Samoa en la encrucijada: una elección que redefine política, género y geopolítica en el Pacífico

Fiamē Naomi Mataʻafa enfrenta su mayor reto como primera ministra mientras los desafíos internos y la influencia extranjera marcan el destino del archipiélago.

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Una votación anticipada cargada de tensiones

El viernes pasado, Samoa acudió nuevamente a las urnas en una elección anticipada que determinará no solo el futuro político inmediato del país, sino también su papel dentro del tablero geopolítico del Indo-Pacífico. ¿La protagonista? Fiamē Naomi Mataʻafa, la primera mujer en gobernar Samoa, quien, tras perder el respaldo parlamentario, convocó a elecciones adelantadas en medio de una tormenta política y económica.

Este sufragio no estaba programado hasta abril de 2026, pero fue inevitable tras la caída del gobierno de Fiamē al fracasar la aprobación de su presupuesto en el Parlamento. Cabe recordar que, desde que asumió el cargo en 2021, su mandato ha sido también un símbolo de ruptura con el pasado patriarcal y de realineamiento diplomático.

La delicada estabilidad política: de FAST a Samoa Uniting Party

Fiamē originalmente lideraba el partido FAST (Fa'atuatua i le Atua Samoa ua Tasi), pero tras expulsar en enero a un ministro de su gabinete por enfrentar cargos penales, fue ella misma expulsada del partido. Fiamē respondió formando un nuevo bloque: el Samoa Uniting Party. Esta jugada política evidencia no solo la inestabilidad dentro de las fuerzas gobernantes, sino también la fragmentación que enfrentan muchas democracias parlamentarias jóvenes.

El Parlamento samoano se compone de 51 escaños y más de 180 aspirantes compiten en estas elecciones, en un sistema donde los candidatos deben ostentar títulos tradicionales de jefatura (matai) y haber cumplido un servicio comunitario, lo que mezcla la tradición con la representación democrática.

¿Quiénes son los rivales de Fiamē?

Los principales contendientes de Mataʻafa son pesos pesados de la política samoana. Uno de ellos es Tuilaʻepa Saʻilele Malielegaoi, del Human Rights Protection Party (HRPP) y ex primer ministro durante más de dos décadas, hasta 2021. El otro es La’aulialemalietoa Leuatea Polata’ivao Schmidt, el exministro destituido por Fiamē y actual líder del FAST, aún en disputa judicial por acusaciones de difamación, acoso y obstrucción a la justicia, las cuales niega.

Ambos oponentes representan estilos de liderazgo más tradicionales, fuertemente masculinos, pero nada desdeñables: su carisma popular y experiencia podrían inclinar la balanza en un electorado dividido y con gran peso de la tradición oral y los vínculos familiares.

El poder femenino en una región patriarcal

El simple hecho de que una mujer gobierne Samoa ya rompe moldes. Fiamē no es solo la primera mujer en liderar el país, sino también la segunda mujer en la historia en gobernar una nación del Pacífico insular. Aunque Samoa requiere por ley que al menos el 10% de los legisladores sean mujeres, alcanzar esta cuota ha sido una lucha, en un contexto regional donde la representación femenina en el poder es una de las más bajas del mundo.

La juventud samoana, especialmente las mujeres, ha visto con esperanza el ascenso de Fiamē. Para muchas, ella representa la posibilidad de cambiar los roles de poder en una sociedad aún muy influenciada por estructuras patriarcales.

Promesas de campaña entre el pragmatismo y el populismo

Todos los partidos centraron sus campañas en un tema unificador: el alto costo de vida, agravado por la inflación global. Fiamē ha propuesto eliminar impuestos a productos de primera necesidad y aumentar las pensiones, en medidas vistas como más realistas, pero con menor impacto a corto plazo.

Por otro lado, los candidatos de HRPP y FAST han recurrido a promesas más populistas, como pagos universales para todos los samoanos, atención médica gratuita, y hasta un puente entre las dos islas principales de Samoa de 23 kilómetros. Este último proyecto fue catalogado como faraónico y su promesa de financiamiento con fondos chinos ha generado incomodidad en ciertos círculos internacionales.

La delicada relación con China y Occidente

La geopolítica también juega un papel central. La región del Pacífico, históricamente dependiente de ayudas de Australia y Nueva Zelanda, ha sido gradualmente influenciada por el ascenso de China como potencia interesada en el océano Pacífico. A través de la diplomacia de la chequera, China ha financiado infraestructura en varios países insulares, pero también ha provocado dudas sobre la expansión de su influencia.

Fiamē canceló en 2021 un portuarios financiado por China, valorado en millones de dólares. Su política exterior ha sido más cautelosa, buscando equilibrar la deuda externa elevada —una de las más altas del mundo respecto al PIB— y evitar una dependencia del gigante asiático.

Tuilaʻepa, por el contrario, ha abrazado las alianzas con Pekín durante su largo mandato, y en su campaña ha recurrido nuevamente a ese vínculo como garantía de financiación para sus ambiciosos planes de infraestructura.

Cambio climático: un tema existencial

Además de la política económica y externa, Fiamē ha elevado el tema del cambio climático a un primer plano del discurso oceánico. Ha criticado públicamente la inacción de potencias como Australia respecto a temas climáticos que impactan a las islas bajas del Pacífico, incluida Samoa, cada vez más amenazada por el aumento del nivel del mar, tormentas extremas y erosión costera.

“Estamos siendo testigos del hundimiento de nuestros hogares mientras los grandes debaten compromisos en aire acondicionado”, dijo en 2022 en una conferencia regional. Sus palabras resonaron entre movimientos ambientalistas y ONGs del Pacífico.

¿Qué está en juego verdaderamente?

Más allá de ideologías políticas, esta elección pone en juego:

  • La estabilidad política interna de una joven democracia polinesia.
  • El respeto al liderazgo femenino en una región conservadora.
  • El rumbo geopolítico: ¿priorizar alianzas tradicionales con Occidente o expandir compromisos con China?
  • Medidas concretas frente al cambio climático, consideradas existenciales, no retóricas.

El efecto dominó sobre el Pacífico Sur

La mirada a Samoa no es solo por curiosidad. Países como Tuvalu, Nauru y las Islas Salomón han cambiado sus posiciones geopolíticas sutilmente alineándose más con China o alternando sus compromisos internacionales. Una consolidación del poder de Fiamē representa el fortalecimiento de un modelo de cooperación prudente con Occidente y defensa férrea de los valores democráticos.

Si sus oponentes vuelven al poder, podría reactivarse una ola de infraestructuras financiadas por actores como Pekín. Esta disyuntiva entre pragmatismo y populismo es una constante en el Pacífico, y Samoa podría ser un caso de estudio crucial en los próximos años.

¿Qué sigue?

El conteo de votos finalizará el 5 de septiembre, y no se anticipan resultados preliminares antes de esa fecha. La tensa espera probablemente estará acompañada de alianzas temporales entre partidos, rumores de posibles coaliciones y, quizás, disputas legales mediante.

Mientras tanto, la región observa. Y millones de samoanos —dentro y fuera del país— esperan con esperanza o temor por el futuro de su nación. Uno que, sin duda, definirá más que un nuevo gobierno. Definirá la identidad de Samoa ante el mundo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press