El calendario infernal de la MLB 2024: ¿rutina, desafío o locura logística?
Análisis de cómo la intensa programación de la temporada regular impacta a jugadores, equipos y fanáticos
Una mirada rápida al calendario de la MLB 2024 revela un torbellino de partidos, viajes constantes y una agenda que no da tregua. Desde el 26 de marzo hasta finales de septiembre, los equipos afrontarán más de 160 partidos, viajando de costa a costa sin descanso aparente. Pero, ¿es esta estructura una tradición irrompible o una rutina que deberíamos repensar por el bien de todos?
El calendario más largo en el deporte estadounidense
El béisbol de Grandes Ligas se consagra como la competición profesional con más juegos por temporada regular: 162 partidos por equipo. Para ponerlo en perspectiva: la NBA tiene 82, la NFL apenas 17, y la NHL 82.
El objetivo original del calendario tan extenso era simple: llenar estadios durante toda la primavera y el verano, garantizar ingresos sostenidos y brindar a la afición múltiples oportunidades de asistir a juegos locales. Pero en la era moderna, en la que la televisión, los contratos multimillonarios y la salud de los jugadores juegan un rol más importante que nunca, ¿sigue teniendo sentido?
Un viaje sin fin: la logística detrás del calendario
Entre marzo y septiembre, los equipos de la MLB prácticamente viven en aviones y hoteles. Por ejemplo, en un tramo del calendario proporcionado, un equipo juega en Toronto, luego en Texas, seguido de pasos fugaces por San Diego, Miami, San Francisco y finalmente nuevamente al Este. Todo esto en menos de un mes.
Según un informe de ESPN, un equipo promedio viaja más de 40,000 kilómetros durante una campaña regular, el equivalente a dar la vuelta al mundo... ¡una vez y media!
Impacto físico y psicológico en los jugadores
No es casualidad que muchos jugadores, especialmente lanzadores, sufran bajones de rendimiento o lesiones a mitad o final de temporada. El cansancio acumulado pasa factura. Incluso el campeón mundial de 2022, Justin Verlander, mencionó en una entrevista: "El verdadero reto no es lanzar bien, sino mantenerte sano y consistente en junio, julio y agosto cuando tu cuerpo te pide parar".
Los viajes modifican los patrones del sueño, provocan jet lag, y limitan el tiempo de recuperación y entrenamiento adecuado. Más aún, cualquier lesión menor puede convertirse en crónica por la falta de descanso.
“Home stands” inexistentes
Tradicionalmente, los equipos tenían períodos de 7 a 10 días consecutivos jugando en casa, lo cual permitía cierta estabilidad. Sin embargo, el calendario muestra secuencias erráticas como tres juegos locales seguidos de 10 de visita, retornos breves al estadio y nuevas giras sin interrupciones.
Para la afición, esto dificulta la fidelización constante. Aunque algunos equipos como los Cardinals o los Red Sox tienen bases sólidas e históricas, otros, especialmente franquicias más recientes, enfrentan desafíos para llenar el estadio un miércoles tarde si el equipo lleva semanas lejos.
¿Y el clima?
Uno pensaría que la MLB aprende de años anteriores. Sin embargo, es común ver partidos programados en abril en ciudades como Detroit, Kansas City o Minneapolis, aún susceptibles de tormentas de nieve o lluvia.
En 2023, se registraron 43 partidos suspendidos por clima en los primeros dos meses del calendario, lo que obliga a reprogramaciones y dobles carteleras más adelante... añadiendo más desgaste a la ecuación.
Los dobles juegos: un mal necesario
La MLB siempre ha alardeado del romanticismo de los "dobles juegos" (dos partidos el mismo día). Sin embargo, en la práctica moderna, estos son un castigo físico. Muchos equipos que enfrentan reprogramaciones por mal clima o imprevistos deben jugar dos partidos el mismo día y luego volar esa noche a otra ciudad.
Si bien las dobles jornadas se convirtieron en una solución necesaria, también exigen que equipos consuman más bullpen, alteren rotaciones y expongan a jugadores al riesgo de sobreuso.
Fanáticos saturados: ¿cuánto béisbol es demasiado?
Para el aficionado promedio, seguir 162 juegos es una tarea hercúlea. Incluso entre los más leales, son pocos los que ven todos los partidos de la campaña. En la era de la inmediatez, muchos seguidores se conforman con ver resúmenes en redes o enterarse del marcador por Twitter o ESPN.
La saturación informativa y la larga temporada hace que incluso los momentos estelares, como el All-Star Game o las peleas por el comodín, pierdan algo de impacto entre tanto contenido previo.
¿Por qué no reducir la temporada?
Durante la pandemia de 2020, la MLB jugó una temporada recortada a 60 partidos. Aquello fue una necesidad sanitaria, pero algunos analistas como Ken Rosenthal (The Athletic) y Jeff Passan (ESPN) expusieron que una campaña de entre 120 y 140 juegos combinaría calidad y emoción sin tantos sacrificios físicos. Esto permitiría más días de descanso, viajes organizados y mayor seguridad sanitaria y médica.
¿Los contras? Dinero. Menos juegos significan menos ingresos por entradas, televisión y publicidad. Esa es la barrera real que impide una reforma estructural.
La voz del sindicato
El sindicato de jugadores ha señalado en varias ocasiones que priorizar la salud es urgente. En 2023, los lanzadores de la MLB sufrieron más de 250 lesiones relacionadas con el hombro y el codo, en su mayoría relacionadas con la sobrecarga de trabajo.
Además, veteranos como Max Scherzer, Clayton Kershaw y Zack Greinke han manifestado públicamente que sería preferible jugar menos partidos a cambio de mayor longevidad profesional.
Europa y Japón observan con asombro
En ligas profesionales extranjeras, como la NPB de Japón o la Liga Coreana de Béisbol, las temporadas suelen rondar los 130-140 juegos. Incluso así, mantienen expectación, grandes niveles de rendimiento y rivalidades marcadas.
En Europa, es impensado que un deporte tenga temporadas tan largas. El fútbol, por ejemplo, distribuye 38 jornadas de liga con partidos semanales, lo cual permite que cada partido importe más.
¿Alternativas realistas?
- Reducir la temporada a 154 juegos, como ya se hizo en el pasado (antes de 1961).
- Programación más inteligente: evitar viajes extremos seguidos jugando series más largas por zona geográfica.
- Aumentar los días de descanso obligatorio dentro del calendario para todos los equipos.
- Deslocalizar más juegos a estadios techados en regiones frías si ocurre la campaña en invierno o primavera.
¿Se avecian cambios?
Rob Manfred, comisionado de MLB, ha mostrado apertura a realizar ajustes en aspectos como duración del juego (introducción del "pitch clock") o estructura de playoffs... pero se ha mostrado reticente a alterar la duración total del calendario.
La presión, sin embargo, crece. Cada año, lesiones, bajo rendimiento y quejas de fanáticos se acumulan para poner en duda la lógica detrás de este monstruo de programación que representa la MLB.
Tal vez llegó la hora de pensar menos en la cantidad... y más en la calidad.