Crisis en las alertas de emergencia de EE.UU.: cómo la desfinanciación amenaza vidas en zonas rurales

La desaparición de fondos y apoyo para estaciones públicas deja a millones sin acceso fiable a alertas críticas en momentos de desastre

Cuando el radio es la única voz que alerta

Imagina que una inundación está por arrastrar tu casa, pero no te llega una alerta. Tu teléfono no tiene señal. No hay sirenas por la zona. Tu única esperanza es una estación de radio local que transmite alertas de emergencia… si es que sigue funcionando.

Este escenario se ha vuelto más real que nunca para millones de personas en lugares rurales de Estados Unidos. ¿La razón? El colapso de un programa esencial del gobierno federal destinado a fortalecer las alertas de emergencia y a modernizar estaciones de radio y televisión públicas que cumplen un rol vital en desastres: el Next Generation Warning System (NGWS).

Un plan prometedor interrumpido por decisiones políticas

En 2022, el Congreso de EE.UU. autorizó 136 millones de dólares para este ambicioso programa, con el objetivo de brindar resiliencia institucional a medios públicos que llegan a comunidades tribales, rurales y marginadas del país. Gestionado por la Corporation for Public Broadcasting (CPB), el programa permitió que más de 270 medios locales solicitaran fondos para actualizar sus sistemas de emergencia con tecnologías de energía solar, transmisores nuevos, antenas resistentes al clima extremo, entre otros.

Sin embargo, en julio de 2023, la administración de Donald Trump, junto con el Congreso, decidió eliminar el financiamiento federal a la CPB, desmantelando así el eje central del sistema de alertas emergentes. La CPB anunció que dejará de operar el 30 de septiembre de 2024, dejando sin ejecutar millones ya asignados.

Cientos de estaciones en el limbo

"Es realmente frustrante, porque no hay nada político en alertar a zonas rurales sobre emergencias. Es una necesidad básica", declaró Tami Graham, directora ejecutiva de KSUT-FM en Colorado, que transmite a más de 300 mil personas en regiones propensas a incendios y riadas.

Su estación recibió un subsidio de más de $537,000 dólares para reforzar siete sitios de torres obsoletas. Iban a instalar generadores, paneles solares y sistemas de gestión remota. Pero tras firmar el contrato con CPB, recibieron una orden de "detener trabajos" cuando FEMA congeló los fondos. Después, vino otra orden de suspensión. Hoy, el proyecto está paralizado.

"Seguimos dependiendo de cinta adhesiva, pegamento y esperanza para que las torres no fallen este invierno", señaló Graham.

Un golpe doble para los medios rurales

El abandono de este programa no sólo implica la pérdida de fondos, sino la vulnerabilidad ante eventos climáticos severos. El ejemplo más trágico ocurrió en julio de 2023 en Texas, donde al menos 136 personas murieron en inundaciones, muchas sin alertas adecuadas debido a la falta de cobertura celular o sistemas de sirenas.

"Esa es precisamente la clase de evento que requiere una transmisión de alerta… y son esos mismos eventos los que nos desconectan del aire", lamentó Joe Moore, presidente de KVPR-FM en Fresno, California. Su estación, que recibió $38,000 para instalar un transmisor de respaldo, no pudo ejecutar el proyecto por las congelaciones presupuestarias.

Irónicamente, KVPR es una de las estaciones líderes de alertas en seis condados del Valle de San Joaquín, afectando a más emisoras más allá de su señal directa.

Infraestructura envejecida frente a un clima cada vez más extremo

La urgencia de fortalecer el sistema es innegable. Muchos transmisores de radio y torres en zonas rurales datan de hace más de 30 años. Algunas, como las de KSUT, solo son accesibles por motos de nieve durante el invierno. Sin respaldo eléctrico ni mantenimiento remoto, la comunicación puede desaparecer durante tormentas o incendios.

“Es un desastre en espera”, señaló un ingeniero de Wyoming PBS, que recibió un subsidio de $2.26 millones para reemplazar equipos en 39 locaciones. Tras la paralización, el plan está congelado y el futuro del programa es incierto.

Una burocracia sin dirección clara

La CPB ha intentado desligarse del problema acusando a FEMA, mientras esta recientemente abrió una convocatoria para transferir los fondos NGWS a estados y gobiernos tribales. Sin embargo, solo cinco beneficiarios recibirán hasta $8 millones cada uno, y la ventana de solicitud fue de apenas nueve días. La mayoría de las 44 estaciones anteriormente seleccionadas por CPB no recibirán fondos.

FEMA no ha respondido si se hará cargo de las partidas ya comprometidas. Algunas estaciones, como KSUT, ya han invertido recursos de su bolsillo, con la esperanza de ser reembolsadas. “Gastamos $13,000 en un transmisor que teníamos que reemplazar de inmediato. Ahora cruzamos los dedos para que el resto funcione”, dice Graham sin ocultar su impotencia.

Desinformación y polarización política

Para muchos observadores, lo más preocupante es que este desmantelamiento ocurre en un contexto político cada vez más polarizado, en el cual las decisiones técnicas —como mantener sistemas de emergencia activos— se tiñen con colores ideológicos.

"Es irónico y trágico: el mismo gobierno que promueve la seguridad fronteriza, niega a sus propios ciudadanos en zonas vulnerables el acceso a alertas básicas que podrían salvar sus vidas", comenta Michael Copps, excomisionado de la FCC y defensor de los medios públicos.

La eliminación de $1.1 mil millones en financiamiento para medios públicos, sumado a los despidos y congelaciones en FEMA desde enero de 2024, ha debilitado el sistema de prevención y respuesta ante desastres. Las voces rurales quedan desprotegidas, invisibilizadas y, en última instancia, silenciadas.

¿Y ahora qué?

La pregunta que resuena en cada torre oxidada del suroeste estadounidense es simple: ¿quién pagará el precio de esta negligencia política? Mientras los tornados arrecián en Oklahoma, las inundaciones sumergen Louisiana o los incendios devoran Montana, las señales de radio que podrían advertir a tiempo están en peligro de apagarse para siempre.

En un mundo con crisis climática acelerada y acceso desigual a tecnología, confiar únicamente en celulares o internet no es suficiente. El futuro de los sistemas de alertas de emergencia debería ser redundante, descentralizado y confiable.

Hoy, debido a decisiones políticas cortoplacistas, ese futuro se desvanece en zonas donde el silencio puede ser mortal.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press