Irán, Occidente y la cuenta regresiva nuclear: ¿Amenaza real o teatro diplomático?

Europa y Estados Unidos enfrentan la decisión de reactivar sanciones ante el avance del programa nuclear iraní. Te explicamos por qué este momento es clave en la geopolítica mundial.

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El reloj nuclear no se detiene

En la ciudad de Ginebra, representantes de Irán y de las potencias europeas conocidas como E3 (Reino Unido, Francia y Alemania) se reunirán por última vez antes de que venza una fecha trascendental: finales de agosto de 2025. ¿El motivo? Decidir si activan el polémico mecanismo de "snapback" que volvería a imponer automáticamente las sanciones a Irán bajo el marco del acuerdo nuclear de 2015, también conocido como JCPOA (Joint Comprehensive Plan of Action).

Los europeos, junto con Estados Unidos, advierten que Irán ha violado los términos del pacto, no sólo al enriquecer uranio a niveles cercanos al armamento, sino también al cortar la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) tras el reciente conflicto bélico con Israel.

El origen del acuerdo nuclear con Irán

En 2015, tras años de negociaciones entre Irán y el llamado grupo P5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania), se firmó un histórico acuerdo. El mismo limitaba el enriquecimiento de uranio a un 3.67%, cantidad suficiente para fines energéticos pero inofensivo en términos militares. A cambio, se levantaron las sanciones económicas internacionales que estrangulaban la economía iraní.

El acuerdo incluía un monitoreo constante por parte del OIEA y restricciones en el número y tipo de centrifugadoras que Irán podía usar. A lo largo de los años, se lo consideró una muestra del poder de la diplomacia multilateral y uno de los escasos logros consensuados en política internacional reciente.

Donald Trump y el efecto dominó de 2018

Pero todo cambió en 2018, cuando el entonces presidente de EE.UU., Donald Trump, se retiró unilateralmente del pacto. La administración norteamericana reimpuso sanciones severas en lo que denominó la "máxima presión" sobre el régimen iraní. Esta decisión fue fuertemente criticada por sus aliados europeos, quienes intentaron mantener vivo el acuerdo por otros medios.

Respondiendo al abandono estadounidense, Irán comenzó gradualmente a incumplir partes del acuerdo. Desde entonces, ha enriquecido uranio hasta un 60% de pureza —a solo un paso técnico del 90% requerido para uso armamentístico— y ha acumulado más de 400 kg de este material, según informes del OIEA previos al corte de cooperación.

“Irán es ahora el único país que, sin tener armas nucleares, enriquece uranio a estos niveles”, advirtió Rafael Grossi, director del OIEA, en una entrevista reciente con Reuters.

La guerra de junio: Irán vs. Israel y la escalada nuclear

La tensión se elevó este año, cuando estalló un breve pero intenso conflicto armado de 12 días entre Irán e Israel. Durante este, varios centros nucleares iraníes fueron bombardeados. Teherán reaccionó cortando todo contacto técnico con inspectores del OIEA, lo que dejó al mundo a ciegas sobre el estado actual de su programa.

Desde entonces, ha aumentado la especulación sobre la capacidad del país para desarrollar una bomba nuclear. Aunque Irán insiste en que su programa tiene fines pacíficos, la historia cuenta otra versión: hasta 2003, según la CIA y el OIEA, existió un proyecto militar activo.

El “snapback”: ¿una carta para presionar o una bomba diplomática?

Frente a este panorama cada vez más alarmante, las potencias europeas y Estados Unidos se han puesto de acuerdo para establecer un plazo límite: agosto de 2025. Si para entonces Irán no ha retomado las negociaciones, no ha admitido a los inspectores del OIEA y no ha explicado qué pasó con los 400 kg de uranio altamente enriquecido, se activará el mecanismo de snapback.

  • Este mecanismo permite reimponer automáticamente todas las sanciones previas al acuerdo nuclear.
  • Su principal ventaja: no puede ser vetado por miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, como Rusia o China.

Sin embargo, Irán argumenta que el E3 carece de base legal para reactivar las sanciones, debido a que ellos tampoco cumplieron su parte del pacto tras la salida de EE.UU. en 2018. Según Teherán, los beneficios económicos prometidos nunca se materializaron.

¿Estamos al borde de una crisis nuclear?

La situación actual recuerda enormemente a los momentos previos a otras crisis nucleares. La opacidad del programa iraní, la presión diplomática creciente y los choques militares indirectos con Israel forman una mezcla explosiva.

Sin embargo, existen diferencias clave. Por ejemplo, la comunidad internacional aún conserva herramientas diplomáticas para evitar una confrontación directa. Además, países como Catar, Suiza y hasta Omán han actuado como mediadores secretos manteniendo un hilo de diálogo abierto entre Washington y Teherán.

Factores geopolíticos que complican el panorama

No solo se trata del programa nuclear. A lo largo de 2025, Irán ha enfrentado acusaciones por parte de Australia sobre supuestos ataques antisemitas organizados desde su territorio. A esto se suman incidentes regionales como la reciente escalada con Pakistán e India sobre el río Sutlej y el desplazamiento de miles de personas por posibles inundaciones transfronterizas.

Es decir, el contexto regional está especialmente volátil e inestable. Cualquier chispa —ya sea un atentado, una declaración política o un error militar— podría desencadenar una cadena de eventos de consecuencias impredecibles.

¿Qué opciones tiene Irán ahora?

Irán podría:

  1. Volver a la mesa de negociaciones con EE.UU. y los europeos.
  2. Abrir sus centros nucleares nuevamente al OIEA.
  3. Ofrecer explicaciones técnicas verificables sobre su stock de uranio enriquecido.

Estas acciones disminuirían sustancialmente el riesgo de sanciones nuevas y podrían abrir paso a un nuevo entendimiento diplomático. Sin embargo, el orgullo nacional, las elecciones internas próximas en Irán, y el deseo de convertirse en una potencia nuclear regional podrían impedir estos pasos.

¿Y si se activa el snapback?

En caso de aplicarse, esto implicaría una nueva era de aislamiento y estrangulamiento económico para Irán. La situación interna ya es crítica debido a la inflación, falta de inversiones y protestas sociales. Un regreso al régimen de sanciones lo asfixiaría aún más.

Pero también incrementaría los riesgos de que Irán, viéndose cercado, acelere su programa nuclear como herramienta de disuasión, siguiendo el ejemplo de Corea del Norte. Esta posibilidad pone nervioso no sólo a Occidente, sino también a vecinos regionales como Arabia Saudita e Israel.

Una carrera contra el tiempo

Con tan solo unos días antes del vencimiento del plazo, el mundo observa con expectación esta partida de ajedrez geopolítico.

¿Ganará la diplomacia, o nos encaminamos hacia otra confrontación internacional con consecuencias incalculables?

Sea cual sea el desenlace, este episodio será recordado como uno de los puntos de inflexión más significativos del orden internacional posterior a la Guerra Fría.

Fuentes:

Este artículo fue redactado con información de Associated Press