Gaza en agonía: por qué la guerra sigue arrasando a pesar del clamor por la paz
Netanyahu, Hamas, Trump y un conflicto atrapado entre intereses políticos, ideologías y desesperación humanitaria
Otra ofensiva en Gaza: el horror continúa
En un nuevo capítulo de una guerra que parece no tener fin, Israel se prepara para lanzar una nueva ofensiva militar sobre la devastada ciudad de Gaza, donde ya se enfrenta una catastrófica hambruna. A casi dos años del ataque del 7 de octubre por parte de Hamas, Gaza sigue siendo el epicentro de una de las crisis humanitarias más severas de este siglo. ¿Por qué, entonces, sigue esta guerra, a pesar de la presión internacional y del grito desesperado de millones por un alto al fuego?
La respuesta es compleja, interconectada con las políticas internas de Israel, la estrategia de Hamas, la posición ambivalente de Estados Unidos y la inestabilidad global del orden geopolítico. Este artículo ofrece un análisis en profundidad sobre los factores que perpetúan la guerra más allá de toda lógica humanitaria.
Netanyahu y la política de guerra
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha mantenido una postura inflexible: la guerra debe continuar hasta la "destrucción total" de Hamas y la liberación de los rehenes israelíes. Sin embargo, muchos lo acusan de usar el conflicto como escudo político.
Su coalición de gobierno depende de partidos de extrema derecha que ven en la guerra una oportunidad para hacer realidad su agenda: la reocupación de Gaza, el traslado masivo de palestinos a otros países y la reconstrucción de asentamientos judíos desmantelados en 2005. Estos partidos han amenazado con abandonar el gobierno si la guerra concluye sin una victoria absoluta. De hacerlo, Netanyahu se enfrentaría a un escenario político complicado, especialmente ante elecciones previstas para 2025 y las acusaciones de corrupción que podrían terminar con su carrera.
“El fin de la guerra es el fin del poder de Netanyahu”, aseguran analistas israelíes, como Yohanan Plesner, del Instituto Democrático de Israel.
Hamas: entre resistencia y supervivencia
Del otro lado del muro, Hamas también se niega a rendirse. Netanyahu afirma que la guerra terminaría si la organización libera a los rehenes y deponen las armas. Pero Hamas exige una retirada israelí completa, la excarcelación de presos palestinos y una tregua duradera. Incluso ha sugerido transferir el poder a otros líderes palestinos, pero bajo condiciones de autodeterminación.
Desde su perspectiva, deponer las armas sin garantías internacionales significaría exponerse a una ocupación indefinida y aniquilar las aspiraciones nacionales palestinas. La historia les respalda hasta cierto punto: cuando la OLP fue expulsada de Líbano en 1982, Hamas emergió como una nueva fuerza política-militar en la primera Intifada (1987). En otras palabras, como en cualquier vacío de poder, si Hamas cae sin resolver las causas subyacentes del conflicto, simplemente será reemplazado por otro grupo armado.
El papel pasivo de EE.UU. y Donald Trump
Durante su administración, el entonces presidente Donald Trump trató de presentarse como el artífice de acuerdos históricos en Medio Oriente, incluyendo la llamada "Paz de Abraham" entre Israel y varios Estados árabes. Sin embargo, con el conflicto en Gaza, su intervención ha sido ambigua, por no decir inexistente.
Trump ha manifestado su deseo de que el conflicto termine, pero ha presionado únicamente a Hamas para liberar a los rehenes, sin exigir públicamente a Israel que detenga sus operaciones militares. Su enviado, Steve Witkoff, incluso se retiró de las negociaciones de alto al fuego, culpando a Hamas de obstruccionismo. Mientras tanto, el gobierno estadounidense ha continuado respaldando a Israel con armamento y vetando resoluciones de alto al fuego en la ONU.
En recientes declaraciones, Trump aseguró: “Podría haber un final concluyente en las próximas semanas”, sin dar más detalles.
Estados Unidos ha ido más allá: ha sancionado a jueces internacionales que buscan procesar a oficiales israelíes y ha incluso amenazado con represalias económicas a países como Canadá por mostrarse críticos ante la guerra en Gaza.
El caos diplomático: ofertas rechazadas, treguas fallidas
La iniciativa más esperanzadora llegó hace apenas semanas, cuando mediadores regionales presentaron una propuesta aceptada verbalmente por Hamas, la cual se decía casi idéntica a otra aprobada por Israel. Sin embargo, ni Estados Unidos ni Israel han respondido públicamente.
¿Se está negociando otro trato más completo entre bambalinas? Es probable. Pero mientras tanto, la guerra avanza, y cada día que pasa representa más muertos, más destrucción y más desesperanza para los 2.2 millones de ciudadanos que aún resisten bajo asedio en Gaza.
El factor humanitario: Gaza al borde del colapso
La situación humanitaria en Gaza es desoladora. Según datos de la ONU, más del 80% de la población gazatí ha sido desplazada, y más de 30,000 personas han muerto desde el inicio del conflicto. La inseguridad alimentaria alcanza niveles catastróficos: el Programa Mundial de Alimentos ha advertido de hambruna inminente, especialmente entre niños menores de 5 años.
Hospitales, escuelas, plantas potabilizadoras y centrales eléctricas han sido blancas de bombardeos. La FAO estima que el 98% de las tierras agrícolas de Gaza ya no son fértiles ni utilizables.
“Estamos viendo una destrucción sistemática de las infraestructuras básicas para la vida,” dijo Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados.
¿Paz o punto sin retorno?
Tanto Israel como Hamas están atrapados en una lógica de suma cero. Para unos, la victoria representa aniquilar por completo a Hamas; para otros, sobrevivir significa resistir hasta el último hombre, mujer y niño. En medio, millones de civiles que ya no tienen hogar ni esperanza.
Los analistas temen que esta lógica esté empujando al conflicto a un punto sin retorno. Si la comunidad internacional —y especialmente EE.UU.— no impone un marco de alto al fuego inmediato, Gaza podría convertirse en la primera región del siglo XXI en ser literalmente borrada de la faz de la tierra.
¿Qué opciones quedan?
- Poner condiciones a la ayuda a Israel: Algunos expertos proponen que EE.UU. condicione su ayuda militar a objetivos humanitarios verificables en Gaza.
- Reactivar la diplomacia regional: Egipto, Qatar y Jordania han demostrado ser interlocutores clave para acercar posturas.
- Fomentar una solución palestina interna: Hay nuevas voces dentro de Palestina que podrían liderar una reconstrucción política post-Hamas, pero necesitan tiempo y apoyo para consolidarse.
- Presión global coordinada: Las sanciones, el aislamiento diplomático o eventos internacionales pueden aumentar el costo político de continuar la guerra.
Ahora mismo, sin embargo, todas estas medidas parecerían lejanas. Gazatíes siguen muriendo. Netanyahu sigue luchando por su supervivencia. Y el mundo, una vez más, mira hacia otro lado.