Lahaina tras los incendios: ¿es seguro volver a casa?
Un análisis a fondo de los riesgos invisibles, la desconfianza institucional y el futuro incierto de una comunidad marcada por la tragedia en Hawái
Una comunidad en vilo entre la ceniza y la reconstrucción
En agosto de 2023, el apacible pueblo de Lahaina, en Maui, Hawái, fue arrasado por uno de los incendios forestales más devastadores en la historia moderna del estado. Más de 100 vidas fueron perdidas y miles de estructuras reducidas a cenizas. Ahora, casi un año después, muchos de sus habitantes intentan reconstruir físicamente sus hogares, pero también resurgir emocionalmente desde un entorno que aún despierta dudas sobre su seguridad.
Instituciones gubernamentales han asegurado que el área es segura para reconstruir. Sin embargo, nuevos estudios científicos y testimonios de residentes han puesto en tela de juicio esas afirmaciones. Surgieron preocupaciones sobre la exposición continua a metales pesados presentes en el polvo, la tierra y los escombros, mucho después de que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. completara la remoción oficial de residuos y cenizas.
La recuperación entre sombras
Maria Linz, gestora del programa de recuperación de propietarios de vivienda de Lahaina para la organización sin fines de lucro Hawaii Community Lending, regresó a su hogar días después del desastre acompañado de su familia, solo para descubrir que la ceniza negra persistente invadía cada rincón de su casa. "El polvo que entra ahora no es el mismo. Antes era rojo, ahora es negro", declaró Linz. Su temor por la salud de su familia la llevó a enviar a su madre inmunocomprometida y a su hijo a vivir a California durante un año.
Su caso no es aislado. Muchos residentes han reportado síntomas físicos y mentales desde su retorno, lo que ha llevado a los investigadores a iniciar un riguroso estudio que podría transformar la forma en que evaluamos las consecuencias sanitarias de los incendios catastróficos.
Estudios científicos alarmantes
El Estudio de Exposición a Incendios Forestales de Maui (MauiWES), liderado por investigadores de la Universidad de Hawái, recopiló muestras de orina, sangre y aire de más de 1,200 sobrevivientes del fuego. Los resultados preliminares mostraron que alrededor del 20% de los participantes tenían niveles elevados de metales pesados potencialmente peligrosos como arsénico y níquel.
"Quienes han estado viviendo o trabajando cerca de la zona quemada tienen mayor probabilidad de presentar problemas respiratorios, presión arterial elevada y efectos adversos en la salud mental", explicó el economista de la salud Rubén Juárez, codirector del estudio.
¿Contradicciones oficiales?
Las autoridades del Departamento de Salud de Hawái han respondido que sus análisis del aire, suelo y agua no muestran niveles de metales pesados que representen un riesgo a la salud humana. Además, aseguran que los tamizajes de plomo realizados a más de 500 afectados indican que "no se espera un impacto clínicamente significativo."
No obstante, expertos independientes señalan que esos análisis fueron limitados a ciertas áreas conocidas como huellas de ceniza —el lugar donde se desintegraron estructuras durante el incendio—, dejando de lado sectores posiblemente contaminados de manera indirecta por el viento o por aguas subterráneas.
"No me sorprende que quienes han tenido más exposición presenten más problemas de salud. Es imposible asegurar que se Eliminó el 100% de los materiales tóxicos del área afectada", afirmó el Dr. John Balmes, experto en salud ambiental de la Universidad de California, Berkeley.
Confianza rota y miedo persistente
Damion Emeson, empleado de un resort en Kaanapali que perdió su casa en los incendios, no confía en los informes oficiales. "Hay una falta de confianza con ciertas agencias gubernamentales. No son sus familias las que viven aquí", expresó. Planea hacerse pruebas para metales y visitar más seguido al médico.
Mientras tanto, otros residentes como Linz han optado por usar filtros de aire y mascarillas N95 en su vida diaria debido a la incertidumbre. Balmes recomienda lo mismo: "Lo más importante es limitar toda exposición al polvo y a la ceniza, especialmente si hay viento".
Falencias en la recolección de datos
Un aspecto inquietante del informe MauiWES es que no incluyó un grupo de comparación de personas no afectadas por el fuego, lo cual podría limitar las conclusiones. Además, no todos los resultados están disponibles para el público: los análisis son accesibles solo para los dueños de propiedades que hacen un pedido formal al Cuerpo de Ingenieros.
Jessica Yu, investigadora del Woods Institute en Stanford, señala que diversos estudios han demostrado que los contaminantes de incendios pueden esparcirse por millas y persistir en el ambiente por meses, incluso años. "El impacto dura más de lo que creemos, tanto en tiempo como en distancia", afirmó.
El impacto psicológico: un factor olvidado
Aparte de los efectos físicos, la carga mental de vivir en constante temor no debe subestimarse. El estrés crónico por la exposición prolongada a toxinas, el duelo por pérdida de seres queridos y la frustración por la falta de respuestas claras pueden tener consecuencias tan dañinas como las físicas.
Linz contó que su esposo desarrolló insomnio, y su hijo ha tenido episodios de ansiedad. “Ya ni siquiera estamos seguros si podemos confiar en nuestras propias paredes”, dijo.
El desafío de reconstruir con transparencia
Alika Maunakea, co-líder del estudio y especialista en inmunología, señaló que aún no hay un monitoreo continuo tras la remoción de escombros. "Sospechamos que las fuentes de exposición siguen presentes o incluso que podría haber nuevas durante el proceso de reconstrucción", advirtió.
La falta de canales informativos transparentes ha hecho más difícil el acceso a datos que puedan permitir a los habitantes tomar decisiones conscientes respecto a su seguridad. Según Juárez, es vital continuar la investigación para comprender las exposiciones repetidas y sus efectos a largo plazo.
¿Qué puede hacer la comunidad ahora?
- Usar mascarillas N95 cuando estén al aire libre, especialmente durante días ventosos.
- Utilizar dispositivos de filtración de aire de alta eficiencia dentro de los hogares. Un filtro MERV 13 acoplado a un ventilador puede ser una solución de bajo costo.
- Solicitar el acceso a las pruebas realizadas en sus terrenos por parte del Cuerpo de Ingenieros.
- Monitorear su salud con frecuencia, realizando análisis de sangre y orina para rastrear metales pesados como plomo, arsénico o níquel.
- Unirse a foros vecinales y exigir transparencia y mejores prácticas ambientales y sanitarias a sus autoridades.
Mientras muchos en Lahaina aún enfrentan el proceso doloroso de reconstruir sus vidas, otros comienzan a cuestionarse si realmente es posible tener una segunda oportunidad sobre suelo contaminado. "No sabremos por años si hubo un impacto o no", concluye Linz. "Y cuando lo sepamos, quizás ya sea demasiado tarde".