El cultivo de maíz frente al cambio climático: una ruleta agrícola cada año
Entre noches calurosas, lluvias erráticas y polinización fallida, los agricultores estadounidenses luchan contra el clima extremo para preservar una de sus cosechas más preciadas
PAW PAW, Michigan — Cada año, Robb Rynd y su hermano cultivan más de 80 hectáreas de maíz, soja, trigo y sorgo en su pequeña parcela agrícola. En 2024, disfrutaron recorrer los campos con sus hijos, observando cómo crecía el maíz. Pero el año 2025 cuenta una historia diferente: hojas marchitas, mazorcas con menos granos y expectativas disminuidas.
Los desafíos del clima extremo: más allá del calor
El cambio climático, impulsado por la actividad humana, está alterando profundamente el entorno agrícola estadounidense, especialmente en regiones clave del cinturón del maíz como Iowa, Illinois, Nebraska y Michigan. En estos estados, factores como calor excesivo durante la noche, lluvias fuera de temporada y períodos extendidos de sequía están afectando la polinización del maíz, el momento más crucial en su desarrollo.
“Las noches calientes son agotadoras, no solo para nosotros, sino también para el maíz. No tiene descanso”, cuenta Robb Rynd, casi resignado mientras revisa una mazorca con granos irregulares.
Polinización: el corazón del rendimiento del maíz
Mark Licht, profesor asociado de agronomía en la Universidad Estatal de Iowa, explica que la planta de maíz revela su flor masculina, llamada tassel, conforme crece. Allí es donde se libera el polen. Sin embargo, cuando la planta crece demasiado rápido debido al calor intenso, las hojas pueden envolver demasiado el tassel, reteniendo el polen y resultando en una polinización incompleta.
“El maíz depende de unas pocas semanas para su reproducción. Si el clima se vuelve hostil justo entonces, todo está en juego”, advierte Licht. Este año, varios reportes en medios agrícolas señalaron la presencia de 'tassel wrapping' o envoltura del estambre floral en zonas del Medio Oeste y las Llanuras.
La amenaza invisible de las noches calientes
Desde 1970, la temperatura nocturna ha mostrado un incremento sostenido en Estados Unidos. Climate Central, una organización científica independiente, reporta que las noches excepcionalmente calurosas son cada vez más comunes. Esto impide que las plantas —especialmente el maíz y la soja— se recuperen del calor del día, aumentando el estrés fisiológico y reduciendo la fecundidad del polen.
“Cualquier problema de polinización que tengamos probablemente se deba a lo cálidas que han sido las noches este año”, afirma Larry Walton, agricultor cercano a Rynd en el suroeste de Michigan.
No solo el calor: la lluvia también es responsable
En algunas regiones como Iowa, se registraron lluvias abundantes durante el verano de 2025. Sin embargo, la humedad excesiva también afecta al maíz. Puede incentivar la aparición de huitlacoche, un hongo que deforma las mazorcas. Las lluvias intensas en ráfagas, además, no siempre benefician el suelo, ya que gran parte del agua corre superficialmente y arrastra fertilizantes al sistema hídrico local.
Brad Rippey, meteorólogo del Departamento de Agricultura de EE. UU., reportó que en invierno de 2024-25, cerca del 60% del área de cultivo de maíz en el Medio Oeste estaba en sequía. Sin embargo, al inicio de agosto, esa cifra se redujo al 3% gracias a lluvias constantes durante el verano.
Y a pesar de todo... ¿una cosecha récord?
Tras una primavera desafiante y un verano incierto, el Departamento de Agricultura de EE. UU. predice una “cosecha monstruo” de maíz en 2025. ¿La razón? Las lluvias tardías y el calor sostenido colaboraron para mejorar el llenado del grano en los últimos meses.
No obstante, esta victoria climática no fue uniforme. En Mississippi, por ejemplo, el agricultor Philip Good retrasó la siembra por más de dos meses debido a lluvias constantes. “Fue una de las temporadas de cultivo más difíciles de mi carrera”, relató Good, también presidente de la Junta de la Soya de EE.UU.
Impacto económico: decisiones condicionadas por el clima
Los agricultores deben planificar su negocio con base en los ingresos de cada ciclo. La incertidumbre producto de la mala polinización puede hacer que pospongan inversiones como maquinaria nueva o la adquisición de nuevas tierras.
“Es difícil querer invertir cuando tienes un año malo como este”, se lamenta Rynd, mientras pasa la mano por una mazorca de maíz irregular.
Innovación para salvar las cosechas: polinización asistida
Frente al desafío climático, la tecnología comienza a ofrecer soluciones. Jason Cope, cofundador de PowerPollen, desarrolló un equipo capaz de recolectar polen y usarlo posteriormente para polinizar cultivos de maíz de forma mecánica. Desde 2018, han visto un aumento significativo en los pedidos de “rescate de polinización”: campañas para salvar campos que no lograron polinizarse naturalmente.
“El clima extremo está empujando al límite nuestra capacidad natural de polinización”, sostiene Cope. Su tecnología, aunque costosa, puede ser crucial en momentos clave de cultivo.
Adaptándose al nuevo normal
Con la creciente variabilidad climática, los agricultores también están adaptando su mentalidad. Larry Walton pone el foco en la resiliencia. “Aprendes a lidiar con el estrés porque la mayoría de estas cosas no puedes controlarlas”, señala.
De acuerdo con Nicolle Ritchie, agente agrícola de la Universidad Estatal de Michigan, cuando entre el 15% y el 25% de una mazorca pierde granos por mala polinización, eso puede significar perdidas masivas por campo. Ella ayuda a agrónomos como Rynd y Walton a monitorear estos impactos, aunque reconoce que no hay soluciones mágicas.
¿Qué nos espera en el futuro?
Los patrones climáticos más erráticos, noches constantemente cálidas y lluvias intensas están redefiniendo el concepto de “temporada normal”. Los agricultores ahora enfrentan un dilema: seguir apostando al maíz sin garantías, o comenzar la transición hacia cultivos más resilientes o sistemas más diversificados.
El maíz, símbolo del agro estadounidense, se encuentra en la encrucijada. Y aunque la cosecha de 2025 se proyecta abundante, el camino hasta obtenerla fue un auténtico alambre de equilibrio. Cada espiga con granos completos, una especie de milagro agrícola.
El futuro de esta industria dependerá, probablemente, de qué tan rápido los agricultores, la ciencia y las políticas públicas puedan adaptarse a una nueva realidad climática.