Gaza bajo asedio: entre la ofensiva israelí y el colapso humanitario

A medida que Israel intensifica su ofensiva contra Hamas, crece el sufrimiento de los civiles gazatíes atrapados en una guerra sin fin y una crisis humanitaria cada vez más grave

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Un portavoz en la mira: la posible muerte de Abu Obeida

En una declaración reciente, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu anunció que Israel había atacado al portavoz de los Brigadas al-Qassam de Hamas, Abu Obeida. Aunque no se ha confirmado oficialmente su muerte, Netanyahu expresó: “Espero que ya no esté con nosotros”.

Abu Obeida no ha emitido ningún comunicado desde el viernes, cuando señaló que los combatientes estaban preparados para una ofensiva en Ciudad de Gaza, ahora declarada zona de combate. Su silencio ha generado especulaciones, pero Hamas aún no se ha pronunciado sobre su posible fallecimiento.

La eliminación de Obeida sería parte de la campaña sistemática de Israel para desarticular la estructura de mando militar y política de Hamas. Desde el atentado del 7 de octubre de 2023, Israel ha intensificado los ataques dirigidos contra los cabecillas del grupo islamista.

Ciudad de Gaza: de urbe a zona de combate

Desde el viernes pasado, el ejército israelí ha declarado Ciudad de Gaza como zona de combate. Esa designación ha traído consigo una serie de ataques aéreos, de artillería y de incursiones en sectores urbanos densamente poblados. Entre sábado y domingo, al menos 43 palestinos murieron, la mayoría civiles, según cifras de hospitales locales.

El mayor número de víctimas se reportó en el Hospital Shifa, que recibió 29 cadáveres, incluyendo a 10 personas que fueron asesinadas mientras intentaban acceder a ayuda humanitaria. Otras 11 muertes fueron confirmadas al día siguiente, muchas ocurridas en la zona del Corredor de Netzarim.

“Intentábamos conseguir comida, pero nos topamos con las balas de la ocupación”, contó Ragheb Abu Lebda, quien presenció al menos tres heridos por disparos. “Es una trampa mortal”.

El Corredor de Netzarim: la nueva línea roja mortal

El Corredor de Netzarim, nombre dado a una zona de control militar israelí que divide Gaza, se ha convertido en un punto clave para la distribución (o bloqueo) de la ayuda humanitaria. Aunque es una supuesta vía para asistencia, se ha transformado en un campo minado para los gazatíes.

Personas que intentan llegar a los convoyes de la UNRWA o a los puntos administrados por la Gaza Humanitarian Foundation (una organización respaldada por Israel y Estados Unidos) son atacadas al menor movimiento sospechoso. Ni las FDI ni la fundación ofrecieron comentarios sobre estas muertes.

Desplazamiento masivo y sufrimiento civil

La Organización de las Naciones Unidas reporta que más de 65,000 personas han huido desde el 1 de agosto, y solo en la semana pasada escaparon 23,199. El total histórico de desplazados durante la guerra ya superó el 90% de la población de Gaza —más de 1.9 millones de personas desplazadas al menos una vez.

Muchos ciudadanos no huyen por falta de fuerzas o porque saben que “ningún lugar es seguro”. Los ataques se han extendido incluso en las zonas consideradas previamente seguras, como Rafah o Khan Yunis.

¿Una estrategia de expulsión forzada?

Israel ha comenzado a cortar parcialmente el suministro de ayuda a la parte norte, al tiempo que impulsa proyectos de infraestructura en el sur. Para muchos analistas políticos e incluso voces de la ONU, esto sugiere una intención indirecta de redibujar demográficamente el mapa de Gaza.

“Es un desplazamiento forzado disfrazado de estrategia militar”, declaró un funcionario de derechos humanos con sede en Jerusalén, que pidió anonimato. “No se puede pedir a una población que huya sin garantizarle retornos seguros ni una vida digna”.

Desnutrición como arma de guerra

La situación médica es desesperante. El Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamas pero respetado por organismos internacionales, ha reportado la muerte de 215 adultos por causas relacionadas con la desnutrición desde junio, así como la de 124 niños desde octubre de 2023.

La falta de alimentos, agua potable y medicinas se ha convertido en una crisis humanitaria de gran escala. Las imágenes de niños con signos claros de kwashiorkor y adultos con apariencia cadavérica han dado la vuelta al mundo.

Más de 63,000 palestinos han muerto desde que comenzó el conflicto, y aunque Israel cuestiona estas cifras, no ofrece datos alternativos.

La posición oficial de Israel

Para Israel, la guerra es una necesidad estratégica luego del ataque del 7 de octubre de 2023, donde más de 1,200 personas murieron y otras 251 fueron secuestradas en su territorio por militantes de Hamas. Desde entonces, todo el aparato militar y político israelí se ha volcado a destruir a Hamas.

Sin embargo, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado presuntos crímenes de guerra por parte de ambos bandos, aunque con énfasis en el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel.

La ayuda internacional: insuficiente y bloqueada

A pesar de múltiples llamados de países como Egipto, Catar o la propia ONU, la ayuda humanitaria sigue bloqueada o muy limitada. El cruce de Rafah ha estado cerrado en múltiples ocasiones, y los camiones que logran entrar solamente cubren una fracción de las necesidades.

Según el Programa Mundial de Alimentos, Gaza necesita aproximadamente 500 camiones diarios para abastecer a su población, pero actualmente están entrando un máximo de 100, en los mejores días.

¿Un nuevo paradigma para las guerras urbanas?

La guerra en Gaza está revelando un nuevo tipo de conflicto: el asedio urbano con control logístico total. En lugar de enfrentamientos frontales, el ejército israelí usa estrategias basadas en cortar vías, aislar regiones y usar drones y ataques aéreos con precisión quirúrgica —aunque las cifras de muertos civiles sugieren que esa precisión es cuestionable.

“Ahora las ciudades se convierten en trampas gigantes”, subrayó un experto en derechos humanos del International Crisis Group. “Ya no se combate por territorio, sino por dominación psicológica total sobre la población civil”.

¿Dónde están las salidas políticas?

Muchos se preguntan si hay salidas más allá de las armas. El proceso de paz entre Israel y Palestina está completamente roto desde hace años. Las alternativas, como una administración temporal por parte de países árabes moderados o una fuerza de paz internacional, han sido rechazadas por ambas partes en diferentes momentos.

Lo que queda es un estancamiento trágico, donde la destrucción avanza sin control y las esperanzas de reconciliación se desvanecen.

Gaza arde, y el mundo mira. Pero, ¿por cuánto tiempo más permanecerá inmóvil?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press