El regreso doloroso a Khartoum: entre ruinas, esperanza e incertidumbre

Más de un millón de desplazados vuelven a una ciudad devastada por la guerra civil en Sudán, buscando reconstruir sus vidas en medio de hambre, crimen y ruinas

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Por décadas, Khartoum fue el corazón político, social y económico de Sudán. Pero desde abril de 2023, la capital se convirtió en el escenario de una guerra civil brutal entre el Ejército Sudanés (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), dejando a su paso destrucción, muerte y el desplazamiento de millones de personas. Hoy, y a pesar del caos persistente, miles regresan a lo que queda de sus hogares. La pregunta que los acecha es simple pero desgarradora: ¿vale la pena volver cuando casi todo está perdido?

El viaje de Afaf El-Tayeb: cuatro desplazamientos y una esperanza

Afaf El-Tayeb, de 63 años, regresó recientemente a su barrio en el distrito de Al-Qawz de la ciudad de Khartoum. El edificio que una vez llamó hogar ahora es una estructura ennegrecida por las llamas, sin ventanas, con pintura descascarada. Nada queda de las fotos familiares ni de sus pertenencias. Solo ruinas y silencio.

"Perder mi hogar fue como perder parte de mi alma", dice entre lágrimas mientras observa los restos calcinados de su sala.

Desde el inicio del conflicto, ella y su familia han sido desplazados al menos cuatro veces. Sus paradas incluyeron Gezira, Shendi y Omdurmán, siempre huyendo del avance de las RSF, grupo paramilitar que ha cometido innumerables abusos según informes de organizaciones internacionales.

Una cifra alarmante: más de 12 millones desplazados

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 12 millones de personas han sido desplazadas dentro y fuera de Sudán desde abril de 2023. De estos, cerca de 3.2 millones han buscado asilo en países vecinos como Chad, Egipto y Etiopía.

En contraste, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que entre diciembre de 2024 y mayo de 2025, al menos 1.2 millones de personas han regresado —por voluntad o por falta de opciones— a ciudades como Khartoum.

¿Qué los espera? Infraestructura colapsada y servicios inexistentes

Volver a Khartoum no significa volver a la normalidad. En muchos casos, implica reconstruir desde cero sin asistencia estatal. Mohanad Elbalal, cofundador de Khartoum Aid Kitchen, organización de ayuda alimentaria, lo resume así:

“La gente regresa a barrios completamente destruidos, sin electricidad, agua ni hospitales. No hay nada, pero regresan porque eso sigue siendo su hogar.”

La destrucción ha sido masiva:

  • Según la organización ACLED (Armed Conflict Location & Event Data), 60 instalaciones de electricidad y agua fueron dañadas o destruidas en el país; 16 solo en la provincia de Khartoum.
  • 77 estaciones de transferencia de energía eléctrica han sido saqueadas o destruidas.
  • Los hospitales han sido desvalijados; hasta las camas y colchones han sido robados.

Una ciudad rehaciendo pasos entre escombros y cadáveres

La primera etapa de reconstrucción, impulsada por el gobierno militar, ha priorizado tareas urgentes: retirar cadáveres, limpiar explosivos sin detonar, despejar calles bloqueadas y desinfectar vecindarios.

Altyeb Saad, portavoz del gobierno provincial, asegura que pronto habrá electricidad en sectores como Bahri, East Nile y Khartoum. Pero la población aún no lo percibe. Afaf lo resume así:

“¿De qué sirve decir que liberaron Khartoum si llevamos meses sin electricidad, agua o atención médica?”

Solidaridad entre ruinas: la comunidad como eje de reconstrucción

A falta de ayuda gubernamental, los vecinos han tomado la iniciativa:

  • Instalan paneles solares y sistemas rudimentarios de agua potable conectados a pozos.
  • Los jóvenes limpian las calles, queman escombros y restauran clubes sociales como Al-Qawz.

Khartoum ha dejado de ser una ciudad funcional; parece más una aldea gigante impulsada por la perseverancia colectiva.

Pobreza, crimen y alimentación de subsistencia

La combinación de miseria e inseguridad configura lo que Kholood Khair, directora de Confluence Advisory, llama:

“Una receta perfecta para que el crimen organizado eche raíces.”

La falta de electricidad impide abrir negocios. Los hospitales carecen de insumos. El crimen es endémico: robos, ocupaciones ilegales de viviendas y perfiles raciales marcan la vida cotidiana.

En todo el caos, las cocinas solidarias como Khartoum Aid Kitchen siguen siendo esenciales. En su pico más alto, servían 4,000 comidas al día; hoy, siguen alimentando a miles. Pero la desnutrición sigue latente.

“Gastar todo tu dinero en comida es la norma ahora”, dice Elbalal. “Pero ni siquiera es comida nutritiva.”

Reconstrucción: miles de millones en juego y cero gobernabilidad

Reconstruir Khartoum será una hazaña multimillonaria. Se necesitarán inversiones extranjeras masivas. Pero la continuidad de la guerra y una ausencia total de autoridad legítima unificada complican todo.

“Difícilmente algún donante internacional entregará miles de millones sin saber con quién firmar un acuerdo”, afirma Khair.

Vuelve el pueblo, pero no el Estado

Lo más trágico es que mientras cientos de miles regresan por necesidad, confianza o nostalgia, el Estado sigue ausente. No hay coordinación civil, no hay planes de urbanismo, no hay garantía de seguridad.

“Todo lo que tengo está robado o quemado,” afirma Afaf. “Pero al menos estoy en mi casa… o lo que queda de ella.”

En su dolor, la historia de Afaf sintetiza la de toda una nación: hogares destruidos, familias arrancadas de raíz, y aún así —con miedo, fe o terquedad— un deseo inquebrantable de volver a empezar.

Fuente de datos:

  • Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
  • ACNUR
  • ACLED (Armed Conflict Location & Event Data)
Este artículo fue redactado con información de Associated Press