California redefine el trabajo independiente con acuerdo histórico entre Uber, Lyft y sindicatos

Más de 800,000 conductores podrían sindicalizarse en un modelo híbrido, mientras cambian también las normas de seguros para abaratar el servicio

¿Un nuevo modelo laboral para la economía gig?

California se ha convertido nuevamente en un laboratorio social y económico del país. En un acuerdo sin precedentes, el gobernador Gavin Newsom, los legisladores estatales y las compañías de transporte Uber y Lyft han alcanzado un compromiso que podría cambiar las reglas del juego para más de 800,000 conductores en el estado.

Este acuerdo permite a los trabajadores de estas plataformas sindicalizarse a pesar de seguir siendo considerados contratistas independientes. Se trata de una solución híbrida respaldada tanto por el Sindicato de Empleados de Servicio (SEIU) como por las propias empresas tecnológicas, lo que simboliza una tregua temporal en una guerra que lleva años librándose en los tribunales y en la opinión pública.

Antecedentes: lo que llevó a este acuerdo

En julio de 2023, la Corte Suprema de California sostuvo que empresas como Uber y Lyft pueden seguir considerando a sus conductores como contratistas. Esta decisión respaldó la controvertida Proposición 22, aprobada por los votantes en 2020, que anuló una ley estatal de 2019 que obligaba a estas compañías a otorgar beneficios laborales a sus choferes.

La lucha entre el sector laboral y la economía de plataformas siempre ha girado alrededor de cómo clasificar a estos trabajadores: ¿son empleados o contratistas? Si a eso se le suma que muchos trabajan sin salario fijo, sin prestaciones, sin recursos legales ante despidos injustificados, la situación se vuelve dramáticamente precaria para muchos.

Ahora, con este acuerdo, California quiere permitir que esos contratistas puedan tener algo que la legislación federal les niega: el derecho a la negociación colectiva.

Un modelo innovador y su impacto potencial

David Green, presidente del SEIU Local 721, no dudó en afirmar que se trata de la “expansión más grande de la negociación colectiva en el sector privado en la historia de California”.

Con más de 800,000 conductores involucrados, lo que está en juego es la conformación de un nuevo modelo de relaciones laborales en la era digital. Además, California es un faro legislativo: si funciona allí, otros estados podrían replicarlo. De hecho, Massachusetts ya aprobó una medida similar mediante referéndum.

Aunque aún falta que las leyes sean aprobadas formalmente por el Senado y la Asamblea estatal, el respaldo de Newsom y líderes legislativos sugiere un resultado favorable.

Voces desde el volante: testimonios reales

Margarita Penazola es una de esas voces que salen desde el asfalto. Luego de ser desactivada de la app sin explicación durante tres días —lo que significó tres días sin ingresos— lucha hoy desde la California Gig Workers Union para que todos los conductores tengan derecho a representación.

Estamos ahí todos los días”, dice. “Somos los que realmente sabemos lo que pasa en la calle… y deberíamos ser parte de las decisiones que afectan nuestro trabajo”.

Otro conductor, Mike Robinson, ha visto cómo su ingreso semanal bajó de $700 en 2015 a apenas $500 en la actualidad, sin considerar gastos. “Cuando me diagnosticaron cáncer, no tenía seguro ni quién me protegiera… necesitamos poder negociar por un pago justo y beneficios reales”, declaró.

El segundo pilar: rebaja de seguros y tarifas

El paquete legislativo también incluye un punto crucial para las plataformas: la reducción de los requisitos de seguros para accidentes causados por conductores no asegurados.

Actualmente, alrededor de un tercio del costo de cada viaje en California se destina a cubrir seguros obligatorios —según Uber—, lo que engrosa las tarifas para los pasajeros. La nueva medida baja esa cobertura de $1 millón a $60,000 por persona y $300,000 por accidente.

Desde Lyft, Nick Johnson, director de políticas públicas, celebró la medida afirmando que ayudará a “controlar los desbocados costos de seguros” y a que el rideshare siga siendo una opción accesible.

Al otro lado, los críticos creen que podría dejar a los pasajeros con menos protecciones tras un accidente. Sin embargo, las empresas sostienen que la medida se aplica únicamente a choques causados por terceros sin seguro o con seguro insuficiente.

Uber y Lyft: de oponentes a socios estratégicos

Este compromiso representa un cambio radical en la postura de Uber y Lyft. Durante años, ambas empresas se opusieron con fuerza a los intentos de organización sindical y regulación más estricta. Invirtieron millones en campañas como la que impulsó la ya mencionada Proposición 22.

Ramona Prieto, vicepresidenta de políticas públicas de Uber en California, señaló: “Nos alienta ver cómo estos dos proyectos de ley avanzan en conjunto”. Según Prieto, el acuerdo representa un “compromiso que reduce los costos para los pasajeros y otorga voz a los conductores”.

California como experimento nacional

Este paquete podría marcar el inicio de una nueva relación entre plataformas digitales y derechos laborales. Un modelo en el que los trabajadores, sin ser empleados convencionales, puedan aún así formar sindicatos y negociar colectivamente.

La historia del movimiento obrero en EE. UU. ha estado marcada por grandes concesiones que nacieron de la presión y el conflicto. En muchos sentidos, este nuevo acuerdo recuerda a los primeros movimientos sindicales del siglo XX durante la industrialización, o más recientemente, al ascenso de los sindicatos en Amazon y Starbucks.

Pero también plantea nuevas preguntas: ¿cómo será la implementación real? ¿Podrán los conductores formar sindicatos fuertes sin respaldo total de la Ley Nacional de Relaciones Laborales? ¿Se traducirá esto en mejoras concretas para las personas al volante?

Un dilema más amplio: el futuro del trabajo

Más allá del caso californiano, esta decisión nos obliga a pensar cómo evolucionará el concepto de trabajo en los próximos años. Con el auge de la inteligencia artificial, el teletrabajo y la automatización, los tradicionales límites entre empleo y emprendimiento se diluyen.

¿Podemos seguir utilizando marcos legales pensados para fábricas del siglo XIX en la realidad digital del siglo XXI?

La economía gig no es solamente Uber o Lyft. Es también Instacart, DoorDash, TaskRabbit, Fiverr y cientos de otras plataformas. Lo que ocurra en California será observado por legisladores, empresarios y trabajadores en todo EE. UU. e incluso a nivel internacional.

Lo que está en juego

  • 800,000 conductores que podrían obtener representación sindical sin perder su estatus de contratistas.
  • Una reducción sustancial en los requisitos de seguros que podría hacer descender el costo de los viajes.
  • Un precedente legal y social que servirá como prototipo para resolver conflictos similares en otras partes del país.

En palabras del conductor Mike Robinson: “No se trata solo de pagos. Se trata de dignidad, de tener voz, de no ser invisibles para quienes se benefician de nuestro trabajo”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press