Tragedia en Atwood Lake: Fe, alucinaciones y muerte en una familia Amish
El caso Ruth Miller expone una mezcla de creencias religiosas extremas y crisis de salud mental que culminaron en la muerte de un niño de 4 años y su padre
Un acto de fe que terminó en tragedia
El 23 de agosto de 2025, en el tranquilo entorno del lago Atwood, Ohio, emergió una historia que conmocionó a la comunidad local y al país entero: Ruth Miller, una mujer amish de 40 años, arrojó a su hijo de cuatro años al lago en lo que describió como una "prueba de fe". Su esposo, Marcus J. Miller, falleció el mismo día intentando llegar a un banco de arena en medio del lago, también motivado por una supuesta indicación divina. Lo que pareciera un trágico accidente es en realidad una devastadora combinación de creencias religiosas fuera de control y una profunda crisis de salud mental.
¿Quiénes son los Amish?
Los Amish forman parte de una comunidad cristiana anabaptista que se caracteriza por su estilo de vida apartada y sencilla, alejada de las comodidades de la tecnología moderna. Aunque esta comunidad es conocida por profesar la no violencia, no son ajenos a problemas internos como la violencia doméstica o el abuso sexual.
Según RAINN (Rape, Abuse & Incest National Network), organizaciones que protegen a víctimas han documentado múltiples casos de abuso dentro de comunidades Amish que rara vez trascienden a las autoridades civiles, dada su tendencia a resolver todo dentro del contexto religioso.
Los hechos: entre delirios y convicción religiosa
Según declaraciones del sheriff del condado de Tuscarawas, Orvis Campbell, los Miller viajaron con sus cuatro hijos a Atwood Lake en una casa rodante por el cumpleaños de Ruth. Pero esta escapada de fin de semana terminó en una pesadilla.
En la madrugada del sábado, Marcus intentó nadar hacia un banco de arena en el lago, en lo que se describió como una prueba espiritual. Murió en el intento. Horas más tarde, Ruth confesó haber arrojado intencionalmente a su hijo menor, Vincen, al lago como una forma de "entregarlo a Dios". Las palabras de los oficiales que estuvieron en la escena fueron impactantes: “Ella dijo que le estaba dando su hijo al Señor”, relató el sheriff Campbell.
Luego, Ruth condujo un carrito de golf a gran velocidad con sus tres hijos mayores a bordo y lo estrelló contra un muro de piedra antes de quedar completamente sumergido en el lago. Por suerte, los chicos lograron salir.
El componente mental: ¿creencias o psicosis religiosa?
Ruth Miller fue internada en una institución psiquiátrica de alta seguridad tras el incidente. Y es ese entorno donde surgen las principales preguntas: ¿Fueron estos actos motivados por la fe o catalizados por una enfermedad mental no tratada adecuadamente?
Los informes judiciales indican que Ruth ya había recibido ayuda psicológica en el pasado. La familia y líderes de la iglesia amish a la que pertenecía emitieron un comunicado diciendo que estas acciones no reflejan sus creencias, sino que eran “resultado de una enfermedad mental”.
De acuerdo con estudios del National Institutes of Health, los delirios de carácter religioso son comunes en cuadros de esquizofrenia paranoide o trastornos psicóticos, sobre todo en comunidades hiperreligiosas donde la figura divina tiene un papel omnipresente.
La confusión de los hijos
El relato policial es aún más perturbador cuando se examina desde la perspectiva de los hijos mayores, quienes fueron también inducidos a realizar pruebas similares en el agua como parte del “reto espiritual”. Según el sheriff, los hermanos simplemente obedecieron sin cuestionar: “Para ellos, lo que dicen papá y mamá, va a misa”, explicó.
Se trata de una muestra clara de cómo, en entornos cerrados y autoritarios, se borra la línea entre la fe y la obediencia ciega, lo que se torna particularmente peligroso cuando los adultos a cargo atraviesan episodios psicológicos intensos.
Críticas al sistema y vacío institucional
Aunque el caso se convirtió en prioridad para las autoridades del condado, también dejó al descubierto una serie de carencias en el manejo temprano de crisis psicológicas en comunidades Amish. Muchos expertos señalan que el aislamiento de estas comunidades dificulta el acceso a servicios de salud mental y, en ocasiones, hasta hay resistencia de sus miembros para recibir tratamiento profesional.
“Las iglesias tienen que dejar de considerar los abusos o desequilibrios mentales como una cuestión de disciplina eclesial. Necesitan comprender que son delitos o urgencias clínicas”, sostiene Linda Crockett, directora de Safe Communities, organización que busca proteger a víctimas dentro de comunidades religiosas cerradas.
Un fenómeno recurrente: religión e infanticidio
Aunque desgarrador, este caso no es único. En múltiples ocasiones la religión ha jugado un papel determinante en casos de infanticidio durante crisis psicóticas. Vale recordar el caso de Andrea Yates, quien en 2001 ahogó a sus cinco hijos en Houston, Texas, argumentando que Dios le ordenó hacerlo para salvar sus almas de la condena eterna. Fue diagnosticada con psicosis postparto severa.
“Las alucinaciones con carga moral o religiosa tienden a involucrar mayores niveles de violencia, culpa y sacrificio”, explica el psicólogo forense Dr. Alejandro Moreno, autor del libro Fe y Delirio: Psicopatología en contextos religiosos.
Atwood Lake: escenario de devoción y desastre
El lago Atwood, a 132 kilómetros al sur de Cleveland, es un espacio rural popular entre familias para retiros religiosos y acampadas. El lugar, que debería haber sido motivo de celebración por el cumpleaños de Ruth, terminó convertido en una macabra escena de búsqueda y rescate.
Los buzos encontraron el cuerpo de Vincen a poca profundidad cerca del muelle el mismo sábado al anochecer, mientras que el de Marcus fue hallado al amanecer del domingo, a 48 metros del muelle.
El trauma de los sobrevivientes
Actualmente, los tres hijos sobrevivientes de los Miller están bajo protección y vigilancia psiquiátrica. De acuerdo con las autoridades, estos menores están “extremadamente confundidos” y enfrentan un proceso largo de recuperación psicológica. Han sido separados de su madre y colocados en hogares temporales seguros mientras se evalúa su entorno familiar extendido.
¿Qué sigue para Ruth Miller?
Los cargos contra Ruth incluyen dos cargos por asesinato agravado y otros por violencia doméstica y peligro para menores. Como aún se encuentra en evaluación psicológica, no ha sido encarcelada formalmente. Su futuro dependerá de los informes clínicos y la evaluación judicial sobre su capacidad mental para enfrentar un juicio.
Por ahora, la corte municipal de New Philadelphia deberá determinar si es competente para responder ante la ley o si será ingresada permanentemente a una institución mental.
Fe, enfermedad y tragedia: un cóctel letal
Este caso retrata con crudeza las intersecciones peligrosas entre estructuras religiosas cerradas y los trastornos mentales no tratados. También plantea preguntas urgentes sobre el rol del Estado en la fiscalización de comunidades donde la rendición de cuentas pocas veces sale del ámbito religioso.
“Cuando la fe se convierte en justificación para el silencio o la violencia, la sociedad no puede quedarse de brazos cruzados”, concluye Crockett.
Una verdad indiscutible se eleva del fondo de ese lago: la religión sin comprensión de la salud mental puede ser tan mortal como cualquier tormenta.