Televisión pública en la cuerda floja: el recorte histórico que sacudió a PBS y NPR
El retiro de fondos federales por parte del Congreso amenaza el futuro de las emisoras públicas en EE.UU., pero una ola de solidaridad y creatividad podría mantenerlas con vida
El rugido que siguió al silencio fue una respuesta inesperada. Cuando el Congreso de Estados Unidos decidió eliminar los fondos federales para la radiodifusión pública, cientos de estaciones afiliadas a PBS y NPR quedaron en el aire —literalmente y en sentido figurado. Ante la falta de 1.100 millones de dólares, cada estación ha tenido que mirar hacia adelante con imaginación, resiliencia e incluso heroísmo comunitario.
El corazón comunitario de la radiodifusión pública
Muchas estaciones como KSPS, ubicada en Spokane, Washington, dependen de una combinación de apoyo gubernamental, donaciones personales y patrocinios locales. Pero lo que distingue a la radiodifusión pública estadounidense es su rol de servicio cívico: proveer educación, información verificada y acceso a la cultura para todos, sin importar su código postal o estatus económico.
“Estamos viendo un éxodo preocupante de miembros canadienses”, afirmó Skyler Reep, director interino de KSPS. Casi la mitad de sus miembros eran originarios de Canadá, pero se sintieron ofendidos por los comentarios del ex presidente Trump insinuando que Canadá debería convertirse en el estado 51. Este detalle revela cómo las decisiones políticas pueden tener consecuencias fuera de las fronteras, incluso en la financiación de las artes y la comunicación pública.
Más que noticias y documentales: ¿qué está en riesgo?
El impacto de los recortes no se limita a repetir episodios antiguos de Sesame Street. Programas como "Northwest Profiles"—que documenta arte, cultura y ciencia en el noroeste estadounidense— podrían desaparecer. En Alaska, la reconocida serie "Indie Alaska" que celebra historias locales y originales, también peligra. Ya se ha cancelado el programa de asuntos públicos "Alaska Insight" debido a la falta de financiamiento.
Según Paula Kerger, presidenta y CEO de PBS, "estamos trabajando arduamente para que el público no perciba ningún cambio". Sin embargo, muchos temen que la programación original y local sea el primer sacrificio ante la falta de recursos.
La reacción inmediata: donaciones masivas y actos de solidaridad
Contra todo pronóstico, el público respondió. Y lo hizo con fuerza. Estaciones como WHQR en Wilmington, Carolina del Norte, recaudaron más de $200,000 en tres días, superando su objetivo inicial de $174,000. Meredith Artley, presidenta y CEO de Hawaii Public Radio, confirmó que su estación logró recaudar $650,000 tras perder $525,000 en fondos federales.
Historias conmovedoras surgieron en todo el país: un niño en Florida que recaudó dinero para emisoras públicas en Alaska y envió una nota escrita a crayón; un donante habitual de $300 que entregó un cheque de $100,000 a PBS SoCal. La comunidad demostró que la televisión y radio públicas no están solas.
El papel de las fundaciones filantrópicas y la solidaridad institucional
NPR y PBS también están tomando medidas internas para contener la crisis. Por ejemplo:
- Reducción del 15% promedio en cuotas anuales que las estaciones deben pagar a sus redes matrices.
- Estaciones en áreas más afectadas recibirán mayores exenciones.
Además, fundaciones como Knight y MacArthur están coordinando un fondo de $50 millones para rescatar estaciones rurales o económicamente vulnerables. Ed Ulman, presidente de Alaska Public Media, está trabajando activamente para captar parte de estos fondos, con la esperanza de recaudar $15 millones antes de octubre.
La presión política y las consecuencias imprevistas
No todos los esfuerzos han sido neutrales. Los recortes fueron promovidos principalmente por el Partido Republicano, bajo la administración Trump, quien considera a muchos medios públicos como portadores de una ideología liberal. Muchos temen que los recortes sean no solo financieros, sino ideológicos y estratégicos.
"Estos son tiempos extremadamente difíciles", reconoció Jeff Hanks, gerente de una pequeña estación en Minnesota. "Estamos luchando con todo lo que tenemos para sobrevivir".
Irónicamente, este esfuerzo monumental por parte del público y entidades privadas podría ofrecer justificativos a legisladores que argumenten que el gobierno ya no necesita financiar estos servicios.
¿Y ahora qué?: colaboración, recortes y creatividad
De cara al futuro, la colaboración interinstitucional será clave. Richard Russell, presidente de PBS SoCal, señala que varias estaciones están compartiendo recursos en áreas como recaudación de fondos, gestión financiera y hasta plantillas para campañas digitales. Figuras como Kerry Washington, John Lithgow y Ziggy Marley han grabado mensajes para apoyar estas campañas.
En palabras de Maura Daly Phinney, vicepresidenta de membresía de PBS SoCal, "El sistema será diferente. Pero sobrevivirá".
Más allá de la audiencia: el valor de la independencia mediática
La radiodifusión pública en Estados Unidos representa una de las pocas fuentes de información no comercial, educativa y enfocada en servir al interés público. Alrededor del 95% de los hogares pueden acceder a PBS sin necesidad de cable, y muchas de sus estaciones son esenciales para comunidades rurales o aisladas que no cuentan con otras fuentes confiables de noticias o cultura.
En un momento de creciente desinformación, enfrentamientos partidistas y concentración mediática, el papel de NPR y PBS se vuelve más crucial que nunca. El futuro de estas instituciones podría redefinir el horizonte informativo de la nación, especialmente para aquellos que más las necesitan.
Como dijo un espectador de Alaska en una carta enviada a la estación local: "No veo PBS porque es gratuito. Lo veo porque vale más que lo que puedo pagar".