Viajes, nieve y desafíos extremos: la Champions League más salvaje que jamás hayamos visto

Equipos como Real Madrid y Manchester City enfrentarán desplazamientos históricos y condiciones heladas en la nueva edición del torneo

La Champions League rompe sus propias fronteras

Cuando pensamos en la UEFA Champions League, lo primero que viene a la mente son los vibrantes estadios de Londres, Madrid, Múnich o Milán. Sin embargo, la edición actual de la Champions ha decidido adentrarse en zonas completamente inéditas —literalmente— para algunos de los clubes más grandes de Europa.

La noticia bomba que salió del sorteo reciente no fue tanto quién jugará contra quién, sino dónde se jugarán algunos de los partidos. Bodo/Glimt, de Noruega, y Kairat Almaty, de Kazajistán, han cambiado las reglas del juego, obligando a la élite europea a preparar abrigos térmicos, vuelos de más de 7,000 kilómetros y adaptaciones al huso horario extremo.

Bodo/Glimt: fútbol al filo del círculo polar

En pleno enero, estadio Aspmyra de Bodo/Glimt dará la bienvenida a un rival de alto calibre. Podría ser el Manchester City, el Tottenham, la Juventus o el AS Mónaco. Quien sea el afortunado, aterrizará cerca del Círculo Polar Ártico para disputar un encuentro de Liga de Campeones en condiciones gélidas y posiblemente bajo una nevada.

Este estadio de tan solo 8,000 espectadores, el más al norte jamás visitado por la Champions, ha sido testigo de proezas. En ediciones anteriores de la Europa League, clubes como la Lazio sufrieron en carne propia no solo el talento del equipo noruego, sino también 10 centímetros de nieve fresca la mañana del partido. ¿La solución? Según el presidente Inge Henning Andersen: "Simplemente paleamos la nieve, el césped tiene calefacción, todo sigue igual".

Recordemos que Bodo jugó contra Maccabi Tel Aviv en febrero pasado, con temperaturas de -7°C. No es casualidad que clubes nórdicos se vuelvan auténticos huesos duros en casa durante las fases de invierno.

Kairat Almaty: bienvenidos a Asia Central

Real Madrid, máximo campeón de la competición con 15 títulos, tendrá que volar cerca de 6,420 km para jugar en Almaty, Kazajistán, en la frontera con China. Nunca antes la Liga de Campeones había llegado tan al este.

Almaty bidió incluso por organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno, lo cual da una idea de las condiciones climatológicas que se puede esperar: hasta -20°C en enero. El director general de Kairat, Askar Yessimov, fue categórico: "No hay problema, esto es fútbol".

Clubes como Inter, Arsenal, Copenhague y Sporting Lisboa deberán hacer estos viajes de ida, pero Kairat tendrá que hacer el doble. Ya han experimentado 11 horas de vuelo para enfrentar al Celtic de Escocia en las eliminatorias. Cabe recordar que Kazajistán forma parte de la UEFA desde 2002, tras haber estado en la Confederación Asiática desde 1994. Astana fue el primer club kazajo en jugar la Champions en 2015-16.

Las condiciones climáticas: factor determinante

Los campos congelados, la nieve intensa y temperaturas bajo cero serán protagonistas inesperados en esta edición de la Champions. Esto no es algo menor en el alto rendimiento deportivo, donde cada detalle, desde la aclimatación hasta la nutrición, puede definir un partido.

  • ⚽ Temperaturas previstas en enero
    Almaty: hasta -20 °C
    Bodo: alrededor de -7 °C
  • 🧳 Kilómetros estimados de viaje
    Madrid a Almaty: 6,420 km
    Lisboa a Almaty: 7,000 km
  • 🏟️ Aforo notablemente reducido
    Bodo Aspmyra Stadium: 8,000 espectadores
    Estadio de Kairat: 23,000 espectadores (Central Stadium)

La Liga de los vuelos largos

No solo los clubes escandinavos y kazajos están obligando a replantear la logística. Qarabag, de Azerbaiyán, otro habitual en fases previas de la Champions, tendrá que acoger en Bakú —a más de 4,000 km de Londres— a equipos como Chelsea, Ajax y Eintracht Frankfurt.

Así, se establece una paradoja: equipos modestos del este y centro de Europa asumen la carga de múltiples viajes largos, mientras sus rivales de las grandes ligas apenas hacen un par. "La Liga de Campeones sigue siendo un producto dominado por los poderosos del occidente europeo”, acotó el periodista Tomasz Wlodarczyk en Przegląd Sportowy.

Los efectos competitivos: ¿una oportunidad o una trampa?

En teoría, jugar en casa con temperaturas extremas podría ofrecer a clubes como Bodo/Glimt o Kairat una ventaja natural. En el campo caldeado pero gélido de Bodo, Roma fue goleado 6-1 en octubre de 2021, en un juego histórico.

No obstante, los beneficios logísticos y financieros para estos clubes también son una preocupación. Los viajes intercontinentales son costosos y logísticamente exigentes, incluso más para organizaciones con presupuestos mucho menores que sus contrincantes.

Un torneo global en la práctica

La expansión geográfica de competiciones UEFA representa tanto desafíos como oportunidades:

  • Desafíos: fatiga por viajes, adaptación al clima extremo, riesgo de lesiones
  • Oportunidades: exposición global, fortalecimiento de ligas menores, ingresos por derechos televisivos

UEFA ha permitido estos movimientos para acercarse a su propia visión de un fútbol europeo realmente inclusivo. Aunque no se ha planteado aún una sede neutral para partidos invernales, la idea flota en el aire como la nieve de Bodo.

"Si la nieve obliga a suspender un juego, simplemente lo repetimos al día siguiente", dijo el presidente del club noruego con la naturalidad de quien vive esa realidad desde hace décadas.

¿Qué escenarios podríamos ver?

Imaginemos un partido decisivo en la fase de grupos en pleno enero entre Real Madrid y Kairat. ¿Podrá Vinicius adaptarse a temperaturas de -15 °C? ¿Qué papel jugarán las botas térmicas, los entrenamientos indoor y la aclimatación anticipada en la planificación táctica?

O bien, una Juventus que llega a Bodo tras un empate en casa que obliga a obtener un resultado. Con nieve cayendo sin cesar y Kasper Høgh corriendo como si nada por la banda derecha, el cuento de hadas escandinavo puede repetirse con aroma a epopeya.

La verdad incómoda: desigualdad estructural

La Champions League está diseñada, no se puede negar, para beneficio de las grandes ligas. El hecho que equipos de Croacia, Serbia o Ucrania estén ausentes este año también refleja un cambio: el poder deportivo y económico está más concentrado que nunca en el oeste del viejo continente.

Pero quizás en los rincones helados del norte y el este de Europa, surjan nuevas historias que devuelvan algo de la mística que los millones parecen estar borrando.

“No hay gloria sin adversidad”, reza un viejo adagio. Este año, los favoritos tendrán que ganársela respirando aire glacial… y luchando contra el jetlag.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press