El hambre como arma de guerra: Gaza, atrapada entre el asedio, el fuego y la desesperación

Un análisis desgarrador del uso del asedio y el control del acceso humanitario como herramienta bélica en el conflicto entre Israel y Hamás

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La tragedia oculta del camino por ayuda

Cuando se habla de Gaza, se suele pensar en bombardeos, túneles, cohetes y contragolpes. Pero lo que está ocurriendo actualmente —y con creciente intensidad— es una catástrofe humanitaria silenciosa: el uso del hambre como arma de guerra.

El domingo pasado, cuatro palestinos fueron abatidos mientras se dirigían a un punto de distribución de alimentos en el corredor de Netzarim, al sur de Ciudad de Gaza. Eran civiles, buscaban ayuda. Recibieron balas en su lugar. No fue un incidente aislado. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 2.000 personas han muerto y más de 13.500 han resultado heridas buscando alimentos cerca de los convoyes humanitarios o en los sitios de reparto.

¿Qué es el corredor de Netzarim?

Netzarim, establecido por el ejército israelí, ha sido señalado como uno de los corredores supuestamente seguros para el paso de ayuda humanitaria. Sin embargo, los testimonios contradicen esta narrativa. Mohamed Abed, un padre desplazado, declaró que el tiroteo fue indiscriminado y ocurrió incluso cientos de metros antes de llegar al punto de ayuda, gestionado en parte por la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una entidad respaldada por contratistas estadounidenses e israelíes.

De acuerdo con el testimonio de Aymed Sayyad, otro testigo presente: “Los soldados dispararon después de que algunos adelantaran la marcha para intentar conseguir comida antes de la apertura oficial del punto”. Una respuesta letal a la desesperación del hambre.

La catástrofe del hambre: cifras que duelen

La Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) —la autoridad global en crisis alimentarias— advirtió el viernes que ya hay hambruna declarada en Ciudad de Gaza. Y de no intervenirse masivamente, esta situación se esparcirá hacia el sur, hasta Deir al-Balah y Khan Younis, antes del próximo mes.

Hasta ahora:

  • 62,622 palestinos han muerto a raíz del conflicto, según el Ministerio de Salud.
  • 281 muertes han sido atribuidas directamente a causas relacionadas con la desnutrición (115 niños y 174 adultos desde junio de 2024).

La mitad de las víctimas son mujeres y niños, y eso sin contar los desaparecidos que aún no se han contabilizado oficialmente como muertos.

Israel niega el hambre, la ONU destaca la evidencia

Israel ha negado consistentemente estas cifras, acusando a Hamás de manipular la información y afirmar que “no hay hambre” en Gaza. Pero la realidad en el terreno, respaldada por organizaciones internacionales como la propia ONU y diversas ONGs, contradice esa aseveración.

La ONU y expertos independientes han señalado que, en varios sectores al norte de Gaza, el nivel de inseguridad alimentaria está en la Fase 5: categorizado técnicamente como catástrofe. Esto implica que la población ha agotado todos sus mecanismos de adaptación: no hay alimentos, no hay opciones.

Una historia cíclica de desplazamientos y promesas rotas

Los habitantes del campo de refugiados de Jabaliya describen cómo los bombardeos no cesan. “Han sido explosiones incesantes. Están demoliendo como demolieron Rafah”, relata Ossama Matter, uno de los desplazados del sur de Ciudad de Gaza.

Salim Dhaher, un maestro de escuela, explicó cómo vio a robots plantando explosivos mientras el ejército israelí avanzaba. Sabe que el objetivo es tomar Ciudad de Gaza, pero teme que lo que realmente se persigue sea el desplazamiento forzado definitivo: “Quieren que no quede nada sobre la tierra donde vivir… nos están empujando a la inexistencia”, dijo.

Los números detrás del conflicto más allá de los combates

  • Desde el ataque inicial del 7 de octubre de 2023, en el cual Hamás asesinó a aproximadamente 1.200 personas en Israel y secuestró a 251, la guerra ha escalado sin precedentes.
  • Quedan alrededor de 50 rehenes dentro de Gaza. Se cree que 20 estarían vivos.
  • Desde entonces, Israel ha movilizado decenas de miles de reservistas, invadido múltiples puntos neurálgicos como Rafah y Khan Younis, y ahora se prepara para una ofensiva total en Ciudad de Gaza.

Pero lo que no figura en la estrategia militar es el colapso de la vida civil: escuelas destruidas, campos de refugiados arrasados, hospitales sin suministros, y ahora, corredores de ayuda transformados en campos de muerte.

El dilema humanitario: entre el fuego cruzado y la inanición

Un problema no menor es el fracaso logístico de los convoyes humanitarios. El caos, la desesperación y el miedo se mezclan cuando los camiones con ayuda llegan. Multitudes enloquecidas por el hambre provocan estampidas. Soldados abren fuego por miedo o protocolo. ¿Resultado? Más muertos, más heridos y menos acceso.

La ONU ha advertido que sin un alto el fuego inmediato y garantías internacionales para el paso seguro, las muertes por inanición seguirán aumentando exponencialmente. “Se necesitan al menos 500 camiones diarios para contener la crisis, pero solo 100 o menos logran ingresar por las fronteras”, declaró uno de sus voceros.

Hambre como arma de guerra: ¿hay precedentes?

Utilizar el hambre como arma no es nuevo. Desde los cercos romanos a las ciudades amuralladas hasta el sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial, pasando por el uso del hambre sistemático en Sudán o Yemen. Pero en Gaza, el carácter moderno y mediado por organismos internacionales hace que el impacto ético y diplomático sea mucho más profundo.

El Convenio de Ginebra prohíbe explícitamente tácticas que impliquen el uso del hambre contra civiles. Negar intencionalmente servicios básicos como agua, electricidad o alimentos podría considerarse un crimen de guerra.

¿Y ahora qué? Una opinión con urgencia

El mundo no puede seguir mirando impasible el proceso de inanición masiva de una población atrapada. El hambre no distingue milicianos de niños, ni civiles de sospechosos. No hay justificación moral ni política para que familias enteras mueran buscando arroz o agua.

Es hora de que actores como Estados Unidos, Egipto, la Unión Europea y la ONU demanden no solo corredores seguros, sino mesas de diálogo reales que incluyan a las organizaciones sobre el terreno. La comunidad internacional debe presionar para que el acceso humanitario sea inmediato, masivo y sin condiciones militares.

Cada nuevo informe es más desgarrador que el anterior. Nos queda preguntarnos: ¿cuántas muertes más serán necesarias para que la ayuda deje de ser un riesgo letal?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press