Trump, Corea del Sur y un nuevo equilibrio global: entre tarifas, defensa y semiconductores

La visita del presidente surcoreano Lee Jae Myung a Washington reconfigura la relación bilateral y apunta a un triángulo estratégico con Japón. Análisis del panorama comercial y geopolítico que rodea a los nuevos acuerdos entre Seúl y EE.UU.

Un encuentro cargado de simbolismo y estrategia

El presidente de Corea del Sur, Lee Jae Myung, fue recibido esta semana por el mandatario estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca en la que fue su primera reunión cara a cara desde que el líder asiático asumió el cargo en junio. Más allá de los gestos protocolares, el encuentro buscó consolidar una nueva etapa en la relación comercial, de seguridad y manufacturera entre ambos países, en medio de un entorno internacional cada vez más volátil.

Un acuerdo comercial bajo presión

Uno de los focos principales del encuentro fue detallar la implementación del acuerdo comercial alcanzado por ambos gobiernos en julio. Este pacto, resultado de meses de presión por parte de Washington, establece aranceles del 15% a los productos surcoreanos, una cifra significativamente menor que el 25% con el que amenazó Trump semanas atrás.

Trump celebró el acuerdo declarando que Corea del Sur estará "completamente ABIERTA AL COMERCIO" con Estados Unidos, permitiendo la entrada de automóviles y productos agrícolas. Los automóviles representan la principal exportación de Corea del Sur a Estados Unidos, por lo que una política arancelaria agresiva habría afectado gravemente a firmas como Hyundai y Kia.

Según el U.S. Census Bureau, Corea del Sur tuvo un superávit comercial de $23 mil millones con EE.UU. en 2023, uno de los más altos entre los aliados indo-pacíficos de Washington. Esta cifra ha sido vista como una "injusticia" por Trump, quien constantemente ha criticado los déficits comerciales de EE.UU.

Lee Jae Myung: del trabajo infantil a la presidencia

La relevancia política de Lee va más allá de su actual cargo. El líder del Partido Democrático de Corea del Sur es un personaje lleno de simbolismo: desde niño trabajó como obrero y sufrió una deformidad en el brazo. Su ascenso representa una historia de superación que contrasta fuertemente con los líderes conservadores que lo precedieron.

Lee ganó las elecciones tras la caída del anterior presidente Yoon Suk Yeol, quien fue destituido después de haber impuesto brevemente la ley marcial en diciembre pasado, un paso que generó rechazo masivo. La victoria de Lee se considera también un rechazo del electorado a las políticas autoritarias y una apuesta por una Corea más justa y progresista.

Un intento de asesinato y un mensaje de resiliencia

En enero de 2024, Lee fue apuñalado en el cuello durante un evento público. Aunque el atacante inicialmente pidió un autógrafo, luego confesó haber querido asesinarlo. Lee sobrevivió y su recuperación fue vista como una muestra más de su fortaleza, aumentando aún más su popularidad entre los surcoreanos.

Semiconductores, baterías y barcos: camino conjunto hacia la industria del futuro

Durante su visita, Lee y Trump también acordaron aumentar la cooperación en sectores estratégicos como los semiconductores, baterías y la construcción naval. Detrás de esto hay una preocupación clara: competir contra el avance de China en áreas clave de la manufactura tecnológica.

Estados Unidos está intentando reubicar parte de sus cadenas de suministro, especialmente tras los problemas por el COVID-19. Corea del Sur representa un aliado natural en ese esfuerzo. Firmas como Samsung y SK Hynix son líderes globales en la producción de chips de memoria, críticos para industrias que van desde la inteligencia artificial hasta los teléfonos móviles.

Según datos de Semiconductor Industry Association, Corea del Sur ocupa el segundo lugar mundial en producción de chips, solo detrás de Taiwán.

Presencia militar estadounidense: ¿pago por protección?

Uno de los temas más sensibles en la relación bilateral es la presencia militar de Estados Unidos en la península. Actualmente hay alrededor de 28,500 soldados estadounidenses estacionados allí, un número que ha sido motivo de debate en ambas capitales.

Trump ha subrayado que quiere que los países aliados paguen más por su propia defensa, y Corea del Sur ha sido señalada como uno de los países que, según él, se benefician de la cobertura militar estadounidense sin compensarla adecuadamente.

Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en 2020 Corea del Sur cubría el 40% de los costos de mantenimiento de las tropas estadounidenses en su territorio. Trump ha sugerido elevar esa carga al 75% o incluso más.

Un triángulo estratégico con Japón

Antes de llegar a Washington, Lee hizo una escala sumamente significativa en Tokio. Es el primer presidente surcoreano que elige Japón como destino para su primera visita bilateral desde la normalización de relaciones en 1965. El gesto fue interpretado por analistas como una señal clara de que Corea del Sur busca una cooperación más estrecha con Japón, en un gesto de unidad frente a presiones externas como el auge de China o la imprevisibilidad de Trump.

La reunión con el primer ministro japonés Shigeru Ishiba resultó en una declaración conjunta sobre cooperación en defensa regional, ciberseguridad y cadenas de suministro.

"Este triángulo Washington-Tokio-Seúl es fundamental para contener a China e influenciar al Indo-Pacífico en esta década", señaló Bruce Klingner, exanalista de la CIA y actual miembro de la Fundación Heritage.

Entre diplomacia y espectáculo político

El estilo de Trump —más centrado en la presión que en los acuerdos multilaterales— hace que estas visitas tengan un sabor muy distinto al de las administraciones anteriores. Mientras que Barack Obama prefería tratados como el TPP (que Trump abandonó), el enfoque actual es de acuerdos bilaterales con cargas recíprocas claras.

Esto ha generado tensiones pero también oportunidades, como se evidencia en la actual acometida económica de Corea del Sur, que anunció inversiones por cientos de miles de millones de dólares en suelo estadounidense.

El domingo anterior al encuentro oficial, Lee participó de una cena con más de 200 coreano-estadounidenses en Washington, en un evento informal donde reiteró los valores de unidad entre ambos pueblos y agradeció el rol de la diáspora surcoreana en fortalecer los lazos bilaterales.

¿Cambio de paradigma o juego de poder?

En el marco de una creciente rivalidad entre EE.UU. y China, Corea del Sur se enfrenta al dilema de a quién respaldar estratégica y económicamente. Hasta ahora, ha sabido balancear su relación comercial con Pekín con su alianza militar con Washington. Sin embargo, la nueva era Trump parece más incluyente: coaliciones sí, pero bajo normas estadounidenses.

Este encuentro muestra que Corea del Sur es clave en el ajedrez geopolítico del siglo XXI. Sus chips, barcos y baterías serán tan valiosos como sus posiciones diplomáticas en áreas como la defensa, la ciberseguridad y la democracia regional.

Solo el tiempo dirá si este nuevo entendimiento traerá estabilidad o lo contrario.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press