Bob Uecker: La voz que dio alma a los Milwaukee Brewers

Entre risas, béisbol y legado eterno: el homenaje que unió a una ciudad y a varias generaciones

Un hombre, una voz, una era

Bob Uecker no fue una estrella del diamante por sus estadísticas como jugador. Con un promedio de bateo de .200, él mismo solía bromear sobre sus números mediocres. Y, sin embargo, su legado trasciende cualquier cifra. Durante 54 temporadas, Uecker fue más que un narrador de partidos para los Milwaukee Brewers: fue la voz que unió a generaciones frente al radio, fue el alma de un equipo que encontró en él su figura más simbólica.

El pasado fin de semana, los Brewers ofrecieron un emotivo homenaje póstumo a quien fuera su voz inconfundible durante más de medio siglo. La ciudad de Milwaukee fue escenario de una ceremonia llena de anécdotas, recuerdos, lágrimas y muchas sonrisas en honor a quien muchos consideran, sin exagerar, Mr. Brewers.

De scout a ícono inmediato

Curiosamente, Bob Uecker no fue contratado inicialmente como locutor. En una de esas ironías del destino, tuvo su primer trabajo con los Brewers como scout. Pero como recordó el excomisionado de la MLB y también exdueño del equipo, Bud Selig, bastó un reporte de evaluación cubierto en puré de papas y salsa para entender que Uecker estaba destinado a otra cosa.

“El primer informe de scouting que envió tenía puré y salsa por todo el papel”, relató Selig entre risas durante la ceremonia. De inmediato supieron que su talento estaba frente al micrófono, no tras el radar.

Un evento para la historia

La ceremonia celebrada en American Family Field tuvo todos los ingredientes del evento perfecto: emociones sinceras, estrellas del béisbol, figuras del entretenimiento, y un público totalmente entregado. Todo el equipo de los Brewers portó camisetas con “UECK” en la espalda, y Bob Uecker Jr. lanzó la primera bola del juego acompañado de Robin Yount, miembro del Salón de la Fama y amigo cercano de su padre.

El palco de prensa del estadio fue renombrado “Bob Uecker Broadcast Center” y se presentó una medalla actualizada con su nombre y un micrófono, junto a los números retirados de las viejas leyendas del club. Además, los pasillos del estadio fueron adornados con recuerdos, fotos y sus inconfundibles sacos a cuadros.

“Juuuust a bit outside”: más que una frase, una identidad

Si bien Uecker fue adorado por los fanáticos del béisbol, también construyó una carrera notable como figura del entretenimiento. Fue un invitado habitual en el show de Johnny Carson, y se convirtió en una figura de culto con su papel como el sarcástico narrador Harry Doyle en la película “Major League”. Su frase “Just a bit outside” es parte del folklore no solo de los Brewers, sino del béisbol en general.

En la ceremonia, muchos fanáticos portaron camisetas con la famosa frase. Uno de ellos, John Colson, dijo: “Bob Uecker fue mi infancia entera. Escuchar sus transmisiones y asistir a los juegos formó parte de los mejores recuerdos. Él era el Sr. Béisbol, él era Milwaukee”.

Un narrador de élite con humor de oro

Bob Uecker tenía una capacidad especial para combinar conocimiento profundo del juego con un sentido del humor brillante. Muchos lo consideran un comunicador subestimado, y el periodista Bob Costas lo dejó claro: “Si nunca hubiera dicho algo gracioso en su vida y solo lo juzgáramos por su habilidad como locutor, aún así sería miembro del Salón de la Fama del béisbol. Era uno de los mejores en radio”.

Incluso en sus últimos días, lidiando con un cáncer de pulmón de células pequeñas, su amor por los Brewers y por su audiencia no disminuyó. Su transmisión final, tras una amarga derrota en playoffs ante los Mets, cerró con una frase simple pero desgarradora: “Esa dolió bastante”. Bob Costas comentó que fue uno de los cierres más emotivos jamás dados por un locutor.

Mucho más que un exjugador

Uecker no solo contaba historias: también ofrecía consejos valiosos. Su experiencia como receptor suplente en las Grandes Ligas le otorgaba conocimiento que compartía generosamente con jugadores como Ted Simmons, quien recordó cómo lo ayudó a entender al cuerpo de lanzadores de Milwaukee. “Fue así como empezamos, y desde ahí, todo fue maravilloso”, dijo Simmons.

Un regalo para la comunidad

Uecker fue un ícono tanto en Milwaukee como más allá, pero siempre se mantuvo fiel a su ciudad y equipo. Su familia publicó una declaración que tocó los corazones de todos los asistentes: “Milwaukee fue su hogar, y los Brewers una extensión de su familia. Ver ese amor reflejado significa más de lo que jamás podríamos expresar”.

El propietario actual del equipo, Mark Attanasio, lo resumió perfectamente: “Nadie habría disfrutado esto más. Sé que aún está con nosotros, pero realmente lo extraño”.

La huella imborrable de Ueck

Bob Uecker dejó un legado que va más allá de sus bromas, apariciones en televisión o su paso como jugador. Su grandeza radica en su autenticidad, en su empatía con los jugadores jóvenes y en su conexión especial con los fanáticos. Fue alguien que hizo del béisbol una experiencia más cálida, humana y entrañable.

Sus historias seguirán vivas en cada transmisión que busque emocionar, en cada fanático que recuerde sus ocurrencias, y en cada niño que crezca escuchando la radio y enamorándose del béisbol, tal como lo hacía Milwaukee varias generaciones durante más de 50 años.

Bob Uecker fue más que un locutor. Fue la risa tras la derrota, el sabio detrás del micrófono, la voz en una tarde calurosa de verano. Y mientras haya béisbol en Milwaukee, Ueck vivirá en cada lanzamiento, en cada jugada, y en cada corazón cervecero.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press