¿Apagar el aire acondicionado al salir de casa? Estrategias de ahorro, confort y sostenibilidad para todo tipo de clima

Expertos explican qué hacer con tu sistema de aire acondicionado cuando estás fuera: mitos, consejos prácticos y cómo ahorrar sin afectar tu bienestar

El dilema eterno del aire acondicionado

En los días más calurosos del verano, no hay duda de que el aire acondicionado se convierte en uno de nuestros mejores aliados. Sin embargo, surge una pregunta recurrente entre propietarios e inquilinos por igual: ¿Deberíamos apagar el aire acondicionado cuando salimos de casa o dejarlo encendido?

En este artículo, basado en las últimas investigaciones y la opinión de diversos expertos, analizaremos esta cuestión desde múltiples ángulos: ahorro energético, bienestar, desgaste del equipo, impacto ambiental y estrategias según el tipo de clima y vivienda. Spoiler: no hay una única respuesta correcta.

¿Apagar o no apagar? La eficiencia detrás del botón de encendido

De acuerdo con el Departamento de Energía de EE. UU., ajustar tu termostato entre 4 y 6 grados Celsius más alto mientras estás fuera puede ahorrar hasta un 10% en la factura anual de energía. 

Esto quiere decir que apagar completamente el aire por al menos 8 horas (como durante una jornada laboral) suele ser más eficiente. No obstante, aquí entran otras variables no tan obvias: el tipo de climatología, el nivel de humedad y la capacidad de aislamiento térmico del hogar.

La profesora Elizabeth Hewitt, experta en planificación urbana en Stony Brook University, señaló: “Si te vas 15 minutos al supermercado, apagar el aire aporta poco. Pero si estás fuera ocho horas, sin duda ahorrarás apagándolo”.

Clima seco vs. clima húmedo: distintos retos, estrategias distintas

En climas secos como Arizona o partes del norte de México, es seguro dejar que la temperatura interior suba mientras no estás. De hecho, aquí tiene sentido apagar el aire por varias horas, ya que al regresar puedes enfriar la casa rápidamente sin consecuencias mayores.

Pero en zonas húmedas como el sureste de Estados Unidos, Centroamérica o el litoral ecuatoriano, las cosas cambian. Si apagas el aire mucho tiempo, el nivel de humedad dentro de la casa aumenta y eso puede causar proliferación de moho y problemas respiratorios. Además, estos ambientes requieren más energía para sacar la humedad acumulada al reencender el sistema.

Gregor Henze, profesor de ingeniería arquitectónica en la Universidad de Colorado Boulder, advierte: “En viviendas con mala ventilación y alta humedad, mantener una temperatura moderada en lugar de apagar todo el sistema puede ser la mejor opción”.

Tipo de vivienda: ¿ladrillo o madera?

La construcción del hogar influye considerablemente. Casas hechas con materiales pesados como ladrillo, concreto o adobe retienen el aire fresco por más tiempo, por lo cual puedes apagar el aire sin temor a que se recaliente en poco tiempo.

En contraposición, casas mal aisladas o de construcción ligera, como muchas viviendas antiguas o móviles, pierden el frío rápidamente. Aquí incluso unas horas pueden elevar la temperatura interior de forma notable.

¿Tu aire acondicionado es moderno o anticuado?

Otro factor clave es el estado y tipo de tu equipo de aire acondicionado. Los aires antiguos, como las típicas unidades de ventana, son menos eficientes térmica y eléctricamente. Inclusive, su rendimiento con apagones frecuentes puede llevar a una mayor probabilidad de fallos y necesidad de reparación.

Patrick Phelan, profesor de ingeniería mecánica en Arizona State University, recuerda: “Los sistemas tardan 15 a 30 minutos en alcanzar su máxima eficiencia tras ser encendidos. En lugares muy calurosos, apagarlos completamente puede terminar saliendo más caro a largo plazo”.

En cambio, los nuevos termostatos inteligentes como Nest o Ecobee pueden aprender cuándo estás en casa o no, ajustando automáticamente la temperatura. Algunas estimaciones indican que estos dispositivos pueden generar hasta un 10% de ahorro adicional en consumo eléctrico.

Consejos para enfriar tu casa sin depender tanto del AC

  • Usa cortinas térmicas o persianas reflectantes: Reducen la entrada de calor por las ventanas hasta un 30%.
  • Ventilación nocturna: En zonas secas, abrir ventanas durante la noche permite refrescar la casa gratuitamente con aire natural.
  • Asegura el sellado de puertas y ventanas: Un buen sellado evita entradas de aire caliente.
  • Instala burletes o aislamientos económicos: Según Hewitt, "una pequeña inversión en espuma para sellar rendijas tiene un gran impacto en la retención del frío".
  • Evita el uso de electrodomésticos durante las horas más calurosas: Horno, secadora y otros generan mucho calor adicional.

Consumo nacional: impacto del aire en la red eléctrica

Según datos citados por Phelan, la refrigeración de edificios residenciales y comerciales consume entre 4 y 7% de toda la energía eléctrica de Estados Unidos. Esto sin contar el enfriamiento de servidores y centros de datos, que representan una categoría separada.

En países tropicales o en vías de desarrollo, el uso del aire también está en aumento a medida que las temperaturas globales se incrementan. Implementar mejores hábitos de consumo podría tener un impacto significativo en la sostenibilidad energética a nivel global.

¿Cuánto puedes ahorrar realmente con buenos hábitos?

  • Ajustar el termostato 1 °F (0,6 °C) más alto representa un 3% de ahorro en costos de enfriamiento.
  • Apagar o ajustar el termostato 8 horas puede reducir hasta 10% del consumo anual.
  • Un cambio de termostato manual a termostato inteligente podría generar un ahorro adicional de 10%.

Estos ahorros no solo se reflejan en tu factura, sino en una menor huella ecológica y menos estrés sobre la red eléctrica en horas pico.

¿Aire encendido o apagado? La mejor respuesta es: depende

Aunque pueda parecer evasiva, la respuesta más efectiva es adaptarla a tu situación específica. Un residente en Bogotá no enfrentará los mismos desafíos que alguien en Houston o Hermosillo. La clave está en observar tu entorno, evaluar tu equipo y aprovechar la tecnología disponible. Y, siempre que sea posible, combinar técnicas tradicionales de enfriamiento con el buen uso del aire acondicionado.

En el fondo, ahorrar energía sin perder confort no es sólo una cuestión de tecnología: es una cuestión de inteligencia, naturaleza y hábitos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press