Mo’ne Davis y la nueva era del béisbol femenino profesional
La leyenda de la Little League resurge en los tryouts que abren paso a la histórica Women's Professional Baseball League
Un regreso entre nervios: Mo'ne Davis vuelve al diamante
Mo’ne Davis, conocida por haber roto barreras como la primera niña en ganar un juego como lanzadora en la Little League World Series en 2014, volvió a calzarse el guante y agarrar el bate. A sus 24 años, y tras cinco sin jugar competitivamente, participó en las tryouts de la nueva Women's Professional Baseball League (WPBL), una liga profesional de béisbol exclusivamente femenino que planea arrancar con seis equipos en 2026.
El evento tuvo lugar en la Academia Juvenil de Béisbol de los Washington Nationals en la capital estadounidense, y fue más que un simple proceso de selección: fue una afirmación cultural, un paso revolucionario hacia el reconocimiento profesional de las mujeres en un deporte históricamente masculino.
Una liga que nace sobre los hombros de pioneras
La WPBL no surge de la nada. Su cofundadora Justine Siegal lo dejó claro al inaugurar el evento:
“Estamos paradas sobre los hombros de otras pioneras. Ahora es su momento”.
Siegal, fundadora de Baseball For All, ha sido activista incansable por el acceso femenino al béisbol desde hace décadas. El lanzamiento de esta liga representa la culminación de años de movimientos feministas dentro del deporte y el inicio de una generación que podrá soñar en grande.
Atletas de todo el mundo compiten por un lugar
El alcance del evento fue global. Más de 600 mujeres de 10 países, incluyendo Japón, Australia y México, asistieron a las pruebas, con edades que iban desde los 17 hasta los 57 años. No todas lograron avanzar, pero la oportunidad y el ambiente comunitario marcaron la experiencia.
Entre ejercicios de velocidad, práctica de pitcheo y juegos de exhibición, cada jugadora mostró su pasión frente a entrenadoras y observadoras como Alex Hugo, exestrella de la selección estadounidense femenina de béisbol, y Tamara Holmes, leyenda de las Colorado Silver Bullets, equipo femenino profesional de la década de 1990.
De las ligas de sóftbol al sueño del béisbol
Muchas participantes compartieron la misma historia: fueron obligadas a cambiar de béisbol a sóftbol en la adolescencia por barreras de género. Heather Strong de Massachusetts, hoy azafata, lo describe con una mezcla de nostalgia y frustración:
“Todos los niños se unieron al equipo de béisbol del instituto, yo tuve que cambiar a sóftbol y aprender un deporte totalmente distinto”.
Casos similares se escucharon por todas partes. Allison Dougherty, empresaria de Florida, expresó:
“Siempre quise jugar béisbol, pero me forzaron al sóftbol porque soy mujer. Esta oportunidad significa todo para mí”.
Este momento, más que una prueba, fue una reivindicación de décadas de sueños suprimidos.
Veteranas que ahora inspiran
Jugadoras ya firmadas como la lanzadora japonesa Ayami Sato y la estrella canadiense Alli Schroder participaron como mentoras, apoyando a una nueva generación de atletas. La propia Tamara Holmes se mostró conmovida:
“No me di cuenta del impacto hasta que llegué aquí. No todos los días puedes decir que fuiste parte de algo así desde el primer día”.
Holmes subrayó que muchas participantes vienen del sóftbol, lo cual representa cierta dificultad técnica en el pase a béisbol:
“He visto que jugadoras de béisbol se adaptan muy bien al sóftbol, pero hacer el cambio inverso puede ser difícil. Sin embargo, hay muchas con el talento para lograrlo”.
El simbolismo de Mo'ne Davis: pasado, presente y futuro
Davis hizo práctica de bateo, trabajó en el jardín central y participó en sesiones de bullpen. Aunque confesó estar nerviosa, al llegar al campo sus memorias y experiencias pasadas le dieron confianza:
“He estado aquí muchas veces. Jugar aquí, ver caras conocidas... eso me calmó”.
Es difícil no reflexionar sobre la simbología de su trayectoria: niña prodigio del béisbol que desafió expectativas a los 13 años, y ahora adulta que ayuda a consolidar la infraestructura profesional necesaria para que otras mujeres sigan sus pasos.
Una historia colectiva
Para muchas mujeres presentes, como Strong o Dougherty, simplemente asistir ya fue un logro emocional. La posibilidad de ser parte de la primera liga profesional femenina en más de 80 años es histórica. Tal como afirmó Strong:
“Esto significa el mundo para niñas por todo el país. Sin importar de dónde vengan, ahora saben que también pueden jugar béisbol profesionalmente”.
Ese sentimiento se replicó por todo el parque. No era solo una liga nueva. Era una afirmación de que el diamante también es lugar para las mujeres.
Contexto histórico: el largo camino hacia la equidad
La última vez que existió una liga profesional femenina de béisbol en Estados Unidos fue durante la Segunda Guerra Mundial con la All-American Girls Professional Baseball League, inmortalizada en la película A League of Their Own (1992). Sin embargo, dicha liga duró menos de 10 años.
Desde entonces, las mujeres han sido relegadas a experiencias recreativas, escolares o competencias internacionales sin estructura profesional permanente.
Iniciativas como las de Siegal y la visibilidad alcanzada por Davis están abriendo un nuevo capítulo. Hoy se plantea una liga completa, con proyección mediática, patrocinadores y una red de desarrollo internacional.
Lo que viene: ¿el futuro del béisbol femenino?
Según la organización, la Women's Professional Baseball League planea comenzar su primera temporada en 2026 con seis equipos en ciudades estratégicas de Estados Unidos. Cada equipo contará con cuerpos técnicos mixtos, oportunidades de formación continua, programas juveniles e incluso alianzas con MLB para compartir recursos.
Se espera que las siguientes fases incorporen academias, draft de talentos internacional y una plataforma de streaming dedicada a transmitir los partidos. Entre los objetivos está también la expansión a nivel global, para incluir franquicias de América Latina, Europa y Asia.
Mo'ne Davis podría, una vez más, ser el faro que ilumine este sendero. Su experiencia, autenticidad y calidad deportiva la convierten no solo en competidora, sino en símbolo para generaciones enteras.
Este no es solo un intento más. Es el inicio de un proyecto que, si prospera, cambiará para siempre la narrativa sobre mujeres en el béisbol.