Olas de calor extremo azotan el oeste de EE. UU.: una real amenaza para la salud pública
Millones bajo advertencia por calor peligroso mientras se rompen récords históricos de temperatura en la región
Una peligrosa ola de calor está azotando el oeste de Estados Unidos, afectando a estados como Washington, Oregón, California del Sur, Nevada y Arizona. Las autoridades han emitido advertencias extremas debido a las temperaturas récord, las cuales no solo están afectando el día a día de millones, sino también planteando serios riesgos para la salud pública.
El colapso térmico: cifras alarmantes
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), más de 1.2 millones de personas estaban bajo riesgo extremo de calor el sábado, con temperaturas que superaron los 42°C (107°F) en algunas zonas. En total, casi 20 millones de personas enfrentaban condiciones de calor elevado que ponían en riesgo a los trabajadores al aire libre, personas sin acceso a aire acondicionado y aquellos con condiciones de salud preexistentes.
Particularmente preocupantes son las condiciones en Tucson, Arizona, y en regiones del interior del sur de California, donde las noches no ofrecen alivio térmico. En Portland, Oregón, se registró una temperatura histórica de 39°C (102°F) el 22 de agosto, rompiendo el récord anterior de 36.7°C (98°F) establecido en 1942. Esta región ya había experimentado una ola de calor mortal en 2021, cuando más de 100 personas murieron, en su mayoría adultos mayores que vivían solos.
Impactos tangibles en la comunidad
El evento anual “Hood to Coast”, una carrera de relevos que transporta a atletas desde el Monte Hood hasta la costa del Pacífico, se vio severamente afectado. Un participante, David Loftus, colapsó tras correr solo 6.4 kilómetros. “Me dijeron que empecé a tambalearme y una persona extraña me atrapó antes de que golpeara el suelo”, comentó en entrevista telefónica. A pesar de haberse hidratado y rociado con agua, el calor lo venció. Fue hospitalizado y dado de alta posteriormente.
Las autoridades médicas informaron que se registraron 16 visitas de emergencia relacionadas con el calor ese mismo día, seis de ellas participantes de esta carrera.
Viviendo bajo el sol abrasador
Pero no son solo atletas los que sufren. En ciudades como Las Vegas o Los Ángeles, los trabajadores de la construcción, repartidores y jardineros batallan con temperaturas que suben por encima de los 45°C. Aunque muchas industrias intentan alterar horarios, el riesgo sigue latente. Y más preocupante aún, las personas sin hogar enfrentan el peligro sin opciones de protección.
En California, socorristas del condado de Los Ángeles reportaron numerosas emergencias en lagos y playas donde personas trataban de refrescarse. Según registros médicos, los ingresos hospitalarios por insolación y golpes de calor han aumentado un 25% comparado con el promedio de los últimos cinco años.
Peligros ocultos: noches sin alivio
Uno de los aspectos más alarmantes de esta ola de calor es la falta de alivio nocturno. Incluso durante la noche, las temperaturas se mantienen peligrosamente altas. Esta condición impide la recuperación fisiológica del cuerpo y es un problema crítico para personas con enfermedades cardiovasculares.
Especialistas del CDC han advertido que las noches cálidas aumentan el riesgo de mortalidad súbita, especialmente entre adultos mayores. “Dormir en temperaturas por encima de los 30°C interrumpe el sueño, eleva la presión arterial y puede ser mortal para ciertos grupos,” afirmó el epidemiologista Dr. Alan Brown.
Historial climático que no se puede ignorar
Los eventos extremos no son sucesos aislados. En junio de 2021, Portland enfrentó una ola histórica alcanzando los 46°C (116°F). La ciudad no estaba preparada, y eso resultó en más de 100 muertes, la mayoría de adultos mayores. Desde entonces, ciudades de la región han empezado a implementar sistemas de alerta y centros de enfriamiento, pero la preparación aún es desigual.
Comunidades vulnerables en el centro de la crisis
No todas las comunidades están igualmente protegidas. En barrios históricamente marginados, donde faltan espacios verdes y el acceso al aire acondicionado es limitado, el impacto es desproporcionado. Un estudio publicado en Environmental Research Letters reveló que los vecindarios de minorías raciales en ciudades como Phoenix, Las Vegas y Sacramento son hasta 7°C más calientes que zonas residenciales adineradas debidamente forestadas.
Esto es lo que se conoce como injusticia climática. Los efectos del calor se exacerban por condiciones sociales: viviendas mal aisladas, menor acceso a salud, falta de recursos para comprar dispositivos de enfriamiento.
¿Cómo protegerse?
- Evita salir entre 11 a.m. y 5 p.m.
- Bebe al menos 2 litros de agua al día, incluso si no tienes sed.
- Usa ropa liviana, clara y transpirable.
- Permanece en lugares con aire acondicionado.
- Revisa a familiares y vecinos mayores.
Y si no tienes acceso al aire acondicionado, acude a los centros de enfriamiento habilitados por las autoridades locales. Muchas bibliotecas, centros comunitarios y refugios están funcionando como refugios climáticos.
Mirando al futuro: ¿esto es la nueva norma?
La cuestión más preocupante es si estos eventos extremos se convertirán en la normalidad. Según el programa climático de NASA, eventos de calor extremo serán más frecuentes, intensos y prolongados debido al cambio climático. En los últimos 50 años, la frecuencia de olas de calor en EE.UU. ha triplicado, y su duración ha aumentado en un 25%.
Expertos en climatología no se sorprenden por lo que está ocurriendo en el oeste del país. “Estamos viendo exactamente lo que los modelos climáticos predijeron: más calor, más incertidumbre, más impacto en comunidades vulnerables,” concluye la Dra. Cynthia Rogers, del Centro Nacional de Aplicaciones Climáticas.
¿Una llamada de atención irreversible?
La historia de David Loftus, el aumento en emergencias médicas, los récords históricos superados —todo apunta a un futuro donde la adaptación será vital para la supervivencia. No alcanza con reaccionar; es hora de planificar resiliencia. Con temperaturas que no dan tregua ni de día ni de noche, la resiliencia urbana, la equidad climática y la conciencia ciudadana son más urgentes que nunca.
No se trata solo de calor. Se trata de vidas.