¿El principio del fin de las armas en los campos palestinos del Líbano?

El desarme parcial de facciones palestinas abre la puerta a posibles reformas legales para unos 200,000 refugiados, pero ¿es esto un avance real o una maniobra simbólica?

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Por primera vez en décadas, varias facciones palestinas comenzaron esta semana a entregar armas a las Fuerzas Armadas Libanesas, una acción que algunos interpretan como un paso modesto pero crucial hacia la normalización de los campos de refugiados en el país.

Trasfondo histórico: un sistema estancado en la marginalización

Desde la creación del Estado de Israel en 1948, cuando miles de palestinos huyeron o fueron expulsados de sus tierras, alrededor de 200,000 refugiados palestinos residen en el Líbano. Sin embargo, su situación legal y social no ha mejorado en más de 75 años.

No tienen acceso a la ciudadanía libanesa. No pueden poseer propiedades inmuebles. Están restringidos de trabajar en más de 30 profesiones. Y hasta ahora, sus campos han sido zonas fuera del control del Estado libanés, plagados de tensiones entre facciones y marcas históricas de militarización.

¿Un cambio real en el horizonte?

Ramez Dimashkieh, el director del Comité de Diálogo Libanés-Palestino, anunció que trabajan en una propuesta legislativa que, si bien no otorgará ciudadanía a los refugiados, sí podría expandir sus derechos en el ámbito laboral y de propiedad.

Estamos dando pasos hacia la transformación de estos campos militarizados en sociedades civiles”, dijo Dimashkieh en una entrevista reciente. Aunque admitió que muchos califican las entregas de armas como simbólicas, insistió en que hay voluntad política para aplicar reformas sustanciales.

Una entrega inicial, ¿demasiado modesta?

La semana pasada, un solo camión, cargado con ametralladoras y lanzagranadas RPG, salió del campo de Burj al-Barajneh, en las afueras de Beirut, rumbo a un depósito militar. Una acción descrita por analistas como insuficiente y vista con cinismo por sectores libaneses.

“Puede que sea solo un camión, pero son armas que ya no están en circulación”, agregó Dimashkieh. “Es un comienzo, aunque modesto”.

Más entregas en el sur del Líbano

Este jueves, tres campos más en el sur hicieron entregas adicionales —incluyendo cohetes Grad, ametralladoras y granadas de mano— en lo que se considera una “segunda fase” del plan acordado hace tres meses entre el presidente libanés Joseph Aoun y el presidente palestino Mahmoud Abbas.

El objetivo detrás de esta colaboración: reemplazar a las milicias armadas por formas de administración civil, supervisadas gradualmente por las fuerzas de seguridad interna del Líbano y autoridades palestinas locales no armadas.

El caos de Ein el Hilweh: el fracaso de la autoridad interna

El campo de Ein el Hilweh, cerca de Sidón, se convirtió en un campo de batalla interno en 2023. Conflictos entre el movimiento Fatah y facciones islamistas rivales causaron la muerte de unas 30 personas, cientos de heridos, y obligaron a miles a huir.

Las escuelas administradas por UNRWA (Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos) dentro del campo fueron dañadas gravemente y están fuera de servicio desde entonces. “No tenemos recursos para reabrir esas instalaciones”, lamentó Dorothee Klaus, directora de UNRWA en el Líbano.

UNRWA no participa directamente del proceso de desarme, pero manifestó su esperanza de que esta iniciativa genere finalmente un entorno estable y seguro.

¿Y quién gobierna ahora los campos?

Actualmente, los campamentos palestinos operan con sus propios comités populares, muchos sin autoridad legal reconocida. Según Dimashkieh, se espera que pronto se celebren elecciones internas para renovar esos organismos, algo que no ocurre desde hace más de una década.

Abbas ha realizado ya una purga de su estructura representativa en el Líbano, incluyendo el reemplazo del embajador palestino y otros altos funcionarios. La meta: renovar la legitimidad de las autoridades en los campos.

No todos están de acuerdo

Las facciones opositoras a Abbas, principalmente Hamas y aliados islamistas, han rechazado el plan de entrega de armas. Incluso dentro de Fatah hay división. Algunos líderes insisten en que solo se entregarán armas “ilegales” —una categoría ambigua— y no el armamento perteneciente a sus milicias organizadas.

Sin embargo, Sobhi Abu Arab, jefe de las Fuerzas de Seguridad Nacional Palestinas en el Líbano, afirmó: “Estamos cumpliendo nuestra parte en la implementación de la decisión del presidente Abbas”.

El elefante en la habitación: Hezbollah

Muchos expertos consideran que la entrega simbólica de armas palestinas es una antesala para tratar el tema más complejo: el desarme de Hezbollah.

El grupo chiita, que mantiene una vasta red de armas mucho más sofisticada, libró una guerra con Israel recientemente, y permanece en desacato frente a las resoluciones libanesas e internacionales sobre su desmilitarización.

No obstante, la comunidad internacional y parte de la élite política del Líbano ven en este paso palestino una muestra de que es posible comenzar un proceso gradual de desarme y normalización que incluya, eventualmente, una revisión más amplia del rol militar de grupos no estatales en el país.

Estadísticas y rezagos

  • 12 campos de refugiados oficiales albergan a los palestinos en el Líbano, siendo Ein el Hilweh el más grande.
  • Según UNRWA, aproximadamente el 63% de los refugiados palestinos viven en pobreza.
  • Un informe del Banco Mundial en 2023 alertó que solo el 15% tiene acceso estable al empleo formal.

¿Y ahora qué?

Dimashkieh reconoció que aún hay mucho trabajo por delante. Pero se mostró confiado en que los “acercamientos iniciales” con Hamas puedan concretarse en acuerdos de mayor alcance en los próximos meses. “Estoy bastante optimista; hay voluntad de diálogo”, afirmó.

Todo indica que el verdadero desafío no será solo la entrega de armas, sino la instauración de confianza bilateral en un entorno históricamente fracturado por décadas de exclusión, conflictos ideológicos y abandono estatal.

Por ahora, la entrega de unas cuantas armas y la promesa de una iniciativa legal marcan el inicio de un proceso esperado hace tiempo. Resta ver si esta vez, con apoyo nacional e internacional, el Líbano podrá integrar a los refugiados palestinos a su tejido legal y social sin sacrificar su demografía ni su frágil equilibrio político.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press