¿Un sándwich como símbolo de resistencia? Lo que el caso de Sean Dunn revela sobre el poder de los jurados en EE.UU.

El sorprendente rechazo de un jurado a imputar un delito grave por lanzar un sándwich a un agente federal abre un debate sobre el sistema judicial y la tensión con las políticas de seguridad de Trump

El impacto simbólico de un sándwich y un juicio que no fue

En un giro inesperado en la capital de Estados Unidos, un gran jurado de Washington D.C. se rehusó a imputar cargos graves contra Sean Charles Dunn, quien fue arrestado por lanzar un sándwich tipo "sub" a un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Puede parecer un gesto trivial, incluso cómico, pero el incidente, que fue grabado en video y se volvió viral, rápidamente adquirió una dimensión política y legal mucho mayor.

Este caso nos obliga a reflexionar no solo sobre la conducta de los ciudadanos frente a las fuerzas del orden, sino también sobre el funcionamiento del sistema judicial estadounidense, especialmente en tiempos de intensas tensiones políticas como las generadas por el llamado law enforcement surge de la administración de Donald Trump en 2025.

¿Quién es Sean Charles Dunn?

Hasta antes del incidente, Dunn se desempeñaba como especialista en asuntos internacionales en la División Criminal del Departamento de Justicia de EE.UU. El lanzamiento del sándwich no solo le costó el arresto por agresión, sino también su puesto de trabajo. Según un comunicado policial, el altercado ocurrió durante los primeros días del despliegue masivo de fuerzas federales ordenado por Trump el 11 de agosto de 2025, en lo que muchos catalogaron como una militarización innecesaria de la capital.

El expediente policial indica que Dunn se acercó a un grupo de agentes de la CBP, les gritó insultos, llamó "fascista" a uno de ellos, y finalmente lanzó el sándwich, que impactó en el pecho de un agente. Luego intentó huir, pero fue detenido por la policía.

La historia detrás del “sándwich” y los jurados

Pero lo que resulta más trascendente no es tanto el acto en sí, sino la decisión del gran jurado, que se negó a emitir una acusación formal por delito grave contra Dunn. Esto es extremadamente raro. Como dijo en su momento el juez Sol Wachtler, ex presidente del Tribunal de Apelaciones de Nueva York: “Un fiscal podría lograr que un gran jurado acuse hasta a un sándwich de jamón”. Esta frase, famosa en el ámbito legal estadounidense, subraya la habitual docilidad de los grandes jurados ante los fiscales.

Entonces, ¿por qué este jurado se pronunció en contra?

Posiblemente, por el carácter simbólico y casi ridículo del acto y por la percepción de que la reacción del gobierno fue desproporcionada. Esto también ilustra que no todos los ciudadanos están dispuestos a aceptar pasivamente la retórica de “ley y orden” impuesta por el gobierno federal.

Un contexto político más amplio: la ofensiva federal de Trump

El incidente con Dunn no puede analizarse de forma aislada. Forma parte de una ofensiva más amplia del expresidente Donald Trump, quien en agosto de 2025 ordenó la presencia intensificada de agencias federales en Washington D.C., en respuesta a lo que consideraba disturbios urbanos y amenazas a la seguridad interna. Este esfuerzo ha resultado en más de 1,000 arrestos desde su implementación.

Sin embargo, esta táctica ha sido fuertemente criticada por expertos en derechos humanos, políticos demócratas e incluso exfuncionarios republicanos. Se ha acusado al expresidente de usar las agencias federales con fines políticos, especialmente en anticipación a las elecciones de 2026.

¿Exceso de fuerza o aplicación necesaria de la ley?

Los defensores de la línea dura en materia de seguridad argumentan que Dunn cometió una agresión y debía enfrentarse a la justicia, incluso si el proyectil era comestible. También sostienen que insultar e intentar intimidar a un agente federal es un delito que no debe tomarse a la ligera.

Del otro lado, organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) han defendido a Dunn, alegando que se trató de un acto simbólico de protesta contra lo que muchos residentes de Washington consideran una ocupación federal injustificada.

“¿Desde cuándo protestar pacíficamente –incluso de forma creativa– se penaliza con la amenaza de un cargo grave?”, preguntó en una entrevista con NPR un portavoz de la ACLU.

El poder (y a veces el freno) de los grandes jurados

En el sistema de justicia penal de EE.UU., los grandes jurados juegan una función clave: deciden si hay evidencia suficiente para llevar a juicio a un acusado. Pero sus procedimientos son secretos, y los fiscales tienen una enorme influencia. De ahí que la decisión de no imputar a Dunn haya generado tanto revuelo.

Según estadísticas del Departamento de Justicia, en más del 99% de los casos los grandes jurados emiten acusaciones formales cuando los fiscales las solicitan. Por lo tanto, este caso representa una excepción inusitada.

El sándwich como acto político: historia de protestas inusuales

La acción de Sean Dunn también forma parte de una larga tradición de actos de protesta “extraños pero potentes” en Estados Unidos. Desde el histórico “Boston Tea Party” hasta las manifestaciones con disfraces de “Handmaid’s Tale” en las escalinatas del Capitolio, el país ha sido escenario de múltiples formas de disidencia simbólica.

El sándwich, en este caso, se convierte en un símbolo similar: un acto de rebeldía frente a lo que muchos consideran un atropello federal innecesario.

¿Y ahora qué? Los posibles escenarios futuros

Aunque el gran jurado rechazó presentar cargos en esta ocasión, los fiscales aún podrían volver a intentarlo si surge nueva evidencia o si consideran que su caso puede presentarse de una forma distinta. No obstante, este tipo de reversión también es muy poco común.

Mientras tanto, la oficina de la fiscal Jeanine Pirro, quien dirige la acusación, no ha emitido un comentario oficial sobre si se insistirá en el caso.

La ironía es que, incluso si nunca se presenta una nueva acusación, la vida profesional de Sean Dunn ya ha sido afectada severamente, sin necesidad de una condena formal.

Epílogo: ¿Puede un sándwich cambiar la historia?

Por supuesto, nadie espera que una acción como la de Sean Dunn trascienda como un punto de inflexión político. Pero sí podría quedar registrada como una llamada de atención sobre las tensiones entre protesta ciudadana, uso del poder federal y el rol independiente del sistema judicial.

En tiempos donde la polarización es la norma, tal vez deberíamos prestar más atención a los gestos mínimos: incluso lanzar un sándwich puede poner en jaque todo un discurso autoritario.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press