¿Quién va primero? El debate que sacude las primarias presidenciales demócratas para 2028
El Partido Demócrata planea reestructurar el calendario de sus primarias y varios estados compiten por liderar el proceso. ¿Qué hay en juego y por qué importa tanto quién va primero?
Por décadas, el orden del calendario de las primarias presidenciales en Estados Unidos ha sido una tradición casi inamovible. Pero como muchas tradiciones políticas en constante reinvención, el Partido Demócrata se prepara para sacudir esta estructura hacia las elecciones de 2028. Tras otorgarle el primer lugar a Carolina del Sur en 2024, nuevos actores dentro del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) están abiertos a cambiar nuevamente el juego.
Este artículo ofrece un análisis detallado de lo que está ocurriendo detrás de bambalinas del proceso de definición del calendario demócrata. Desde las implicaciones históricas hasta las tensiones raciales y geográficas que intervienen, exploramos el porqué de este reordenamiento electoral, quiénes podrían beneficiarse y cuál será el impacto en la carrera presidencial.
¿Por qué importa tanto el primer estado?
Históricamente, los primeros estados en votar en las primarias tienen una enorme influencia en el proceso de nominación presidencial. Su papel no es simplemente simbólico; determinan el momentum de los candidatos, marcan tendencias políticas y, sobre todo, ofrecen plataforma mediática gratuita.
En palabras del ex presidente Barack Obama, quien fue catapultado por su éxito en Iowa en 2008: "Sin Iowa, no habría habido un presidente Obama". Sin embargo, Iowa fue desplazado de ese lugar privilegiado en 2024 debido a fallos técnicos en sus caucus de 2020 y a presiones para dar mayor protagonismo a los votantes afroamericanos.
2024: El año en que Carolina del Sur fue primero
El cambio principal en 2024 fue colocar a Carolina del Sur como el primer estado en el calendario demócrata. Esta decisión obedeció a una estrategia de Joe Biden para premiar a los votantes afroamericanos poco antes de su reelección presidencial, dado que fue justamente en ese estado donde salvó su candidatura en 2020.
Con este movimiento, se desplazó a Iowa y New Hampshire a posiciones secundarias, lo que generó el descontento de estos últimos. Pero con Biden siendo el candidato natural en 2024, el proceso no fue competitivo. Ahora, de cara a 2028 (cuando la nominación estará abierta), resurgen tensiones políticas sobre qué estado debe liderar.
Nuevo liderazgo, nuevas reglas
En el verano de 2025, el DNC cambió su dirección. Ken Martin, presidente del Partido Demócrata de Minnesota, reemplazó a Jaime Harrison como jefe del calendario de primarias. Además, 32 de los 49 miembros del Comité de Reglas y Estatutos, responsables de definir el calendario, también son nuevos.
Martin ha dejado claro que no hay nada definido y que no se repetirá el calendario del pasado por inercia: “La idea de aprobar automáticamente el mismo calendario no está sobre la mesa”, dijo. Su colega Shasti Conrad, presidenta del Partido Demócrata en Washington, añadió: “Priorizaré estados con grandes comunidades de color”.
Las opciones: ¿quién reemplazaría a Carolina del Sur?
El debate gira en torno a si Carolina del Sur —estado mayoritariamente republicano— debería seguir comenzando el proceso. Aunque tiene un gran porcentaje de población afroamericana (alrededor del 27%), no es un estado competitivo en una elección general.
En contraste, hay quienes proponen a Georgia o Carolina del Norte, estados del sur con demografía similar pero con perfil de “swing states” —es decir, susceptibles a cambiar de partido—, lo cual les otorgaría más relevancia estratégica.
Otras propuestas incluyen a Nevada y Michigan, elevadas en el calendario en 2024. Nevada se promueve como el estado ideal para reconquistar al electorado obrero. Hilary Barrett, directora ejecutiva del Partido Demócrata de ese estado, declaró: “Si el partido quiere ganar otra vez a los trabajadores, Nevada debe liderar”.
Historia de los “early states” y su dominancia
Desde los años 70, cuatro estados han dominado el arranque del proceso electoral: Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur. Este cuarteto, conocido como los “early states”, ofrecía una mezcla de geografías y demografías diversas. Pero básicamente eran “estados de tradición”, con más peso por antigüedad que por representatividad demográfica.
Los cambios recientes buscan corregir esas desigualdades. Como dijo Ken Martin: “La base más leal del Partido Demócrata son los votantes afroamericanos y deben tener un rol prominente en elegir al candidato”.
La resistencia de Iowa y New Hampshire
Sin embargo, los estados tradicionales no ceden fácilmente. Iowa ha amenazado con rebelarse si es excluido, y New Hampshire también insiste en su ley estatal que exige ser la primera primaria del país, desafiando cualquier decisión del DNC.
Ray Buckley, presidente del Partido Demócrata en New Hampshire y uno de los pocos con experiencia en el Comité de Reglas que aún sigue, afirmó: “Todos tienen la oportunidad de hacer su caso. Confío en que el proceso será justo”.
¿La raza como factor decisivo?
Buena parte del debate gira en torno a la representación de los votantes afroamericanos y latinos, cuya influencia en el Partido Demócrata ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. En 2024, según Pew Research, el 54% del electorado demócrata no era blanco. Y los afroamericanos representaron el 23% de todos los votantes que participaron en las primarias presidenciales.
De hecho, figuras como Jaime Harrison —anterior presidente del DNC y oriundo de Carolina del Sur— defendieron mantener a su estado en primer lugar por razones de representatividad y fiabilidad electoral. “En los últimos 20 años, Carolina del Sur ha predicho mejor que Iowa o Nevada quién será el nominado”, alegó.
Calendario del nuevo proceso
El Comité de Reglas y Estatutos tendrá su primera reunión sobre este tema en septiembre de 2025. A partir de ahí, comenzará una serie de deliberaciones y audiencias que se extenderán hasta la primavera de 2026.
Algunos estados ya están haciendo lobby en reuniones informales con miembros del DNC. Otros han iniciado campañas públicas para postularse como nuevos destinos del arranque electoral. Las decisiones se tomarán con base en criterios como:
- Representatividad demográfica
- Competitividad electoral
- Infraestructura electoral y logística
- Historial de elecciones confiables y participativas
¿Y si todo cambia de nuevo en 2032?
Otra particularidad del sistema estadounidense: este calendario puede cambiar cada cuatro años. No es permanente. Por tanto, la disputa actual podría repetirse para 2032 si otro liderazgo toma el control del DNC. Esto genera cierta volatilidad pero también apertura para corregir desequilibrios históricos.
La conclusión es clara: el debate sobre quién va primero no es menor. Es una batalla política con profundas implicaciones electorales, raciales, mediáticas y económicas. Porque el primer estado en votar no sólo lanza una primaria... también lanza una narrativa.
¿Qué sigue para los votantes?
Millones de votantes demócratas observarán con atención cómo se resuelve esta pugna estatal. Y aunque falta tiempo para las primarias de 2028, los aspirantes presidenciales ya están recalculando sus rutas de campaña, sabiendo que la geografía puede definir el destino.
Como lo dijo una vez Bill Clinton: “En política, el tiempo lo es todo. Y el lugar donde empiezas puede ser más importante que el lugar donde terminas.”