Fuego, miedo y falsas alarmas: la doble amenaza que sacude a EE.UU.
Mientras incendios forestales arrasan el oeste del país, decenas de universidades enfrentan una ola de llamadas falsas sobre tiroteos, desatando caos y temor en los campus
Una nación entre el fuego real y el pánico artificial
Mientras el oeste de Estados Unidos arde literalmente, con miles de acres calcinados por incendios forestales en California y Oregón, una segunda amenaza de naturaleza muy diferente ha desatado el caos en otra parte del país: las llamadas falsas de tiroteos en campus universitarios.
Ambos fenómenos, uno natural y otro generado por la mano humana, comparten algo esencial: desatan miedo e incertidumbre entre la población civil, retrasan respuestas efectivas y saturan a las autoridades de emergencia. ¿Qué piensan los expertos? ¿A quién está beneficiando este clima de histeria colectiva?
La Sierra Nacional de California en llamas: el caso del incendio Garnet
Desde el domingo, el Incendio Garnet ha arrasado más de 14 millas cuadradas en la Sierra Nacional de California, a unas 60 millas de Fresno. Las autoridades intentan frenar su avance, impulsado por condiciones extremas de sequedad, vientos erráticos y la temida posibilidad de rayos secos.
Según el Servicio Meteorológico Nacional, varias zonas del centro y norte del estado permanecen bajo alertas de bandera roja. Los bomberos trabajan para proteger la pequeña comunidad de Balch Camp y las instalaciones hidroeléctricas asociadas al Río Kings. A pesar de lluvias esporádicas, el peligro se mantiene “significativo”.
Pickett y Flat: otras brasas activas
En el norte de California, otro incendio, el Pickett Fire, se desarrolla en una región vitivinícola clave: Napa. Con un 17% de contención, los trabajos se enfocan en evitar que las llamas lleguen a las propiedades de viñedos emblemáticos. De momento, no hay reportes de daños.
Más al norte en Oregón, el Flat Fire ha devorado 34 millas cuadradas de terreno montañoso. El descenso en temperaturas y las lluvias han sido aliados clave para su contención inicial, aunque sigue activo.
Mientras tanto, una epidemia de llamadas de tiroteos sacude a universidades
Como si no fuese suficiente con los desastres naturales, al menos 10 universidades de EE.UU. han sufrido un aumento reciente de llamadas falsas de tiroteos activos, fenómeno conocido como “swatting”. Este término, derivado de SWAT (las fuerzas especiales policiales), hace referencia a alertas falsas diseñadas para generar una respuesta armada inmediata.
Universidad de Arkansas, Universidad Estatal de Iowa, Universidad de Colorado, Universidad de Kentucky y Villanova han sido solo algunas de las afectadas. Los síntomas se repiten: llamadas múltiples, sonidos de disparos en el fondo, avisos de tiradores con armas tipo AR-15 y caos generalizado.
¿Qué es el “swatting”?
- Definición: Llamadas falsas a los servicios de emergencia con el objetivo de generar una respuesta masiva.
- Objetivo: Desatar confusión, pánico y posiblemente daños colaterales.
- Origen: Se ha rastreado, en eventos anteriores, a fuentes fuera del país, lo que complica su rastreo.
- Consecuencia: Desvío de recursos, agotamiento emocional y costos económicos casi imposibles de medir.
El caso Villanova y un mensaje perturbador
Durante una ceremonia de bienvenida a nuevos estudiantes, la Universidad de Villanova en Pennsylvania recibió llamadas alertando sobre tiros y un hombre con rifle. Incluso se mencionaba una persona herida. Estudiantes huyeron, se escondieron en armarios, se interrumpió la misa. Todo, una cruel mentira.
Tras levantar la alerta, el reverendo Peter M. Donohue denunció el acto como una “broma cruel” y resaltó la tristeza de ver interrumpido un momento de celebración con miedo y caos.
¿Qué efectos tiene esta ola de alarmas falsas?
Expertos como Ken Trump, presidente de la firma National School Safety and Security Services, destacan que el daño emocional es profundo y muchas veces invisible. “La angustia puede durar días, semanas o incluso más”, afirmó.
Algunos estudiantes entrevistados tras las alertas señalan que sufren de insomnio, ansiedad y un sentimiento de “normalización del miedo”. Tal es el caso de Miceala Morano, quien se escondió detrás de una pantalla verde en el estudio de periodismo de su universidad mientras llamaba llorando a su abuela: “No sé si esto es real o no… solo siento miedo”.
El caso de Wichita: cuando la mentira termina en muerte
En 2017, el fenómeno del swatting alcanzó su punto más trágico. En Wichita, Kansas, una llamada falsa terminó con la policía disparando y matando a un hombre inocente. La llamada, proveniente de otro estado, indicó que el sujeto había matado a su padre y estaba armado. Todo, fabricado.
Este fue un antes y un después en la gravedad con la que las autoridades comenzaron a atender estos casos.
¿Pueden estos casos generar efecto “Pedro y el lobo”?
Otro riesgo latente, según destaca la profesora Mya Norman, es que estas falsas alarmas provoquen una desensibilización emocional. “Nos acostumbramos a que todo sea un error, y el día que sea real, no sabremos qué hacer”, dijo. Comparó la situación con el acostumbramiento a alertas por tornados en los estados del centro.
La analogía del cuento infantil “Pedro y el lobo” parece encajar aterradoramente: ¿y si ya no creemos cuando de verdad ocurra?
¿Y qué hacen las autoridades?
La FBI anunció que trabaja junto con autoridades locales para rastrear y judicializar a los culpables detrás de este sabotaje nacional. Sin embargo, no han informado si las llamadas están coordinadas entre sí. Lo que sí queda claro, es que todas comparten el mismo patrón de manipulación psicológica.
No se trata de bromas. Se trata de delitos federales que pueden acarrear desde detenciones hasta condenas severas, sobre todo si tienen consecuencias físicas o materiales.
Realidad versus paranoia: una línea muy delgada
Los incendios forestales nos recuerdan la fragilidad del medio ambiente frente al cambio climático. Las alarmas de tiroteos falsas nos enseñan cuán frágil es la estabilidad emocional en una sociedad que ya convive con el temor de balaceras en escuelas y campus.
Ambos fenómenos atacan los nervios, desgastan equipos de emergencia y ponen en peligro a inocentes. Mientras las llamas rugen en los bosques, los campus universitarios tiemblan ante amenazas invisibles pero igual de destructivas.
En tiempos donde la verdad es un lujo escaso y el miedo una moneda de cambio, el llamado de fondo es claro: no todo suena como una emergencia, pero muchas veces lo es. Y otras, no. ¿Cómo aprender a distinguirlas sin perder el alma en el intento?