Snapback y Ruina Económica: El Nuevo Aislamiento de Irán ante la Crisis Nuclear
Con el colapso del rial, tensiones con Occidente y amenazas renovadas de sanciones, Irán se encamina a un nuevo capítulo de conflicto diplomático y hundimiento económico
Una moneda desplomada y una diplomacia al borde del colapso
El rial iraní ha alcanzado uno de sus puntos más bajos en la historia reciente, cotizándose este jueves a más de 1,000,000 por dólar estadounidense. Esta cifra es aún más crítica cuando se contrasta con su valor en 2015, fecha del acuerdo nuclear (JCPOA), cuando el cambio rondaba los 32,000 riales por dólar. La depreciación representa una caída de más del 3,000% en menos de una década.
Este desplome financiero no es aislado. Viene impulsado por la posibilidad inminente de la reactivación del conocido mecanismo snapback, una cláusula del Tratado Nuclear de 2015 que permite reimponer sanciones de manera automática si se determina que Irán está en incumplimiento.
¿Qué es el mecanismo 'snapback'?
El término snapback, acuñado por diplomáticos durante las intensas negociaciones que derivaron en el acuerdo nuclear, se refiere a una herramienta para restaurar automáticamente sanciones multilaterales del Consejo de Seguridad de la ONU sin posibilidad de veto por parte de miembros permanentes.
Si Europa activa este proceso —como han amenazado Francia, Alemania y Reino Unido— se reimpondrían las sanciones suspendidas tras el JCPOA. Esto incluiría:
- Congelación de activos iraníes en el extranjero
- Prohibición de exportación de armas
- Restricciones al programa de misiles balísticos
- Severos límites en el comercio internacional
El Soufan Center, con sede en Nueva York, lo resume así: “Estados Unidos y sus socios europeos usan el 'snapback' como un medio para mantener a Irán débil estratégicamente e incapaz de regenerar su programa nuclear.”
La percepción en Teherán: un ataque hacia el corazón de la economía
Inevitablemente, el colapso del rial y la amenaza de sanciones están generando una profunda inestabilidad tanto económica como social en Irán. Muchos analistas temen un escenario similar al de 2012-2013, cuando la inflación superó el 40% anual y hubo escasez generalizada de productos básicos.
El gobierno iraní, en palabras de su Ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, parece haber asumido un enfoque casi fatalista: “A veces, la guerra es inevitable y la diplomacia por sí sola no puede evitarla.”
La frase no es poca cosa. Irán enfrenta no solo sanciones internacionales sino también un posible frente bélico si se reactivan radicalmente las tensiones en el Golfo Pérsico.
Contexto: del enriquecimiento de uranio al aislamiento total
Desde que Estados Unidos se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, Irán ha ido incrementando sistemáticamente su nivel de enriquecimiento de uranio, alcanzando el 60% de pureza, a solo un paso técnico del 90% necesario para armas nucleares.
Occidente, en particular la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), mantiene una postura de alerta. Aunque Irán asegura que su programa tiene fines pacíficos, la comunidad internacional permanece escéptica, especialmente después de que Irán redujera significativamente la cooperación y acceso de los inspectores de la OIEA.
En junio, inspectores tuvieron acceso limitado a una actividad de recambio de combustible en la planta de energía de Bushehr —operada con asistencia rusa—, pero se desconoce cuán afectado está el programa tras las presuntas operaciones israelíes y estadounidenses que habrían bombardeado instalaciones clave.
El factor Israel y la guerra no declarada
El riesgo de guerra indirecta o cibernética se intensificó luego del conflicto de 12 días entre Israel e Irán en junio, donde presuntos ataques israelíes habrían eliminado a altos mandos militares iraníes. Incluso se rumorea que el líder supremo iraní, Ayatolá Ali Khamenei, huyó a un lugar seguro durante los bombardeos.
Este conflicto coincidió con una nueva ronda de negociaciones entre Teherán y Washington, suspendida por la guerra. Esta sincronía ha generado desconfianza sobre si existe realmente voluntad diplomática por parte de Occidente o si los gestos diplomáticos son meramente tácticos.
Una Europa impaciente: el reloj corre
El 8 de agosto, los tres países europeos del acuerdo (Francia, Alemania y Reino Unido) enviaron una carta a la ONU advirtiendo a Irán que si no ofrecía una solución satisfactoria antes de finales de agosto, procederían con la activación del snapback.
El tiempo apremia. El mecanismo tiene una vigencia que caduca el 18 de octubre. Después, cualquier acción necesitaría la aprobación del Consejo de Seguridad, donde China y Rusia —ambos con derecho de veto y aliados estratégicos de Irán— bloquearían probablemente nuevas sanciones.
En este sentido, las potencias europeas sienten que la única ventana efectiva para actuar es ahora.
Rusia y China en el juego geopolítico
Mientras tanto, Rusia ha propuesto extender la vigencia del mecanismo de snapback, posiblemente como una movida para frenar a Europa. Como próximo presidente del Consejo de Seguridad en octubre, Moscú tendrá un papel crucial en definir el curso de acción.
Por su parte, China continúa importando petróleo iraní, vital para la economía del país persa. Pero si las sanciones incluyen la prohibición del comercio energético, este vínculo económico se verá también en peligro.
Un aislamiento que se siente en las calles
Para la población iraní, los efectos de este laberinto diplomático son palpables. El acceso a productos básicos se reduce, la inflación no cede y el enfado popular va en ascenso. En ciudades como Teherán, las protestas esporádicas se han intensificado, aunque la represión del régimen ha limitado su expansión.
Según cifras del Banco Mundial, en 2022 el PIB per cápita de Irán era de solo $2,850 dólares, uno de los más bajos entre las principales economías de Asia Occidental. La reactivación de sanciones podría reducir aún más esta cifra, agravando la ya compleja situación humanitaria.
¿Hacia un nuevo JCPOA o el fin de la diplomacia?
Irán parece haber entrado en un punto de no retorno. Las señales diplomáticas son cada vez más débiles, las alianzas regionales se tensan y el miedo a una confrontación abierta crece. El acuerdo de 2015 —el JCPOA— parece estar en cuidados intensivos y sin garantías de resucitar.
Si el mecanismo snapback se activa, las consecuencias serían no solo económicas sino también geopolíticas, abriendo un nuevo ciclo de aislamiento, radicalización y quizás, conflicto militar.
El reloj corre para Irán, Europa y el mundo.