¿Cuán cerca están los robots humanoides de convivir con nosotros en casa?
Desde Olimpia hasta tu salón: los avances, desafíos y promesas de los robots con apariencia humana
El renacer olímpico... ahora con robots
En la histórica ciudad de Olimpia, Grecia, donde nacieron los Juegos Olímpicos, se celebró un evento futurista con tintes clásicos: la Olimpiada Internacional de Humanoides. En medio de ruinas legendarias, robots con movimientos torpes participaron en competencias de tiro con arco, boxeo de sombras y fútbol. Aunque por momentos se congelaban por falta de batería, estos androides hacían más que entretener: representaban la vanguardia de la tecnología robótica aplicada a lo humano.
El evento, organizado por el académico griego Minas Liarokapis, reunió a expertos, desarrolladores y soñadores del mundo entero. ¿La gran pregunta? ¿Cuándo llegarán estos robots a nuestras casas? La respuesta, por ahora, parece ser “más tarde que pronto”.
Espacio antes que lavavajillas
“Realmente creo que los humanoides primero irán al espacio y luego a las casas… el hogar es la frontera final”, declaró Liarokapis. Según los organizadores, aún podrían pasar al menos 10 años antes de que un robot sea capaz de ejecutar tareas domésticas complejas con precisión. ¿Por qué? Porque si bien la inteligencia artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados gracias a los datos digitales, los robots físicos enfrentan un camino mucho más tortuoso.
Un artículo reciente en la revista Science Robotics compara el nivel actual de aprendizaje de los robots con el de un humano del Paleolítico. En términos de recolección de información y experiencia, ¡los robots estarían 100,000 años detrás de la IA basada en texto e imagen!
¿Por qué hay tanto retraso?
- Falta de datos de entrenamiento físico: Enseñar a un robot a abrir una puerta es mucho más complejo que programarlo para responder preguntas. Se necesita tiempo, repeticiones y un entorno real para desarrollar ese conocimiento.
- Costos elevados: Los sensores, actuadores y hardware sofisticado que requieren los robots humanoides siguen siendo excesivamente caros.
- Limitaciones de hardware: A diferencia de las capacidades cognitivas virtuales de la IA, ejecutar tareas físicas requiere precisión motriz, equilibrio y articulaciones robustas.
Acelerando el desarrollo: datos en tiempo real y colaboración
Para reducir esta brecha, expertos como Ken Goldberg de la Universidad de California en Berkeley, sugieren que los ingenieros “vuelvan a las bases” y combinen la enseñanza en simuladores con acciones en el mundo real. Goldberg propone que los robots aprendan haciendo trabajos útiles como repartir paquetes, conducir taxis o enseñar a otros robots.
El profesor Luis Sentis, de la Universidad de Texas en Austin, también cree en las sinergias. “Estas colaboraciones entre investigadores, empresas de datos y fabricantes ya están atrayendo miles de millones de dólares en inversión”, señaló Sentis. Él cofundó Apptronik, una firma de robótica humanoide que busca crear soluciones comerciales de asistencia.
Inspiración humana: prótesis en robots
Aadeel Akhtar, CEO de Psyonic, sorprendió reciente en el programa Shark Tank de EE. UU. con una mano biónica que ofrece retroalimentación sensorial. Construida tanto para personas como para robots, Akhtar explicó: “Estamos cerrando la brecha usando la prótesis en humanos y luego trasladando los datos de esa interacción al campo de la robótica”.
Este tipo de transferencia tecnológica podría acelerar enormemente la humanización de los robots, haciéndolos más intuitivos y funcionales.
¿Cerebros biológicos en robots?
La empresa australiana Cortical Labs está llevando el concepto aún más lejos. Su CEO, Hon Weng Chong, trabaja en el desarrollo de una "computadora biológica" compuesta de células cerebrales humanas cultivadas en un microchip. Estas células serían capaces de aprender y responder a su entorno, con la promesa de enseñar a los robots a adaptarse de forma más humana.
Y aunque suene a ciencia ficción, estos experimentos hacen eco de una tendencia creciente en robótica: acercar las capacidades cognitivas del ser humano a la inteligencia físico-digital de los robots.
Los Juegos Olímpicos del futuro
La edición inaugural de la Olimpiada Internacional de Humanoides fue diseñada con un criterio muy claro: solo se permitieron eventos realistas para lo que los robots actuales son capaces de ejecutar. “Queríamos hacer el lanzamiento de jabalina y disco, pero es demasiado complejo para ellos”, confesó Patrick Jarvis, cofundador de Acumino, otra empresa promotora del evento. Tampoco hubo salto alto: “habría que construir piernas especiales, y eso no es necesario en la mayoría de robots humanoides”, agregó.
Aun así, los participantes lograron dejar huella. Uno de los robots logró ejecutar una versión básica del lanzamiento de peso, algo que sorprendió a muchos visitantes.
¿Oriente contra Occidente?
La competencia también dejó entrever una curiosa brecha geopolítica en la robótica. Mientras que las empresas chinas están mostrando con orgullo sus avances en público —como en los Juegos de Robots Humanoides de Pekín—, muchas compañías estadounidenses prefieren videos pulidos y privados que ocultan sus fallos.
Boston Dynamics es una excepción: su perro robot Spot apareció en “America’s Got Talent” ejecutando una rutina de baile al ritmo de Queen. Uno de los cinco robots se averió en pleno show, lo que reforzó la dificultad del reto. El mismo Simon Cowell, jurado del programa, lo admitió: “Fue mejor que uno fallara porque eso demuestra lo difícil que es esto”.
Elon Musk también ha mostrado a Optimus, el robot de Tesla, caminando lentamente y saludando. Aunque sus movimientos aún no se comparan a los humanos, es un primer paso hacia la robotización del hogar.
El futuro: ¿sirvientes o compañeros?
En términos comerciales, muchas empresas siguen explorando si los humanoides serán utilizados como compañeros sociales, ayudantes domésticos o asistentes industriales. Los expertos parecen coincidir en algo: el robot perfecto no necesita imitar al humano en todo, sino solo en lo necesario para integrarse a nuestras vidas.
Según Liarokapis, la meta es “validar de forma honesta el progreso en robótica humanoide cada año”. Y eso significa cambiar la narrativa, dejar a un lado los fuegos artificiales tecnológicos, y enfocarse en la funcionalidad real y cotidiana.
¿Estamos listos para compartir nuestro hogar con un robot? El camino es largo, pero sin duda apasionante.