Reconciliación y geopolítica en Asia: La visita histórica de Lee Jae Myung a Japón
Un análisis de los nuevos vientos diplomáticos entre Corea del Sur y Japón frente al desafío de Estados Unidos, China y Corea del Norte
Un momento clave para Asia: el giro diplomático de Seúl
En un movimiento diplomático crucial que marca un aparente viraje estratégico en el noreste asiático, el presidente surcoreano Lee Jae Myung viajó a Tokio para sostener su primera cumbre bilateral completa con el primer ministro japonés Shigeru Ishiba. Este encuentro no es sólo simbólico: refleja una reconfiguración pragmática del eje Seúl-Tokio-Washington y un renovado ímpetu para reparar relaciones históricamente tensas.
Lo más llamativo de esta visita es su orden: Lee eligió visitar Tokio antes que Washington, una decisión poco convencional que ha sido muy bien recibida por los diplomáticos japoneses. Este gesto podría redefinir la dinámica regional, enviando un mensaje claro: la cooperación regional es tan vital como la alianza con Estados Unidos.
El simbolismo de una visita cuidadosamente diseñada
El momento tampoco es casual. Este año se cumple el 60º aniversario de la normalización de los lazos diplomáticos entre Corea del Sur y Japón. Por ello, más allá de los acuerdos concretos que puedan salir de la visita —como los visados exprés para surcoreanos o programas de vacaciones laborales—, el énfasis está en la amistad renovada y en la gestión de intereses comunes.
Entre los temas abordados están la creciente amenaza nuclear de Corea del Norte, y la expansión de la influencia China en la región, así como la urgente necesidad de mejorar la coordinación trilateral con Estados Unidos.
¿Qué gana Japón con esta cumbre?
Para el primer ministro japonés Shigeru Ishiba, la visita también tiene valor político interno. Tras la derrota electoral de su partido en junio, Ishiba se ha enfrentado a presiones de sus rivales conservadores para que renuncie al cargo. La cumbre presenta una oportunidad para recuperar apoyo popular y fortalecer su imagen como líder global.
Además, Japón ya ha alcanzado un acuerdo comercial con Estados Unidos sobre aranceles, lo que le da ventaja sobre Corea del Sur y permite un mejor posicionamiento regional. Al coordinarse con Lee antes de su visita a Washington, Ishiba demuestra una liderazgo activo en la estrategia diplomática del Este Asiático.
Las heridas del pasado: ¿reconciliación real?
Las relaciones entre ambos países han estado marcadas por profundas heridas históricas. La colonización japonesa entre 1910 y 1945 dejó una larga lista de agravios: trabajo forzado, explotación sexual de mujeres coreanas conocidas como "mujeres de consuelo" y una ocupación brutal.
Sin embargo, hay signos de reconciliación. En un discurso conmemorando la liberación del dominio japonés, Lee expresó su deseo de superar los agravios del pasado, aunque también pidió que Japón se enfrente a las heridas aún no cerradas con honestidad. Por su parte, Ishiba restauró la palabra “remordimiento” en su discurso del 15 de agosto, conmemorando la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, algo que no se había hecho desde 2013, durante el mandato de Shinzo Abe.
Lee Jae Myung: ¿un nuevo estilo de diplomacia pragmática?
Varios analistas, como Rintaro Nishimura de The Asia Group en Tokio, sostienen que Lee está aplicando una diplomacia pragmática, centrada en resultados tangibles y en mejorar los lazos bilaterales como pilar para fortalecer la relación trilateral con EE.UU. “Obviamente los aranceles juegan un rol clave, pero también fue un gesto de Lee para demostrar que Japón es un socio prioritario”, dijo Nishimura.
Y es que el presidente surcoreano tiene una agenda complicada cuando viaje próximamente a Washington, donde discutirá temas cruciales como el comercio, la industria tecnológica y la seguridad regional. Una alianza sólida con Japón aumentará su poder de negociación.
¿Qué se espera de aquí en adelante?
Entre las propuestas discutidas en la cumbre destacan:
- Visados expedidos con rapidez para sudcoreanos, especialmente empresarios.
- Intercambios culturales y programas de vacaciones-trabajo para jóvenes.
- Refuerzo de la cooperación en defensa y seguridad ante amenazas regionales.
- Intercambios académicos y tecnológicos en áreas como inteligencia artificial, defensa cibernética y energías limpias.
La sombra de Corea del Norte y China
Corea del Norte no da señales de abandonar su programa nuclear; de hecho, ha intensificado sus pruebas con misiles balísticos y ha reforzado su alianza con Rusia. Por su parte, China insiste en su expansión regional, incrementando tensiones en el Mar de la China Meridional y presionando a Taiwán diplomáticamente.
Frente a este contexto, la unidad entre Japón y Corea del Sur se vuelve crucial. Aunque Washington sigue siendo el eje de seguridad, una alianza fuerte entre los dos vecinos puede representar un poderoso contrapeso frente a las amenazas externas.
¿Una cooperación real o un espejismo diplomático?
Si bien los resultados concretos de la cumbre pueden parecer limitados o ceremoniales, el simbolismo y la voluntad política detrás del encuentro son invaluables. En años anteriores, ambos países han permitido que las disputas históricas impidan una cooperación estratégica efectiva. Hoy, los desafíos comunes podrían finalmente estar catalizando una nueva etapa.
Como dijo Lee durante su visita, “El futuro no se construye ignorando el pasado, pero tampoco se forja estancándose en él”.
Datos relevantes y contexto histórico
- 1910-1945: Periodo de colonización japonesa de Corea.
- 1965: Corea del Sur y Japón normalizan relaciones diplomáticas.
- 2018: La Corte Suprema surcoreana ordena indemnizaciones a víctimas de trabajo forzado, generando tensiones diplomáticas.
- 2023: Se realizan esfuerzos para resolver el tema del trabajo forzado con fondos alternativos a los implicados japoneses.
Según datos del gobierno surcoreano, el comercio bilateral alcanzó los 90.000 millones de dólares en 2023, con Japón como el tercer socio comercial de Corea del Sur.
La incógnita estadounidense
El papel de Estados Unidos sigue siendo determinante, pero impredecible. Con una atención creciente hacia conflictos como Ucrania o Israel, y en un año electoral que podría traer de vuelta a Donald Trump, los aliados asiáticos buscan mayor autonomía estratégica. Es aquí donde la cooperación regional cobra tanto valor.
¿Un nuevo capítulo para Asia?
Todo indica que sí. Con más madurez política, una ciudadanía que exige cooperación antes que confrontación, y desafíos comunes que obligan a alianzas más pragmáticas, Japón y Corea del Sur podrían estar escribiendo el prólogo de una era geopolítica distinta en Asia Oriental. Su capacidad de sostener este acercamiento será la clave para enfrentar un siglo XXI cada vez más complejo y multipolar.