¿Reconocer a Palestina? Bélgica agita el equilibrio diplomático europeo
La decisión condicionada de Bélgica reaviva el debate sobre la legitimidad palestina, las políticas de Israel y la división diplomática en Europa
La postura belga sobre Palestina puede verse como un punto de inflexión en la política exterior europea. El anuncio del ministro de Exteriores Maxime Prévot sobre su intención de reconocer un Estado palestino ha puesto a Europa una vez más en el centro de una discusión que lleva décadas cargada de tensiones y polarización internacional.
Una decisión simbólica... pero con condiciones complejas
El pasado martes, Bélgica anunció oficialmente su intención de reconocer al Estado palestino en la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebrará el 9 de septiembre. Sin embargo, esta decisión no está exenta de condiciones: la liberación de todos los rehenes israelíes retenidos en Gaza y la eliminación de Hamas del poder en el enclave.
Estas condiciones, argumentan varios analistas, hacen improbable una formalización pronta. Como bien apuntó Prévot, “esta no es una medida contra el pueblo israelí, sino una acción encaminada a exigir al gobierno israelí el respeto al derecho internacional y humanitario”.
Más de 140 países ya reconocen a Palestina
En la actualidad, más de 140 naciones ya han reconocido oficialmente al Estado palestino, entre ellas una docena de países europeos como Suecia, Hungría, Polonia y la República Checa. La decisión belga, aunque no representa un aislamiento diplomático de Israel, añade presión en un contexto donde la ofensiva en Gaza ha generado enormes divisiones dentro de la Unión Europea.
Francia y el Reino Unido también han manifestado su intención de avanzar hacia el reconocimiento, lo que apunta hacia una cascada diplomática que podría reducir el margen de acción de Israel en el ámbito internacional.
Medidas adicionales: sanciones y restricciones comerciales
El gobierno belga fue más allá del simbolismo diplomático. Prévot anunció una serie de medidas que incluyen:
- Prohibición de productos originarios de los asentamientos israelíes en Cisjordania.
- Declaración de persona non grata a líderes de Hamas, colonos violentos y ministros extremistas israelíes como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich.
Estas acciones buscan, según el canciller belga, “crear presión efectiva sobre Israel” y llevar a una inflexión en la política del país hacia Palestina.
Reacciones en Israel: furia e indignación
Como era de esperarse, las reacciones desde Jerusalén no se hicieron esperar. El ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, estalló contra la medida, señalando que “los países europeos que se creen moralmente superiores están siendo manipulados por Hamas y acabarán conociendo el terrorismo en carne propia”.
Estas palabras no sólo reflejan una postura ideológica, sino también el temor de Israel ante una deslegitimación internacional cada vez mayor, especialmente después del ataque del 7 de octubre por parte de Hamas que dejó cientos de muertos en Israel.
El papel de la Unión Europea: ¿diplomacia dividida o en evolución?
La postura ambigua de la Unión Europea frente al conflicto palestino-israelí no es nueva. Mientras países del Este tienden a ser más cercanos a Israel, las naciones del Oeste, con gobiernos más progresistas o ambientalistas, han mostrado mayor simpatía hacia la causa palestina.
La guerra en Gaza ha intensificado estas diferencias. Por un lado, la UE mantiene acuerdos económicos con Israel como el Acuerdo de Asociación, pilar del comercio entre ambas regiones. Por otro, la acción de países como Bélgica y España que exploran sanciones o cortan lazos simbólicos reflejan una creciente discrepancia dentro del bloque.
Prévot ha llegado incluso a proponer que la UE suspenda el Acuerdo de Asociación, una medida que sin duda generaría una tormenta diplomática.
Reformas pendientes en el lado palestino
Otro punto clave en el retraso del reconocimiento pleno del Estado palestino es la situación política interna. Muchos países —incluyendo Australia, Canadá y Reino Unido— han condicionado su reconocimiento a reformas dentro de la Autoridad Palestina.
Pero la Autoridad, encabezada por Mahmud Abás, es vista por amplios segmentos de la población como ineficiente, corrupta y débil. Según una encuesta publicada por el Centro Palestino de Investigación Política y Encuestas en 2023, más del 70% de los palestinos en Cisjordania piensan que la Autoridad debe ser disuelta.
Los territorios y la historia: una disputa sin final claro
El conflicto se centra en tres territorios claves: Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza, los cuales fueron ocupados por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. Los palestinos buscan establecer en ellos su Estado independiente, con Jerusalén Este como capital.
Israel, sin embargo, no sólo mantiene su presencia militar y de colonos en Cisjordania, sino que considera Jerusalén su “capital eterna e indivisible”. Esto choca frontalmente con el derecho internacional, que no reconoce los asentamientos israelíes ni la anexión de Jerusalén Este.
Desde la creación del Estado de Israel en 1948, más de 75 años de conflicto han convertido esta región en uno de los epicentros de inestabilidad mundial.
La comunidad internacional: apoyos, matices y contradicciones
Estados Unidos sigue siendo el mayor aliado de Israel y se ha opuesto históricamente al reconocimiento unilateral de Palestina. Aun así, la administración Biden ha llamado al establecimiento de “dos Estados” como la única solución viable en el largo plazo.
Otros actores como China y Rusia han reconocido desde hace años a Palestina y ven estos gestos europeos con buenos ojos, utilizándolos como pistas del debilitamiento del eje transatlántico.
¿Un cambio geopolítico irreversible?
Las decisiones unilaterales como la de Bélgica pueden parecer simbólicas, pero tienen un peso real en la reconfiguración del consenso diplomático occidental. La fragmentación de posturas dentro de la UE, sumado al cada vez más poderoso movimiento pro-palestino en las redes sociales y universidades europeas, podría llevar a una nueva era de posicionamientos más firmes contra las políticas israelíes.
Sin embargo, el futuro es incierto. El parlamento israelí sigue dominado por sectores ultranacionalistas, Hamas continúa con fuerte apoyo local en Gaza, y la Autoridad Palestina no logra fortalecerse para asumir un liderazgo legítimo.
En medio de este embrollo, Bélgica ha encendido una chispa diplomática. Ya sea que derive en efecto dominó o se apague por las presiones políticas, su postura marca un nuevo capítulo en un conflicto que sigue definiendo la política del siglo XXI.