oriente: Gaza vive una catástrofe humanitaria sin precedentes agravada por la guerra y el bloqueo

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Un grito desde el epicentro del hambre

Gaza City, la urbe más grande de la Franja de Gaza, vive hoy una situación desesperada: la hambruna ha sido oficialmente confirmada por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), el máximo ente internacional en el análisis de crisis alimentarias. Es la primera vez que se declara formalmente una hambruna en el Medio Oriente y sus posibles consecuencias son devastadoras.

¿Cómo se llegó a este punto crítico? A lo largo de este artículo analizaremos las causas estructurales y políticas que han llevado a esta crisis humanitaria, las dudas en torno a la respuesta internacional, las cifras que estremecen y el futuro desesperanzador que se vislumbra si no hay un cambio de rumbo.

El concepto de hambruna: cuándo y cómo se declara

De acuerdo con la metodología de la IPC, se considera que existe una hambruna en una zona cuando se cumplen simultáneamente tres criterios:

  • El 20% de los hogares sufren una falta extrema de alimentos.
  • El 30% de los niños entre 6 meses y 5 años presenta malnutrición aguda o wasting (peso muy bajo para la estatura).
  • Al menos dos personas, o cuatro niños menores de 5 años, mueren por cada 10.000 habitantes al día debido a la desnutrición o enfermedades relacionadas.

El caso de Gaza, según el reporte publicado el viernes pasado por la IPC, califica con claridad en estos tres indicadores dentro de Gaza City. La malnutrición severa, la pérdida de peso acelerada y los fallecimientos por causas prevenibles son una realidad diaria.

El contexto de la guerra: raíz de la catástrofe

Israel y Hamas están enfrascados en un conflicto prolongado desde el 7 de octubre de 2023, cuando ataques del grupo militante desataron una ofensiva de gran escala por parte del ejército israelí. Durante estos casi dos años de guerra, Gaza ha sido objeto de bombardeos sistemáticos, desplazamientos forzados y un bloqueo humanitario en aumento.

"Hemos advertido durante meses que las restricciones al ingreso de ayuda humanitaria y la ofensiva militar estaban empujando al pueblo palestino a una crisis sin precedentes", denunció en marzo David Beasley, exdirector del Programa Mundial de Alimentos.

¿Negación o estrategia? La disputa sobre la narrativa

La respuesta del gobierno israelí ha sido negar constantemente estas acusaciones. El primer ministro Benjamin Netanyahu tildó los reportes de hambruna como "mentiras promovidas por Hamas". COGAT, la agencia israelí a cargo de la logística de ayuda a Gaza, calificó el informe de la IPC como "sesgado y falso".

No obstante, más de 500.000 personas en Gaza —un cuarto de la población— enfrentan niveles catastróficos de inseguridad alimentaria. Para organizaciones como Human Rights Watch, esta situación no es simplemente un colapso logístico, sino una herramienta de control militar. Chris Newton, del International Crisis Group, afirma: "El hambre forma parte autorizada de la estrategia israelí para doblegar a Gaza".

La respuesta humanitaria: un sistema colapsado

La Franja de Gaza ha dependido históricamente de la ayuda internacional para su abastecimiento básico. Sin embargo, la guerra actual ha bloqueado el ingreso de comida, medicinas y combustible. Aunque Israel asegura que más de 100.000 camiones de ayuda han ingresado desde el inicio del conflicto, organizaciones de la ONU como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Media Luna Roja Palestina afirman que la cantidad efectiva es insuficiente para sostener la vida.

Además, el nuevo sistema de entrega impuesto, con rutas que cruzan líneas militares y puntos de control israelíes, ha resultado impráctico y peligroso. Testigos y personal médico reportan que centenares de palestinos han sido abatidos al intentar acceder a convoyes de ayuda.

Las voces de los olvidados

Las historias de víctimas de hambre en Gaza no son estadísticas impersonales. Son rostros, nombres y familias que experimentan un descenso agónico hacia la inanición.

Yousef Sbeteh, residente de Gaza City, ve a sus dos hijos adolescentes consumirse. Su hija de 15 años, Aya, ha perdido un 30% de su peso. Su hijo Ahmad, herido por metralla, no se recupera por falta de alimentos ricos en proteínas. “Los doctores dicen que necesita carne, pescado y leche, pero yo no puedo dárselo”, afirma con impotencia.

En el hospital Shifa, el número de pacientes desnutridos se ha multiplicado. La enfermera australiana Kirsty Blacka, que trabajó hasta junio en el hospital Al-Quds, afirmó: "Hombres adultos llegaban pesando lo mismo que adolescentes, sin ninguna enfermedad previa, solo hambre".

Una tragedia anunciada ignorada por la diplomacia

El empeoramiento de las condiciones ha sido registrado por diversas agencias desde hace meses. En julio de este año, los expertos de la IPC ya advertían que el “escenario peor” de hambruna se perfilaba. Pero la declaración oficial del fenómeno llega con semanas de retraso, lo que limita la capacidad de reacción internacional.

Alex de Waal, autor de Mass Starvation, lo señala con crudeza: "Parece que los expertos tienen que gritar ‘¡Hambruna!’ antes de que el mundo preste atención, y cuando lo hace ya es demasiado tarde".

El papel de la comunidad internacional: ¿dónde están las acciones?

La declaración de la IPC debería activar una respuesta global inmediata. Sin embargo, la ONU se enfrenta a obstáculos logísticos y políticos. Estados Unidos, principal aliado de Israel, ha ejercido vetos en el Consejo de Seguridad que han bloqueado intentos de resolución humanitaria.

Mientras tanto, la Unión Europea se ha mostrado dividida y ambigua en sus posturas, y la mayoría de las naciones árabes, aunque vocales, no han logrado transformar su denuncia en acciones concretas efectivas.

El exembajador noruego Jan Egeland fue tajante al respecto: "La hambruna está ocurriendo frente a nuestros ojos, y el mundo, otra vez, falla en responder a tiempo".

El futuro inmediato: ¿puede evitarse una catástrofe mayor?

Los pronósticos no son alentadores. El informe más reciente del Comité de Revisión de Hambrunas (FRC) estima que para finales de septiembre, un tercio de la población de Gaza podría vivir en condiciones catastróficas de hambre.

Además, la posibilidad inminente de una nueva ofensiva israelí sobre Gaza City amenaza con interrumpir la poca ayuda que llega actualmente y multiplicar los desplazamientos de población ya debilitada físicamente. "Habrá mucha gente simplemente demasiado débil para evacuar", advierte la enfermera Blacka.

¿Y si fuera otra región del mundo?

Una pregunta incómoda resuena entre expertos humanitarios: ¿Habría actuado la comunidad internacional con mayor rapidez si esta crisis ocurriera en otro lugar que no fuera Gaza?

De Waal, de la World Peace Foundation, opina: "Hemos visto respuestas más audaces frente a crisis similares en Sudán del Sur o Somalia. Lo que ocurre en Gaza refleja un fracaso moral colectivo".

La historia juzgará a quienes mantuvieron el silencio o la ambigüedad en medio de una emergencia que evoluciona cada día hacia tragedias más profundas. Pero más allá de las condenas futuras, hoy miles de niños, mujeres y hombres enfrentan la muerte en uno de los puntos más densamente poblados del planeta. Gaza no necesita espera: necesita humanidad ya.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press