Crudo amazónico en California: ¿un motor económico o un crimen ecológico?

La lucha indígena que pone en jaque la coherencia climática de uno de los estados más verdes de EE.UU.

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California, líder climático con pies de barro

California es conocida por su compromiso con el medio ambiente. Desde políticas de reducción de emisiones hasta la promoción de vehículos eléctricos, el estado se ha posicionado como un referente global en sostenibilidad. Sin embargo, una nueva resolución del Senado californiano ha puesto en evidencia una contradicción profunda: su dependencia del crudo procedente del Amazonas, una de las regiones ecológicamente más sensibles del planeta.

El pasado lunes, el Senado estatal aprobó por unanimidad la Resolución 51, cuyo objetivo es revisar y eventualmente eliminar las importaciones de petróleo amazónico. Esta decisión surge tras años de denuncia por parte de comunidades indígenas y organizaciones ambientalistas, quienes acusan que estas importaciones destruyen la biodiversidad, violan derechos indígenas y alimentan la deforestación.

¿De dónde viene el crudo amazónico que consume California?

La mayor parte del petróleo importado por California desde el Amazonas proviene de Ecuador, seguido por Perú. Las empresas estatales de ambos países —Petroecuador y Petroperú— han impulsado extensas actividades de perforación en la selva, a menudo sin el consentimiento de las comunidades indígenas.

California es el principal comprador mundial de crudo amazónico. De acuerdo con un informe de Amazon Watch y Stand.earth, entre 2015 y 2020 el 50% del petróleo extraído en la Amazonía ecuatoriana terminó en las refinerías californianas.

Los pueblos indígenas, en primera línea de defensa

Durante una visita en junio de 2025, representantes de varias nacionalidades indígenas del Ecuador, como los Waorani y los Kichwa del Pakkiru, viajaron a Sacramento para reunirse con legisladores y exigir coherencia climática. En una protesta simbólica, navegaron en kayaks cerca de la refinería de Chevron en Richmond, una de las principales procesadoras de crudo amazónico.

Juan Bay, presidente de los Waorani, declaró: "Nosotros ya estamos protegiendo los bosques, la vida y la cultura. Ahora es momento de que los demás también asuman su responsabilidad".

Por su parte, Diana Chávez, portavoz de relaciones internacionales del pueblo Kichwa Pakkiru, celebró la resolución como una llamada a la coherencia. "No se puede liderar la lucha contra el cambio climático mientras se financia la destrucción del Amazonas", sentenció.

Una contradicción verde: coches eléctricos con petróleo amazónico

California impulsa vehículos eléctricos y energías limpias. No obstante, gran parte de la gasolina que se produce en sus refinerías proviene de petróleo amazónico. Aunque se consume localmente, una porción significativa se exporta a Arizona y Nevada, aumentando aún más la huella ambiental y sociocultural del crudo.

Esta situación cuestiona el verdadero compromiso climático del estado. “Consumir petróleo del Amazonas es incompatible con el liderazgo climático”, dijo Kevin Koenig, director de clima y energía en Amazon Watch. “Al revisar su huella petrolera, California está enviando una señal de mercado poderosa”, añadió.

Una resolución no vinculante… ¿pero con qué impacto real?

Aunque la Resolución 51 no tiene carácter obligatorio, su aprobación por unanimidad (37-0) refleja un cambio de percepción en la política estatal. Para los ambientalistas, representa un primer paso hacia una transición energética justa —una que no sacrifique los derechos de las comunidades más vulnerables a cambio de gasolina barata.

“Es el principio del fin de la adicción de California al crudo amazónico”, señaló Koenig. Mientras tanto, otras voces advierten que para alcanzar una transformación genuina es necesario que la resolución se convierta en una ley vinculante con metas claras y plazos definidos.

La expansión petrolera sigue en la Amazonía

Paradójicamente, mientras California busca revisión, Ecuador y Perú avanzan en la expansión de sus industrias petroleras. Ecuador planea subastar más de 2 millones de hectáreas en su “Ronda Sur Oriente”, que incluye bloques ubicados en territorios remotos e indígenas, equivalentes al tamaño de Nueva Jersey.

Además, ambas naciones han firmado un acuerdo para construir un oleoducto binacional que llevaría el crudo ecuatoriano al Perú, facilitando su transporte y exportación hacia mercados de Estados Unidos y Europa.

Esta iniciativa fue duramente criticada por los líderes Waorani y Kichwa, quienes consideran que estos proyectos ignoran el principio del consentimiento previo, libre e informado, reconocido por la ONU y otros tratados internacionales sobre derechos indígenas.

¿Por qué es tan preocupante el petróleo amazónico?

La Amazonía ecuatoriana es uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta, hogar de más de 2.500 especies de árboles, 1.300 especies de aves y 400 comunidades indígenas que dependen del bosque para su subsistencia.

El proceso de extracción petrolera implica construir carreteras, oleoductos y campos petroleros, dividiendo la selva, contaminando ríos y desplazando comunidades. Una vez extraído, el crudo se transporta por miles de kilómetros, incrementando las emisiones de carbono y riesgo de derrames fatales, como el de 2020, cuando un derrame petrolero contaminó los ríos Napo y Coca, dejando sin agua a más de 27.000 personas.

La “división cruda” de la economía californiana

Apoyarse en combustibles fósiles generados a costa de comunidades indígenas y ecosistemas amenazados pone en tela de juicio el modelo de desarrollo de California. Según cifras de la Energy Information Administration (EIA), California tiene capacidad para refinar más de 1.7 millones de barriles diarios, pero buena parte de su consumo se cubre con importaciones extranjeras – incluyendo el petróleo amazónico.

Expertos como Matt Krogh de Stand.earth estiman que si las refinerías destinaran más producción al mercado local y se diversificaran las fuentes de energía, “es posible eliminar las importaciones amazónicas sin afectar los precios para los consumidores”.

¿Qué sigue ahora?

Con esta resolución, California da un paso clave hacia la reconciliación entre sus políticas climáticas y su práctica económica. Aún queda por ver si adoptará medidas concretas y jurídicamente vinculantes que traduzcan esta intención en resultados tangibles.

Mientras tanto, el movimiento indígena y ambiental latinoamericano continúa alertando al mundo sobre la urgencia de proteger el Amazonas, el “pulmón del planeta”, no solo por razones ecológicas sino también por justicia social.

Como recordó Bay en su intervención en Sacramento: “Los árboles que hoy talan para extraer petróleo oxigenan también el aire que respira su gente. Defender el Amazonas es defender la vida”.

Fuentes:

Este artículo fue redactado con información de Associated Press