El silencio que protege a los abusadores: el caso de Sean Gardner y el fracaso institucional de la gimnasia en EE.UU.

Una tragedia anunciada que expone las grietas sistémicas en el deporte olímpico estadounidense y el largo camino hacia una cultura de protección a las atletas

La historia que nadie quiso escuchar

En el corazón de la prestigiosa academia de gimnasia Chow’s Gymnastics & Dance Institute, donde han surgido campeonas olímpicas como Shawn Johnson y Gabby Douglas, se gestó una oscura realidad que pone en duda la capacidad del deporte organizado para proteger a sus atletas más jóvenes. Sean Gardner, un entrenador que acumulaba múltiples advertencias por conductas inapropiadas desde por lo menos 2018, fue finalmente arrestado en 2025 por cargos federales de explotación infantil.

Pero lo verdaderamente escalofriante no es solo su conducta, sino el ecosistema que permitió su ascenso y permanencia en posiciones de influencia, incluso después de acusaciones de abuso sexual y comportamiento de "grooming". Esta es una historia de silencio institucional, inacción deliberada y traición a las víctimas.

¿Quién es Sean Gardner?

Sean Gardner, de 38 años, era visto por algunos como un entrenador carismático y dedicado. Comenzó su carrera en Mississippi, donde trabajó en un pequeño gimnasio propiedad de Candi Workman. Ya en 2018, Workman intentó alertar a USA Gymnastics de que Gardner mostraba comportamientos preocupantes, un intento desesperado que fue respondido con apática indiferencia.

El término "grooming" no es menor: se refiere a un proceso psicológico por el cual un depredador construye una relación de confianza para facilitar el abuso. USA Gymnastics, informado del caso como una “resolución interna”, no llevó a cabo ninguna investigación seria y Gardner fue libre de continuar su carrera, esta vez en Iowa.

Chow’s Gymnastics: el epicentro de la negligencia

Gardner encontró su nuevo hogar en Chow’s Gymnastics & Dance Institute, el mismo lugar donde se entrenan los sueños olímpicos. Lo que debería haber sido un entorno seguro, se convirtió en una pesadilla para varias niñas y sus familias. Según evidencia obtenida por los periodistas que investigaron el caso, desde 2019 hubo reuniones entre padres y el dueño del gimnasio, Liang "Chow" Qiao, en las cuales se expusieron quejas de tacto inapropiado y conversaciones de carácter sexual realizadas por Gardner.

Sin embargo, en lugar de confrontarlo o despedirlo, Chow lo promovió. En enero de 2020, Gardner se convirtió en entrenador principal de un equipo femenino clave. Su ascenso fue anunciado por correo electrónico a los padres, destacando su “liderazgo y esfuerzo”.

Cuando la protección de atletas es solo retórica

El caso ocurre después del escándalo del doctor Larry Nassar, cuyo abuso sexual durante más de dos décadas a centenares de gimnastas fue encubierto por múltiples instituciones, incluida la Federación Estadounidense de Gimnasia (USA Gymnastics) y el Comité Olímpico de EE.UU. La indignación pública tras el caso Nassar llevó en 2017 a la creación del Center for SafeSport, con el objetivo de prevenir y sancionar abusos en el deporte olímpico. Pero en el caso Gardner, las reacciones fueron, otra vez, lentas y superficiales.

En abril de 2022, SafeSport recomendó restricciones para impedir contacto no supervisado entre Gardner y las atletas. Chow’s Gymnastics afirmó actuar de inmediato y removerlo del cargo de entrenador principal. Pero Gardner no fue despedido hasta julio de ese mismo año, después de que se estableciera una suspensión temporal.

Durante ese periodo, Gardner ya tenía en su historial una condena por conducir en estado de ebriedad, con un nivel de alcohol tres veces superior al límite legal tras provocar un accidente vehicular. Aun así, se le mantuvo en nómina.

¿Quién protege realmente a las atletas?

"Este es el mismo comportamiento en el que las niñas no son creídas. Son silenciadas, descartadas, reprimidas", dijo Megan Bonanni, abogada que ayudó a obtener una compensación de 138,7 millones de dólares para las víctimas de Nassar por las fallas del FBI. Bonanni asegura que el caso Gardner refleja una falla colectiva de múltiples instituciones: policía local, SafeSport, USA Gymnastics, y el propio gimnasio Chow’s.

En un país que dice valorar el bienestar infantil, llama la atención la facilidad con que se banalizan las denuncias de menores. En más de una ocasión, niñas que reportaron haber sido tocadas de forma inapropiada por Gardner fueron desestimadas. En una reunión de 2020, según un testimonio anónimo, una joven contó a Chow que Gardner la había tocado de forma indebida. La respuesta fue que el contacto fue "involuntario" y con intención de evitar una lesión.

“Ella se sintió totalmente invalidada”, dijo su padre al ser entrevistado. Varias familias más se sintieron forzadas a abandonar la academia en un “éxodo masivo” desde 2019.

El rol del Center for SafeSport: mucha teoría, poca práctica

El Center for SafeSport ha sido criticado por su falta de eficacia. En el caso Gardner, en 2018 se le informó de una denuncia en un gimnasio afiliado, resuelta internamente por USA Gymnastics. Sin embargo, el centro decidió no investigar más al no considerarse un asunto de conducta sexual explícita. Paradójicamente, SafeSport fue creado precisamente porque las instituciones deportivas no podían —ni debían— auto-regularse.

Gardner fue finalmente suspendido temporalmente en 2022, no por las múltiples alertas anteriores, sino por una denuncia específica que involucraba abuso sexual y una cámara oculta instalada en el baño de un gimnasio en Mississippi. La cámara clandestina grababa a niñas de hasta 6 años mientras se cambiaban de ropa. Tras la denuncia, el FBI procedió con su arresto en agosto de 2025.

Las sanciones a Chow y otros entrenadores

Chow y otros entrenadores relacionados con el caso recibieron sanciones privadas por su inacción al no reportar denuncias sobre Gardner. Las penas incluyeron advertencias, educación obligatoria, y en un caso una suspensión. Ninguno fue expulsado del ámbito deportivo.

“La supuesta acción rápida de Chow’s Gymnastics enfureció a muchos padres, quienes sostienen que las preocupaciones eran conocidas desde hacía años”, señala un reporte del Center for SafeSport. El daño psicológico a las víctimas es permanente. Cambia la trayectoria de una vida entera.

"Gardner salía a disculparse en el estacionamiento con los padres de las niñas que abandonaban el gimnasio. Yo tuve que contenerme para no golpearlo cuando me pidió perdón por el daño a mi hija", relató uno de los padres a periodistas. “Ese tipo sabía exactamente lo que estaba haciendo”.

El deporte necesita una revolución ética

Lo que deja este caso al descubierto es una cultura de encubrimiento, soporte institucional a figuras cuestionables y escasa reacción ante amenazas reales, incluso cuando las evidencias eran abrumadoras. Si después de Larry Nassar todavía hay entrenadores ascendiendo mientras son señalados por abuso, ¿qué lecciones reales se han aprendido?

Los protocolos de protección no deberían ser solo papeles sobre escritorio o declaraciones de prensa. El deporte —más aún el que forma a niñas y niños— necesita una revolución ética. Debe haber estructuras de vigilancia independientes, transparencia total en los procesos y, sobre todo, una actitud activa frente a cualquier señal de peligro.

Porque una medalla no vale más que la inocencia de una niña.

Si tú o alguien que conoces ha sido víctima de abuso en entornos deportivos, puedes contactar al Center for SafeSport en USA o a organizaciones locales de protección infantil. Hablar puede salvar vidas.

Fuentes consultadas:

  • USA Gymnastics - www.usagym.org
  • Center for SafeSport - www.uscenterforsafesport.org
  • Declaraciones de Megan Bonanni recogidas en exclusiva durante la cobertura del caso Gardner.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press