Perros callejeros en Nueva Delhi: entre la compasión y el caos urbano
La Corte Suprema de India ordena devolver a su lugar de origen a perros callejeros, encendiendo el debate entre derechos de los animales, salud pública y gestión urbana
¿Qué lugar ocupan los animales en las grandes ciudades? ¿Hasta qué punto una mascota sin dueño puede ser parte de la comunidad? Y lo más importante: ¿cómo equilibrar el respeto por la vida animal con la seguridad pública?
Estas preguntas han cobrado protagonismo en la capital de India, Nueva Delhi, luego de una controvertida decisión judicial que revirtió una orden previa de reubicar permanentemente a todos los perros callejeros en refugios. Ahora, los animales esterilizados y vacunados deberán ser regresados a los barrios de donde fueron recogidos, y además, se establecerán lugares designados para alimentarlos en toda la ciudad.
Una ciudad compartida con más de 700,000 perros
Se estima que Nueva Delhi alberga entre 500,000 y 1 millón de perros callejeros. Este fenómeno, si bien común en otras megaciudades asiáticas, en Delhi se desborda: los caninos están en todas partes —desde parques hasta autopistas— y muchas veces se integran a la dinámica barrial como parte del ecosistema humano.
Pero esta convivencia no está exenta de conflicto. Según datos hospitalarios citados en medios locales, se registran hasta 2,000 casos de mordeduras de perro al día en la ciudad. En muchos casos, las víctimas son niños. Y si bien la mayoría de los perros no es peligrosa, hay una minoría cuyos comportamientos agresivos o infecciones como la rabia representan una amenaza grave.
La rabia: una amenaza mortal
India registra aproximadamente 36% de todas las muertes por rabia en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. La enfermedad, transmitida principalmente por mordeduras de perro, es mortal en el 99% de los casos si no se trata con vacunas tras el contagio.
En un país donde los servicios de salud pública son de difícil acceso para millones de ciudadanos, la proliferación de perros sin supervisión médica supone un peligro. La revista BMJ Global Health alertó en un estudio de 2022 que más de 20,000 personas mueren al año por rabia en India.
La sentencia judicial: animales con derechos… y vecinos en alerta
Todo comenzó con una decisión del 11 de agosto de este año, cuando el más alto tribunal de India dictaminó que todos los perros callejeros debían ser esterilizados, vacunados y trasladados a refugios permanentes. La justificación: proteger la seguridad pública.
Activistas por los derechos de los animales y asociaciones de residentes respondieron con una apelación. Entre sus argumentos, adujeron que el retiro masivo era impracticable, dañino para los propios perros y no se alineaba con la Ley de Prevención de Crueldad contra los Animales.
Finalmente, la Corte Suprema modificó su propio fallo este viernes 16 de agosto, ordenando que los perros sean devueltos a los barrios de donde fueron removidos tras ser tratados y que se designen espacios específicos donde puedan ser alimentados sin incurrir en molestias o peligros para los vecinos.
Un dilema ético de vieja data
India ha tenido desde hace décadas una relación ambivalente con sus perros callejeros. Por un lado, existe una simpatía cultural y espiritual por estos animales, sobre todo en el hinduismo, donde varios dioses están acompañados por perros. Por otro lado, la falta de infraestructura y políticas públicas eficaces ha generado una crisis de gestión canina urbana.
Activistas locales señalan que muchos de estos perros viven entre la miseria y el abandono, alimentados ocasionalmente por vecinos compasivos, pero expuestos a accidentes, enfermedades y maltrato.
Entre las organizaciones involucradas en la apelación al fallo inicial se encontraban People for Animals y la Federation of Indian Animal Protection Organisations. Argumentan que los caninos pueden coexistir con los humanos si existe una política de gestión responsable, campañas de esterilización sostenidas y educación en salud pública.
¿Qué dice la ciencia sobre las poblaciones callejeras?
Modelos científicos aplicados en países como Nepal, Brasil o México han demostrado que una relocalización total o eliminación de perros callejeros no reduce la población a largo plazo. Al contrario, tiende a producir un “vacío ecológico” que nuevas camadas o perros migrantes de áreas cercanas ocupan rápidamente.
Según un estudio del Royal Veterinary College en 2021, la solución más estable es una combinación sostenida de esterilización, vacunación masiva y alimentación controlada. Este plan, sin embargo, requiere de infraestructura, recursos financieros y participación ciudadana activa.
Alimentar con responsabilidad: ¿cómo lograrlo?
Uno de los puntos más polémicos del fallo judicial fue instruir a las autoridades a que establezcan zonas designadas para alimentar a los perros callejeros. Esta medida busca conciliar la empatía de los ciudadanos que desean cuidar a los animales con la necesidad de mantener el orden y la higiene pública.
Las autoridades locales aún no han anunciado cómo o dónde se implementarán estos espacios, pero se espera que estén ubicados lejos de escuelas, hospitales o zonas residenciales densamente pobladas. Los activistas celebran esta medida como un paso hacia la convivencia armónica, aunque exigen que esté regulada y fiscalizada para evitar abusos o acumulación de basura.
¿Un ejemplo para otras ciudades?
Ciudades como Estambul, Roma o Buenos Aires también enfrentan desafíos con sus poblaciones de perros callejeros. En Turquía, por ejemplo, la ley prohíbe sacrificar animales callejeros, pero promueve la adopción e involucra a los municipios en su cuidado diario. En Estambul, es común ver comederos públicos automáticos que ofrecen alimento y agua a cambio de botellas reciclables, combinando el cuidado animal con el reciclaje.
Delhi podría mirar estos ejemplos para construir un sistema más integral, donde los perros no solo sean tolerados, sino protegidos y vigilados, sin que eso implique sacrificar la seguridad humana.
¿Qué dice la gente?
Las reacciones en redes sociales y medios indios han sido polarizadas. Muchos habitantes expresaron alegría y alivio por la decisión, agradeciendo a las organizaciones que intervinieron. “Estos animales son parte de nuestras vidas, no ladrones de parques”, decía uno de los comentarios en X (Twitter).
Otros, sin embargo, se mostraron preocupados por el retorno de los perros a calles con alta densidad escolar o en barrios donde ya hubo ataques: “Mi hijo fue mordido dos veces este año. No estamos en contra de los perros, pero la salud y seguridad deben ser prioridad”, escribió una madre en Facebook.
El desafío para las autoridades radica precisamente en eso: sostener políticas que respeten la dignidad animal, sin desproteger a la ciudadanía.
Una convivencia posible, pero compleja
Lo ocurrido en Delhi no solo es una anécdota local: es una historia contemporánea de las tensiones entre desarrollo urbano, ética, salud pública y ecología. ¿Puede una megaciudad convivir con medio millón de perros callejeros sin caer en el caos?
La respuesta aún está por construirse. Pero si algo enseña esta sentencia, es que cualquier política pública que ignore la vida —humana o animal— está condenada al fracaso.
Quizá el futuro no sea libre de perros en las calles, sino libre de peligros en la convivencia. Y eso comienza con responsabilidad, compasión... y acción inteligente.