Japón acelera su rearme: el despliegue de misiles de largo alcance marca un histórico cambio militar

El país nipón adelanta su cronograma para fortalecer su capacidad de disuasión ante amenazas de China, Corea del Norte y Rusia

Un giro estratégico en la defensa japonesa

Japón ha anunciado que desplegará misiles de largo alcance de desarrollo nacional un año antes de lo previsto, marcando un paso decisivo en el fortalecimiento de su capacidad militar ofensiva. El Ministerio de Defensa japonés informó que una primera serie de misiles antibuque Tipo-12 será instalada en la base militar de Camp Kengun, ubicada en la prefectura suroccidental de Kumamoto, antes de marzo de 2026.

Estos misiles, que tienen un alcance aproximado de 1.000 kilómetros, son parte esencial de una nueva doctrina de defensa que otorga a Japón la capacidad de “contraatacar” en caso de amenaza inminente, algo que hasta 2022 hubiera sido impensable bajo su Constitución pacifista de posguerra.

Del pacifismo constitucional a la proyección ofensiva

Desde la Segunda Guerra Mundial, Japón ha mantenido una política de autodefensa estrictamente limitada. Sin embargo, en diciembre de 2022, el gobierno liderado por el entonces primer ministro Fumio Kishida aprobó un cambio histórico al adoptar una nueva Estrategia de Seguridad Nacional que identifica a China como el “mayor desafío estratégico” para el país.

La nueva estrategia no sólo redefine las amenazas, sino que abre la puerta a un rol más proactivo para las Fuerzas de Autodefensa (SDF), contemplando, por primera vez, la posibilidad concreta de ataques preventivos contra bases enemigas si se identificara una amenaza inminente.

El rearme japonés: cifras y prioridades

Como parte de su ambicioso plan de rearme, Japón está aumentando su gasto en defensa hasta el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2027, duplicando el nivel anterior que rondaba el 1%. Este cambio lo coloca en línea con los compromisos asumidos por los países miembros de la OTAN, aunque Japón no forma parte de la alianza.

Para el año fiscal 2026, el Ministerio de Defensa solicitó un presupuesto récord de 8,8 billones de yenes (unos 59.900 millones de dólares), con énfasis en misiles de largo alcance y sistemas no tripulados de vigilancia aérea, marítima y submarina.

China, Corea del Norte y Rusia: las amenazas en el radar

El aumento de las tensiones en Asia Oriental ha llevado a Japón a repensar sus capacidades militares. Uno de los motivos más significativos ha sido la creciente presencia de China en las aguas circundantes.

En junio de 2025, por primera vez, Japón detectó dos portaaviones chinos operando simultáneamente cerca de las islas del sur del país, provocando fuertes alertas en el Ministerio de Defensa y reforzando la sensación de urgencia en la respuesta militar.

Corea del Norte, con su retórica agresiva y sus pruebas misilísticas, también permanece en el centro de las preocupaciones estratégicas de Tokio. A esto se suma el deterioro de las relaciones con Rusia desde la invasión de Ucrania en 2022, especialmente en lo que respecta a los territorios disputados de las Islas Kuriles.

Cooperación con Estados Unidos y tecnología complementaria

Mientras los misiles Tipo-12 aún están en desarrollo, Japón planea desplegar misiles de crucero estadounidenses Tomahawk a finales de este año. Esta cooperación con su principal aliado, Estados Unidos, refuerza la alianza bilateral de seguridad que ha sido pilar de la política exterior japonesa desde la posguerra.

Los Tomahawk tienen un alcance superior a los 1.500 kilómetros, lo que ampliará significativamente la capacidad de proyección de Japón más allá de sus costas. Inicialmente se habla de la adquisición de más de 400 misiles de este tipo.

Además, Japón impulsa el desarrollo de tecnología avanzada con sistemas automáticos no tripulados para compensar la escasez de personal militar derivada del envejecimiento poblacional del país. Estos incluirán drones marinos y aéreos con funciones de vigilancia y patrullaje perimetral.

El debate interno: ¿rearme o militarismo?

Las reformas generaron debates intensos dentro del país. Mientras algunos sectores consideran que Japón está tomando decisiones necesarias para proteger su soberanía y población, otros advierten que este proceso puede interpretarse como un retorno a políticas militaristas del pasado.

Organizaciones pacifistas y sectores de izquierda políticos han criticado la decisión del gobierno. “Estamos viendo cómo Japón abandona décadas de diplomacia orientada a la paz y entra en una peligrosa carrera armamentista”, señaló en un comunicado el Partido Comunista Japonés.

Sin embargo, las encuestas muestran un apoyo creciente de la población japonesa a fortalecer la defensa. Según un sondeo de la cadena NHK publicado en abril de 2024, el 63% de los japoneses aprueba el aumento del gasto militar “ante la amenaza de China y Corea del Norte”.

Cambio de paradigma en Asia Oriental

El equilibrio geopolítico de Asia Oriental está cambiando rápidamente. Japón, una potencia económica de primer nivel pero con limitaciones militares históricas, ahora busca posicionarse como un actor global plenamente capaz de defender sus intereses.

Este proceso también tiene eco en otros países regionales. Corea del Sur ha realizado ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos a niveles nunca vistos, y Taiwán redobla su inversión defensiva. Incluso Australia ha reforzado su cooperación en seguridad con Japón y EE. UU. bajo el marco del Acuerdo AUKUS.

Una cuestión generacional y demográfica

La modernización militar también se cruza con los desafíos internos. La población en edad militar disminuye rápidamente en Japón: según datos del Ministerio del Interior, el número de japoneses entre 18 y 26 años cayó más de un 20% en la última década. Esto impulsa la innovación tecnológica y automatización dentro de las SDF.

“La defensa del país ya no puede depender únicamente de la fuerza humana. Necesitamos tecnología avanzada para compensar nuestras debilidades estructurales”, dijo en 2023 el ministro de Defensa, Yasukazu Hamada.

¿Autonomía estratégica japonesa?

Expertos en relaciones internacionales como Narushige Michishita, del National Graduate Institute for Policy Studies, argumentan que Japón está en camino hacia una mayor independencia estratégica, aunque sin romper su alianza con EE. UU.

“Japón necesita equilibrio. No podemos depender ciegamente de Estados Unidos, especialmente si consideramos la posibilidad de cambios políticos en Washington. Nuestra autodeterminación defensiva es esencial”, expresó Michishita en una conferencia reciente en Tokio.

La aceleración en el desarrollo y despliegue de misiles Tipo-12 representa más que una decisión militar: es una declaración diplomática, un cambio de paradigma y posiblemente, el preludio de una nueva era de seguridad en el Asia-Pacífico liderada por una Japón más resuelta, autónoma y preparada.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press