Playas contaminadas en Estados Unidos: El lado oscuro del verano

Miles de zonas costeras presentan niveles inseguros de bacterias fecales, y la situación empeora con cada año

Un chapuzón peligroso

Mientras millones de estadounidenses se preparan para celebrar el fin de semana del Día del Trabajo con una escapada a la playa, las advertencias no cesan: muchas costas del país presentan niveles peligrosos de contaminación por bacterias fecales. La diversión veraniega se tiñe de preocupación cuando los altos niveles de estos organismos convierten lo que parecía un día de descanso en una amenaza para la salud.

Desde Florida hasta Maine, las autoridades han emitido alertas que desaconsejan nadar en múltiples playas. Incluso lugares mundialmente conocidos como las arenas blancas de Hawái no se salvan de este grave problema ambiental.

Una amenaza silenciosa: ¿qué es la contaminación fecal?

La contaminación por bacterias fecales se produce cuando desechos humanos o animales ingresan en cuerpos de agua. Estas bacterias sirven como indicadores de la presencia de patógenos más peligrosos que pueden causar enfermedades como gastroenteritis, sarpullidos, infecciones oculares y respiratorias.

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA) considera que los niveles elevados de ciertas bacterias indican que hay una probabilidad de que 32 de cada 1.000 nadadores contraigan una enfermedad tras el contacto con el agua contaminada.

El alcance del problema en cifras

Según un informe reciente de Environment America, dos tercios de las playas analizadas a nivel nacional en 2024 mostraron, al menos en un día, niveles de contaminación bacteriana peligrosos. El estudio evaluó playas en las costas Este, Oeste, del Golfo y en los Grandes Lagos.

  • Golfo de México: 84% de las playas excedieron el límite de seguridad al menos una vez
  • Costa Oeste: 79%
  • Costa Este: 54%
  • Grandes Lagos: 71%

Además, más de 450 playas fueron consideradas potencialmente inseguras en al menos 25% de los días analizados, según el mismo estudio.

¿Por qué está pasando esto?

La razón principal radica en la obsolescencia de los sistemas de aguas residuales. John Rumpler, director de agua limpia en Environment America, afirma:

“Necesitamos invertir en infraestructura para evitar que nuestros propios desechos terminen en el lugar donde nadamos.”

Las lluvias intensas y frecuentes, exacerbadas por el cambio climático, han contribuido también al problema. Las tormentas abrumadoras provocan desbordamientos de sistemas de alcantarillado que finalizan en el mar. Además, la expansión urbana elimina zonas naturales que antes ayudaban a absorber el agua pluvial.

Playas bajo advertencia

Entre las playas más afectadas se encuentran:

  • Keyes Memorial Beach en Hyannis, Massachusetts
  • Benjamin’s Beach en Long Island, Nueva York
  • Kahaluu Beach Park en la Isla Grande de Hawái
  • Parte del litoral de Imperial Beach cerca de San Diego

Incluso destinos tradicionales como Rehoboth Beach, en Delaware, han enfrentado advertencias recientes. No obstante, muchos bañistas ignoran estos comunicados, confiando en que el mar “limpiará” la contaminación.

La paradoja del turismo frente a la contaminación

A pesar de las alertas, las multitudes siguen acudiendo a las playas. Dana West, un turista que visitó Rehoboth Beach, comentó:

“Asumo que las autoridades locales nos avisarán si los niveles están fuera de lo normal.”

Sin embargo, las advertencias no siempre se publican de manera visible, y muchas quedan relegadas a los sitios web del gobierno o redes sociales.

El caso de Carolina del Norte y el impacto del clima

En Carolina del Norte, cinco playas estaban bajo advertencia a finales de agosto por elevados niveles de bacterias. Erin Bryan-Millush, coordinadora del programa ambiental del Departamento de Calidad Ambiental del estado, explicó:

“Las lluvias arrastran de todo. Es sumamente peligroso para personas con sistemas inmunológicos comprometidos.”

Además, el huracán Erin agravó el problema con marejadas y erosión costera que desplazaron sedimentos y contaminantes hacia el mar.

¿Un problema de salud pública ignorado?

La contaminación en las playas ya no es una excepción sino una norma creciente. Y el riesgo no es meramente teórico: en un reciente caso, una docena de personas enfermó tras una excursión de snorkel en Isla Mujeres, México, atribuido al tragar agua contaminada.

Más allá de los problemas gastrointestinales, ciertos patógenos presentes en aguas contaminadas pueden derivar en enfermedades más graves, como infecciones del oído medio o incluso hepatitis.

¿Qué se está haciendo al respecto?

Estados como California y Nueva York han invertido millones en mejorar sus sistemas de drenaje, pero los avances son lentos. La falta de financiamiento federal y la descentralización del monitoreo (cada estado tiene sus criterios y métodos) dificultan una solución rápida.

Mientras tanto, grupos como Environment America insisten en la necesidad de destinar recursos al mejoramiento de la infraestructura de aguas residuales, tecnología de monitoreo más efectiva y campañas de concientización para los usuarios.

¿Cómo mantenerse seguro en la playa?

Para minimizar riesgos, se recomienda:

  • Consultar sitios oficiales como Beachapedia o los departamentos de salud locales
  • Evitar nadar después de lluvias intensas
  • Prestar atención a signos visibles como espuma, residuos o mal olor
  • No tragar agua del mar y enjuagarse tras nadar

Un llamado a la acción

Las playas son uno de los tesoros naturales y culturales más importantes de los EE. UU. No se trata únicamente de preservar la belleza del paisaje, sino de garantizar que el acceso a estos espacios no represente un riesgo para la salud.

Invertir en protección costera, fiscalización ambiental y educación ciudadana es vital. Las soluciones existen, pero requieren decisiones políticas y presión pública.

Como dijo Jennifer Jones, responsable de la restauración del barco Philadelphia del siglo XVIII:

“La frágil condición de este barco simboliza nuestra democracia y nuestros recursos compartidos. Requieren atención y vigilancia.”

Lo mismo aplica para nuestras costas: son frágiles, pero aún podemos salvarlas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press