Nigeria lee en voz alta 431 horas para romper un récord mundial y despertar la conciencia literaria

Cinco nigerianos leen sin parar durante más de 18 días con el fin de promover la alfabetización y celebrar la literatura africana. ¿Una locura? Tal vez. ¿Inspirador? Absolutamente.

Una hazaña de resistencia y letras

En un país con desafíos educativos inmensos, cinco nigerianos decidieron desafiar los límites de la resistencia humana y la atención global hacia la lectura realizando una proeza sin precedentes: leer en voz alta durante más de 431 horas ininterrumpidas. Esto ocurrió en Lagos, la capital económica del país, donde tres hombres y dos mujeres, en turnos, se plantaron con libros en mano durante 18 días seguidos. El objetivo era romper el récord Guinness del maratón de lectura en voz alta más largo y, sobre todo, promover la lectura en una nación con más de 210 millones de habitantes y una tasa de alfabetización de apenas el 63% (datos de 2021).

No lo hicieron por fama ni dinero. Lo hicieron por amor a los libros y a su país. Lo hicieron para que los más de 10 millones de niños nigerianos fuera del sistema escolar vean que el conocimiento puede ser resistido, compartido y celebrado. Esta es la historia detrás de una de las acciones culturales más asombrosas que ha visto África en la última década.

¿Quiénes son los lectores que desafiaron al tiempo?

Los protagonistas de esta hazaña fueron Precious Ukachi, John Obot, Stephen Oyelami, Temitope Ogunremi y Keturah Heman. Unidos por una pasión común por la literatura, se embarcaron en esta aventura como parte de una iniciativa organizada por Naija ReadFest, una organización sin fines de lucro que busca revitalizar la lectura en Nigeria.

Cada uno de los participantes tomó su turno para leer libros —en su totalidad obras de escritores nigerianos— mientras los demás descansaban brevemente. El nivel de dificultad fue colosal. El participante John Obot declaró: “Lo más difícil fue leer por la noche. Teníamos tiempo limitado para descansar, pero lo que me mantuvo en pie fue el objetivo”.

Durante el maratón, los lectores se turnaron para leer 79 libros, incluyendo tanto literatura como textos de desarrollo personal, obras que abordan desde la migración hasta las finanzas. El acto fue transmitido en vivo, y decenas de personas, tanto localmente como en línea, se unieron para apoyarlos.

Récord mundial: ¿superado?

El récord anterior lo tenía un grupo de cinco personas de la República Dominicana, quienes leyeron durante 365 horas y 39 segundos en 2011. Esta marca fue ampliamente superada por el equipo nigeriano, con un tiempo registrado de 431 horas, 31 minutos y 25 segundos. Ahora, solo queda esperar que Guinness World Records verifique oficialmente el logro.

Lo hicimos para celebrar la literatura nigeriana”, dijo Kingsley Sintim de Naija ReadFest. “Queremos generar conciencia sobre la importancia de la alfabetización e inspirar tanto a jóvenes como a adultos a redescubrir el placer de leer.”

Alfabetización en Nigeria: cifras preocupantes

Según datos del Banco Mundial y el Instituto de Estadística de la UNESCO, la tasa de alfabetización adulta en Nigeria apenas supera el 60%, y el nivel de acceso a los libros es muy limitado en zonas rurales y de bajos recursos.

Stephen Oyelami, otro de los lectores, compartió cómo fue crecer en este entorno hostil para el aprendizaje: “No teníamos fácil acceso a libros. Las excursiones educativas eran imposibles y los libros eran escasos”.

Este problema no es nuevo. Desde hace décadas, las políticas públicas han descuidado el sistema educativo. Un ejemplo emblemático es el proyecto de la Biblioteca Nacional en Abuya, iniciado en 2006 —y que hasta hoy sigue sin terminarse—, mientras los funcionarios públicos continúan financiando sus estilos de vida lujosos. La inversión pública en educación no llega al 10% del presupuesto nacional, muy lejos del 15-20% recomendado por la UNESCO.

La importancia de leer autores africanos

Durante el maratón, todos los libros leídos fueron escritos por autores nigerianos. Esto es un dato crucial. La industria editorial africana ha sido históricamente marginada tanto local como internacionalmente. Al elegir estos textos, el grupo no solo promueve la alfabetización, sino también reconecta a los lectores con sus raíces culturales.

Fue una forma de decirle al mundo: nuestras voces importan, nuestras historias deben ser contadas”, afirmó Carol Yaakugh, escritora y defensora de la lectura. “Tenemos muchas startups que abordan desafíos como la salud o las finanzas, pero en el ámbito educativo predomina el silencio”.

El poder de la lectura como acto político y social

No es coincidencia que esta actividad suceda en un contexto donde el acceso a la educación y la literatura se ve cada vez más restringido. La lectura no es solo una actividad intelectual; en países como Nigeria, también es un acto de resistencia y afirmación cultural.

  • Según la UNESCO, por cada 100 niños que ingresan a la primaria en Nigeria, solo 54 terminan la escuela.
  • El índice de pobreza educativa indica que más del 70% de los niños no pueden leer ni comprender un texto simple a los 10 años.
  • Apenas el 9% de las escuelas públicas tienen una biblioteca funcional.

En este contexto, maratones como el de Lagos sirven como faros de esperanza. Se convierten en plataformas que visibilizan la importancia de una educación inclusiva, accesible y profundamente arraigada en las realidades culturales del país.

Las redes sociales y el renacimiento de la lectura en África

Parte del éxito de esta campaña se debe a la estrategia bien pensada en redes sociales. Con hashtags como #NaijaReadFest y transmisiones en vivo por YouTube e Instagram, el evento logró captar la atención de jóvenes, activistas, educadores y personalidades globales del mundo artístico y literario.

En una era donde la imagen y el video dominan, ver a personas leer durante horas —y hacerlo con pasión— resultó una novedad visual poderosa. Algunos influencers nigerianos incluso se sumaron a las lecturas virtuales como forma de respaldo.

¿Y ahora qué sigue?

Naija ReadFest tiene planes ambiciosos. Sus organizadores ahora buscan llevar esta iniciativa a otras ciudades, especialmente a comunidades rurales, donde la lucha contra el analfabetismo es más urgente.

Planean establecer varios “Centros de Lectura Comunitaria” donde se impartan talleres literarios, círculos de lectura y charlas con escritores locales. Además, están desarrollando aplicaciones móviles gratuitas que ofrezcan libros electrónicos y actividades diseñadas pedagógicamente para diferentes edades.

No es solo romper un récord. Es construir un movimiento”, concluyó Ukachi. Y, sin duda, lo están logrando, una página a la vez.

Una inspiración que trasciende fronteras

En muchos sentidos, esta maratón de lectura simboliza el alma de una nación que, a pesar de sus desafíos estructurales, culturales y económicos, sigue promoviendo el poder civilizatorio del conocimiento.

Los cinco lectores no solo rompieron un posible récord, también rompieron estereotipos: que la juventud africana no lee, que no hay infraestructura literaria en países en vías de desarrollo, que la conectividad desplaza la reflexión. Ellos demostraron que, armados con libros, pueden construir puentes, sueños y futuros.

Y, claro, tal como lo indicaron en sus lecturas finales, quizás el verdadero récord no sea el tiempo, sino la transformación de una comunidad que vio en la lectura un acto heroico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press