Gaza en hambruna: el rostro humano de una crisis invisible
Testimonios desgarradores de médicos y familias revelan el colapso humanitario en medio del conflicto
Un grito de hambre en el corazón de Gaza
"La magnitud del hambre es lo que realmente rompe el corazón". Así describe el doctor Mohammed Adeel Khaleel, un cirujano voluntario de Texas, la situación que encontró al llegar al Hospital Al-Ahli en Ciudad de Gaza. No era su primera misión humanitaria, pero sí la más desgarradora. El caso que narra resume la gravedad del momento: un adolescente de 17 años herido de bala al intentar conseguir alimento, esquelético, levanta la mano vendada para señalar su boca vacía. Hambre. Dolor. Desesperación.
La hambruna ya está aquí
La Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria (IPC), la máxima autoridad en crisis de hambre a nivel mundial, confirmó recientemente lo impensable: la hambruna ya se encuentra en partes de Gaza. Y no se detiene: amenaza con extenderse hacia el sur, a zonas como Deir al-Balah y Jan Yunis.
Solo en las 24 horas siguientes a este anuncio oficial, fallecieron ocho personas por causas asociadas a la desnutrición, elevando el número total de muertes por hambre durante la guerra a 281, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Una tragedia anunciada
Durante meses, diferentes organismos internacionales como la ONU y ONGs médicas habían alertado sobre el riesgo inminente de hambruna. El bloqueo de Israel, prolongado por dos meses y medio, y las restricciones al ingreso de ayuda humanitaria, fueron minando las condiciones de vida en la Franja.
Israel, por su parte, ha rechazado el informe de la IPC, alegando que es "una mentira absoluta" y señalando sus recientes esfuerzos por facilitar la entrada de alimentos. Además, responsabiliza a Hamas de desviar la ayuda, acusación que las Naciones Unidas niegan, responsabilizando más bien a la ruptura del orden y a las restricciones impuestas por las fuerzas israelíes.
Niños que se apagan sin guerra, pero por hambre
Uno de cada seis niños menores de cinco años en Gaza sufre de desnutrición aguda, según la organización estadounidense MedGlobal, presente en cuatro de las cinco gobernaciones del enclave. Esta alarmante estadística no solo implica crecimiento detenido o baja de peso, sino también riesgo directo de muerte si no se actúa.
La historia de Aya Sbeteh, una jovencita de 15 años, expone esta realidad con crudeza. Tras sobrevivir a un bombardeo, su recuperación médica ha sido frenada por la desnutrición. "Solo tenemos legumbres como lentejas, a veces. Incluso la harina está fuera de nuestro alcance", relató su padre, Yousef Sbeteh.
Sin comida, sin medicamentos, sin esperanza
Los doctores también enfrentan escasez crítica de suplementos nutricionales intravenosos, fundamentales para mantener con vida a los pacientes más debilitados. En el Hospital Shifa, el joven Karam Akoumeh, herido al salir a buscar harina, ahora pesa apenas 35 kg, frente a los 62 que tenía antes de la guerra.
Su padre, Atef, recorrió todos los hospitales de Gaza sin éxito, buscando suplementos. La incapacidad para alimentarse por vía oral —debido a daños en su intestino— empeoró su ya alarmante pérdida de peso.
¿Qué es una hambruna oficialmente?
Según la Clasificación de Fases de Seguridad Alimentaria Integrada (IPC), una zona entra en fase de hambruna (fase 5) cuando, entre otros criterios, al menos el 20% de la población sufre niveles extremos de escasez alimentaria, se observa una prevalencia de desnutrición aguda superior al 30% y las tasas de mortalidad diarias exceden 2 por cada 10.000 personas.
Gaza cumple, e incluso supera, todos estos indicadores.
Luchar por una bolsa de harina
Fuera de los hospitales, el caos es igual o peor. Palestinos desplazados dentro de Gaza informan que comen solo una vez al día. La carne, el pollo y los productos lácteos han desaparecido, y las pocas verduras disponibles son inasequibles para la mayoría.
“Estamos hambrientos. ¿Se puede estar más hambriento que ahora? No queda nada”, dice Dalia Shamali, una mujer desplazada en repetidas ocasiones desde su hogar en Shijaiyah.
Incluso cuando Israel relajó momentáneamente el bloqueo permitiendo algo de ingreso de alimentos, la inflación persistente hace imposible el acceso para muchas familias que ya lo han perdido todo.
Fronteras cerradas a la vida
El cerco por tierra, mar y aire se mantiene prácticamente intacto. Las rutas humanitarias, controladas por las fuerzas israelíes, son escasas, y los convoyes de Naciones Unidas y otras ONGs sufren interrupciones, redireccionamientos o ataques. Sin condiciones de seguridad ni personal suficiente, la entrega es una carrera contra el tiempo y contra la muerte.
“Vemos el hambre en los cuerpos”
Para el doctor Khaleel, los signos son cada vez más evidentes. Ropa quirúrgica cortada en cuerpos que revelan huesos expuestos, vientres hundidos, brazos que parecen palillos. “Estos pacientes que tratamos... no están obteniendo las calorías suficientes para sobrevivir”, afirmó.
No se trata solo de falta de comida, sino de una falla sistémica en el acceso básico a la vida en medio del conflicto.
Niños, mujeres embarazadas y pacientes en terapia intensiva: los más vulnerables
La desnutrición no se distribuye de manera uniforme. Según MedGlobal y el personal médico local, hay tres grupos principales que están siendo afectados de manera desproporcionada:
- Niños menores de 5 años – Riesgo de muerte elevado por diarrea, infecciones respiratorias y otras enfermedades relacionadas a la desnutrición.
- Mujeres embarazadas – La falta de nutrientes afecta tanto a la madre como al feto, aumentando el riesgo de partos prematuros y defectos congénitos.
- Pacientes post-operatorios – Sin proteína adecuada, los tejidos no sanan y las infecciones se vuelven mortales.
¿Puede Gaza soportar más?
La IPC ha declarado que si no se alcanza un alto el fuego inmediato y un ingreso masivo de ayuda humanitaria, la hambruna se expandirá por toda la franja. Los expertos predicen que el número de muertes por hambre podría duplicarse en cuestión de semanas.
Mary-Ellen McGroarty, directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en los territorios palestinos, dice que “nunca he visto una crisis de hambre creada con tal rapidez”. Según ella, la combinación de bloqueo prolongado, destrucción de infraestructuras, ataques a gran escala y desplazamiento masivo ha formado una tormenta perfecta.
¿Reacción global o indiferencia continua?
La comunidad internacional, a pesar de algunas condenas y llamados al cese de fuego, aún no ha logrado implementar una vía clara de acceso humanitario sostenido. Las situaciones extremas suelen requerir medidas extremas. Pero la inacción política global está permitiendo que una tragedia de escala histórica ocurra ante los ojos del mundo entero.
Mientras tanto, los testimonios como los del doctor Khaleel y cientos de médicos y enfermeros en Gaza se convierten en los únicos faros de humanidad persistente dentro del abismo.
“Yo solo soy un médico, pero si no cuento esto, ¿quién lo hará?”, concluyó.
La historia de Gaza no solo es una narrativa de guerra, sino del colapso de nuestra capacidad colectiva de prevenirla.