Dolor, valentía y llamado a la acción: La masacre escolar que sacudió Minneapolis

El tiroteo en una iglesia con estudiantes de primaria reabre el debate sobre la violencia armada y la salud mental en EE.UU.

Una tragedia que desgarró a una comunidad

La mañana del miércoles 27 de agosto de 2025 se convirtió en una pesadilla para Minneapolis. Durante una misa escolar en la iglesia asociada a la Annunciation Catholic School, un atacante armado abrió fuego contra cientos de estudiantes, provocando la muerte de dos menores: Fletcher Merkel, de 8 años, y Harper Moyski, de 10.

Además, quince estudiantes más entre 6 y 15 años resultaron heridos, así como tres adultos mayores de 80 años, aún no identificados. Afortunadamente, la mayoría de ellos sobrevivirá, según informaron las autoridades.

El dolor de los padres: “No más familias rotas”

Al día siguiente, los padres de las víctimas rompieron el silencio con declaraciones devastadoras. Los padres de Harper describieron a su hija como “una niña brillante, alegre y profundamente amada”, y agregaron: “Ninguna familia debería pasar por este dolor. Instamos a los líderes a tomar medidas significativas contra la violencia armada y la crisis de salud mental en este país”.

Jesse Merkel, el padre de Fletcher, expresó entre lágrimas frente a la iglesia donde su hijo fue asesinado:

“Nunca volveremos a abrazarlo, hablar con él, jugar con él ni verlo crecer. Por favor, recuerden a Fletcher por la persona que fue y no por el acto que acabó con su vida.”

Actos de heroísmo en medio del caos

En una jornada marcada por el horror, también hubo espacio para la esperanza. Según Dr. Jon Gayken, traumatólogo principal en el Hennepin County Medical Center, uno de los momentos más conmovedores ocurrió cuando una niña herida, presa del pánico, iba a ingresar a una tomografía y una enfermera decidió, contra los protocolos de radiación, quedarse a su lado:

“Le puso un protector de plomo, le sostuvo la mano y le acarició el cabello para que no pasara sola por ese momento. Esos son los actos humanos que vimos ese día.”

Varios socorristas que atendieron la emergencia tenían hijos en esa misma escuela, lo que añade una capa emocional a su respuesta rápida y comprometida. Según Marty Scheerer, jefe del Servicio Médico de Emergencias del Condado de Hennepin, la preparación previa fue vital para salvar vidas.

Niños protegiendo a niños

Lamentablemente, la masacre no fue un hecho aislado. Pero en esta ocasión, la calidad y preparación de los presentes evitó una tragedia mucho mayor. Scheerer mencionó:

“Los niños sabían qué hacer. Algunos incluso se cubrían con sus propios cuerpos para proteger a sus compañeros. Fue clave.”

También fue clave la rápida respuesta policial. El jefe de la policía de Minneapolis, Brian O’Hara, subrayó:

“Un oficial entró sin vacilar apenas minutos después del primer llamado al 911. Muchos testigos dijeron que fue cuando los niños sintieron por primera vez que podían sobrevivir.”

Una crisis nacional: violencia armada en espacios escolares

Eventos como el de Minneapolis no son casos aislados. Hasta agosto de 2025, EE.UU. ha registrado más de 300 tiroteos escolares en la última década, según el Gun Violence Archive. De estos, al menos 45 resultaron en muertes múltiples. Este patrón ha encendido las alarmas sociales, educativas y políticas.

En particular, los ataques en lugares de culto o actividades religiosas escolares, como el ocurrido en Minnesota, generan un profundo cuestionamiento sobre cómo proteger incluso los entornos considerados sagrados o seguros.

El dilema de la salud mental en jóvenes

Gran parte del debate nacional gira en torno a la salud mental. Según datos de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), más del 30% de los jóvenes entre 12 y 18 años en EE.UU. reportaron síntomas depresivos o ansiosos en 2023. La pandemia de COVID-19 y las crisis familiares y escolares agravaron la situación.

La falta de acceso a servicios psiquiátricos preventivos o de emergencia impide tratar condiciones que, en el peor de los casos, pueden escalar en actos de violencia extrema.

Educación en defensa y entrenamiento de emergencia: ¿suficiente?

La escuela Annunciation Catholic School, como muchas otras en el país, había implementado entrenamientos para tiroteos activos, protocolos que lamentablemente se han vuelto comunes. Si bien estos ejercicios ayudaron a salvar vidas, como quedó demostrado, algunos expertos consideran preocupante que los estudiantes tengan que entrenarse para situaciones tan extremas.

La psicóloga escolar Laura Estévez apunta:

“¿Qué dice de nuestra sociedad que los niños deben aprender a esconderse, a cubrir a otros con sus cuerpos, en lugar de sólo aprender y jugar?”

Memorias que trascienden el horror

La comunidad ha iniciado varios homenajes a las víctimas. Fletcher y Harper ya tienen altares improvisados en la entrada de la escuela, y grupos comunitarios han realizado vigilias por la paz. En una de ellas, se escuchó una frase que resonó entre los asistentes:

“Nuestros hijos no deben ser mártires. Deben ser niños.”

Mientras tanto, la iglesia donde ocurrió el tiroteo ha abierto sus puertas como centro de ayuda psicológica a estudiantes y profesores que vivieron el horror de primera mano, recibiendo apoyo de especialistas en trauma escolar.

Una llamada al cambio estructural

Este trágico evento ha intensificado el reclamo por leyes más estrictas sobre armas de fuego. Diversas organizaciones, como Everytown for Gun Safety, han subrayado que Estados Unidos es el único país desarrollado donde estas masacres escolares se repiten con frecuencia mensual.

En palabras del activista David Hogg, sobreviviente del tiroteo en Parkland, Florida:

“No se trata de izquierdas o derechas. Se trata de si queremos seguir enterrando niños o no.”

Además, los padres de Harper Moyski han promovido una petición para implementar chequeos obligatorios de salud mental en todas las escuelas, y la creación de fondos de emergencia para intervención temprana en jóvenes con comportamientos de riesgo.

¿Un punto de inflexión?

Minneapolis, aún sacudida, podría convertirse en el epicentro de una transformación nacional. Porque, como sostuvo Jesse Merkel, “nadie está realmente a salvo mientras no hagamos nada”.

La pregunta que queda en el aire es si los líderes políticos y la sociedad estadounidense estarán a la altura de este luto colectivo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press