El renacer del bateo en la MLB: ¿los bateadores comienzan a ganar la batalla?

Gracias a nuevas reglas, tecnología avanzada y cambios de mentalidad, los bateadores están encontrando formas de golpear de nuevo en una era dominada por los lanzadores.

Un cambio sutil pero importante

En una época donde los lanzadores dominan con rectas de más de 95 millas por hora y sliders de efecto mortal, una pequeña revolución está ocurriendo en la MLB. Aunque los ponches aún superan a los hits en muchos partidos, la temporada 2025 está mostrando señales de que los bateadores están empezando a encontrar la fórmula para contrarrestar décadas de supremacía monticular.

La escena fue clara en un reciente encuentro entre los Diamondbacks y los Reds, cuando el estrella dominicano Ketel Marte enfrentó a Graham Ashcraft en una intensa batalla de 13 lanzamientos. Tras varios fouls ante rectas de 100 mph y cutters rompientes, Marte conectó un sencillo que empató el juego.

"Cuando pones la bola en juego, pasan cosas buenas", dijo Bruce Bochy, mánager de los Rangers. Una frase que empieza a reflejar una realidad más presente en el diamante.

Reglas nuevas, resultados mixtos

En 2023, la MLB implementó una serie de cambios de reglas diseñados para hacer el juego más atractivo. El reloj de pitcheo redujo el tiempo promedio de los partidos, la eliminación de los shifts defensivos debería haber ayudado a aumentar los hits, y el tamaño de las bases incentivó el robo de bases. Lo curioso es que, si bien estos cambios generaron un repunte en la asistencia y en la acción en las bases, el promedio de bateo colectivo permaneció relativamente bajo. ¿Por qué? Los ponches seguían al alza.

Pero ahora, con datos hasta el 26 de agosto de 2025, el panorama muestra una leve mejora. Por primera vez en años, los equipos promedio efectúan 8.28 hits por juego, cantidad que empata a la de strikeouts. Con un promedio colectivo de bateo que sube a .246, parece que los bateadores están aprendiendo a sobrevivir y hasta prosperar frente a los lanzadores de élite.

La evolución de la tecnología a favor del bateador

Uno de los factores clave en este aparente cambio es el uso intensivo de tecnologías avanzadas como la máquina de pitcheo Trajekt Arc. Este dispositivo ha revolucionado la forma en que se entrena el bateo, recreando con precisión lanzamientos basados en el perfil exacto de cualquier lanzador de la MLB.

"Todos tenemos estas máquinas modernas que te permiten ver exactamente cómo va a venir la pelota", comentó Ryan McMahon, tercera base de los Yankees. "El juego siempre ha tenido 'stuff' muy sucio, pero los bateadores ya están empezando a ajustarse".

Nuevas mentalidades, viejas filosofías

Torey Lovullo, mánager de los Diamondbacks, cree que parte del cambio se debe al desarrollo de un nuevo perfil de bateadores: jugadores con mentalidad de contacto, pero que aún pueden pegar con autoridad. “No se trata de buscar siempre el cuadrangular”, explicó. “Es aprender a ajustar el enfoque, especialmente con dos strikes”.

Esta forma híbrida de bateador recuerda a viejas glorias del pasado y parece estar reapareciendo con fuerza. El mejor ejemplo de ello es Luis Arráez, el venezolano que lidera la liga en evitar ponches con apenas 15 en 514 turnos. Su promedio de un ponche cada 34.27 turnos resulta casi inverosímil en la era moderna, similar a la era de la pelota muerta de hace más de un siglo.

Estrellas que dominan la zona de strike

Además de Arráez, otros nombres emergentes destacan por su capacidad de contacto:

  • Jacob Wilson (Atheltics): 12.42 turnos por ponche
  • Nico Hoerner (Cubs): 12.50 turnos por ponche
  • Steven Kwan (Guardians): 10.31 turnos por ponche

Este tipo de enfoque está teniendo impacto más allá de lo individual: los Padres, Blue Jays y Royals son los tres únicos equipos con menos de 1,000 ponches esta temporada y todos tienen aspiraciones de playoffs.

El caso de Trevor Story y la reinvención del ‘swing’

Incluso bateadores conocidos por su agresividad como Trevor Story están mostrando una evolución. Su tasa de ponches ha caído, y con ello, su desempeño general ha mejorado: batea para .260 con 21 jonrones y 83 impulsadas.

Es más un tema de mentalidad, especialmente con dos strikes”, dijo Story. “Me he ayudado usando el lado derecho del campo, aprovechando los espacios ahora que no hay shift.

¿El poder ya no lo es todo?

Durante dos décadas, la métrica favorita fue el home run. Bateadores como Aaron Judge o Pete Alonso llenan titulares con sus palos descomunales. Pero el juego parece dar cabida nuevamente al estilo de bateadores de contacto —algo que en los 90 parecía en extinción.

"Me encantan los cuadrangulares", dice Lovullo. "Pero también me gustan los buenos bateadores. Y ese tipo híbrido está empezando a surgir en las ligas menores".

El triple dígito ya no intimida

Otro signo de los tiempos: los lanzamientos a más de 100 millas por hora ya no atemorizan como antes. Mickey Moniak, jardinero de los Rockies, lo resume así: “Ya es solo otro número”. Cuando debutó en las menores, se sorprendía con cada pitcheo por encima de 95. Hoy, lo asume como el nuevo estándar. "Si no tiras al menos 95, ni siquiera llamas la atención", sostiene.

Un vistazo al pasado: historia y evolución

La historia de la MLB ha tenido ciclos claros. En 1926, Emil Levsen lanzó dos partidos completos en un día, sin registrar ponches. Hoy, ese estilo parecería imposible. Desde la era de Nolan Ryan y su dominio a base de ponches (pasando las 300 K en cinco temporadas), hasta el récord de Eric Gagné de 44 salvamentos consecutivos en 2003, el pitcheo fue ganando terreno.

Pero así como hubo un auge del slugger puro, también lo hubo del lanzador ultrapoderoso. Lo que presenciamos hoy es un nuevo intento de equilibrio, donde el bateador vuelve a adquirir herramientas —tecnológicas, mentales y estratégicas— para competir en nivel élite.

¿El nuevo modelo ofensivo?

Si el modelo de la ofensiva en los últimos 20 años fue "esperar el cuadrangular", las métricas modernas están favoreciendo cada vez más el contacto de calidad. En lugar de todo o nada, los equipos están buscando producción constante: menos ponches, más embasados, y aprovechar cada error defensivo, ahora que el shift ya no molesta.

La sabermetría aún ama al cuadrangular, pero empieza a abrazar a bateadores como Kwan o Arráez, cuyos perfiles se asemejan más a Ichiro o Tony Gwynn que a Bryce Harper.

El camino hacia octubre: batear o morir

La lucha contra el ponche no es solo una aspiración estética. Es una necesidad estratégica. Los equipos que mayores expectativas de playoffs tienen están compitiendo por reducir su tasa de ponches, sabiendo que cada turno contra un pitcher de élite en octubre cuenta.

Al final, si bien la fuerza bruta sigue marcando la diferencia en momentos clave, el baseball vuelve poco a poco a reconocer el valor del bateador completo: el que puede ajustar, acomodarse, y poner la pelota en juego cuando más importa.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press