Gaza al borde del colapso: ¿una catástrofe humanitaria sin precedentes?

Israel intensifica su ofensiva sobre Ciudad de Gaza mientras se paraliza la ayuda humanitaria y crecen las evacuaciones forzadas entre la desesperación y el hambre

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Un conflicto sin tregua: Gaza sitiada y herida

La Franja de Gaza atraviesa uno de los momentos más críticos en sus más de 70 años de historia moderna. Tras casi 23 meses de conflicto armado con Israel, el anuncio más reciente de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de declarar Ciudad de Gaza como zona de combate ha encendido las alarmas de una catástrofe humanitaria de proporciones apocalípticas.

No es solo el aumento de los bombardeos en los últimos días lo que preocupa a expertos y organizaciones humanitarias, sino la paulatina paralización de la ayuda humanitaria en el norte de la Franja. Según un funcionario israelí citado por medios internacionales, se planea detener los lanzamientos de ayuda aérea y reducir drásticamente el ingreso de camiones con suministros vitales. Todo esto como parte de una estrategia para forzar la evacuación masiva de los civiles hacia el sur del enclave.

Números que estremecen: hambre, muerte y desplazamiento

La cifra oficial de muertos en Gaza supera ya los 63,000 fallecidos, un número espeluznante que crece cada día. Solo el sábado, cuatro personas fueron abatidas a tiros mientras intentaban obtener alimentos en el centro del territorio, según médicos del hospital Awda.

La situación se agrava por la hambruna declarada oficialmente en Gaza por la Red Global contra las Crisis Alimentarias, un consorcio respaldado por la ONU y la Unión Europea. Se estima que más de 500,000 personas enfrentan niveles catastróficos de inseguridad alimentaria. Solamente en 24 horas murieron 10 personas por hambre, entre ellas tres niños.

“No hay comida y ni siquiera hay agua disponible. Cuando la hay, no es potable”, declaró Amer Zayed, quien espera una ración en un comedor comunitario en Deir Al-Balah.

Evacuación masiva: ¿una solución o un agravante?

Las autoridades israelíes indican que su ofensiva tiene el objetivo claro de neutralizar los últimos bastiones de Hamas, especialmente la red subterránea de túneles en Ciudad de Gaza. Sin embargo, la evacuación forzada de cientos de miles de personas no es viable, advierten organismos internacionales.

“Una evacuación de esta magnitud desataría un movimiento poblacional que ninguna parte de Gaza puede absorber”, dijo Mirjana Spoljaric, presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja. La infraestructura civil está destruida y los recursos vitales son extremadamente escasos.

La ONU informó que solo la semana pasada, unas 23,000 personas evacuaron Ciudad de Gaza. Aun así, muchos civiles aseguran que no hay un lugar realmente seguro a donde ir, y que las áreas al sur están tan colapsadas que ya no pueden recibir a más desplazados.

Política internacional y tensiones adicionales

En paralelo al agravamiento del conflicto en Gaza, la administración estadounidense ha introducido un componente diplomático explosivo al revocar la visa del presidente palestino Mahmoud Abbas y 80 de sus funcionarios. La medida impediría que Abbas participe de la Asamblea General de la ONU y una conferencia internacional clave sobre la solución de dos Estados.

Francia y Arabia Saudita, coorganizadores de ese encuentro previsto para el 22 de septiembre, han protestado la medida. El canciller francés Jean-Noël Barrot expresó que “la sede de la ONU es un lugar neutral, un santuario consagrado a la paz”, dejando entrever que EE.UU. está socavando la posibilidad de diálogo con los actores palestinos.

¿Un futuro sin horizonte?

Las acciones militares de Israel, bajo la premisa de erradicar a Hamas y proteger a sus ciudadanos, están llevando a perder de vista el sufrimiento colectivo de más de dos millones de personas atrapadas en Gaza. Las decisiones que impliquen cortar la ayuda humanitaria podrían ser consideradas violaciones del derecho internacional humanitario, alertan juristas y entidades como Human Rights Watch.

Mientras tanto, los gazatíes empacan una vez más sus pocas pertenencias, suben a carros tirados por burros y emprenden una travesía hacia el sur sin saber si allí habrá comida, refugio o simplemente, la vida.

Los llamados a un alto el fuego y a corredores humanitarios no han sido suficientes. La comunidad internacional se encuentra ahora al borde de un dilema moral: ¿cuánto más debe sufrir una población civil antes de que intervengan con contundencia política y diplomática para detener esta catástrofe?

Responsabilidades compartidas

Expertos en política internacional subrayan que esta escalada refleja no solo fallos del liderazgo en Oriente Medio sino también la falta de compromiso sostenido de potencias que podrían jugar un rol clave en la mediación.

La ONU, aunque alertó sobre una catástrofe inminente, parece atada de manos ante el bloqueo diplomático de ciertos países en el Consejo de Seguridad. Por su parte, Estados Unidos sigue defendiendo el derecho de Israel a la defensa, sin exigir con claridad un alto al fuego ni establecer condiciones para la entrada masiva de ayuda humanitaria.

Al final, entre la diplomacia bloqueada y los bombardeos diarios, los que pagan el precio son los ciudadanos comunes —ancianos, mujeres y niños— sin culpa ni voz en este conflicto que ha rebasado todos los límites del sufrimiento humano.

Una tragedia que se repite

Las guerras tienen memoria. Lo ocurrido en Gaza en este casi bienio de enfrentamientos rememora otras tragedias prolongadas como el sitio de Sarajevo o el conflicto de Alepo, donde también se jugó con los límites de la humanidad. La diferencia, tal vez, yace en la escala del colapso humanitario actual y en la creciente indiferencia del mundo.

Entretanto, el silencio de los cielos sin ayuda desde el aire contrasta con el estruendo de los bombardeos. Y esa puede que sea la imagen que perdure, un símbolo de nuestra inacción colectiva.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press