Disney multada por recolectar datos de niños: Un golpe a la privacidad infantil en la era digital
La gigante del entretenimiento deberá pagar $10 millones tras violar la ley COPPA al recolectar datos de menores sin consentimiento
La privacidad infantil en jaque: Disney bajo el ojo del huracán
En pleno 2024, la privacidad en línea es uno de los temas más sensibles que enfrenta la sociedad digital. Esta semana, el debate se intensificó cuando la Comisión Federal de Comercio de EE. UU. (FTC, por sus siglas en inglés) anunció que The Walt Disney Company deberá pagar una multa de $10 millones de dólares por violar la Ley de Protección de la Privacidad Infantil en Línea (COPPA).
La denuncia establece que Disney permitió de manera indebida la recopilación de datos personales de niños menores de 13 años a través de contenidos dirigidos a menores en YouTube, sin el debido consentimiento de sus padres.
¿Qué es COPPA y por qué existe?
La Children’s Online Privacy Protection Act (COPPA), promulgada en 1998, es una legislación de vital importancia que obliga a sitios web y aplicaciones destinadas a niños a obtener permiso de los padres antes de recopilar información personal de cualquier menor de 13 años. Esta información puede incluir nombre, dirección, número de teléfono, correo electrónico, ubicación y otra información identificativa.
Con la proliferación de apps y redes sociales, esta ley se ha convertido en el baluarte que defiende la inocencia digital infantil contra prácticas comerciales agresivas basadas en monitoreo, almacenamiento y uso de datos con fines publicitarios.
¿Qué hizo Disney y cómo lo descubrieron?
Según los hallazgos de la FTC, el gigante de entretenimiento falló al etiquetar correctamente algunos de sus videos en YouTube como “hechos para niños”. Este mal etiquetado causó que las reglas de protección se desactivaran. Como resultado, YouTube (propiedad de Google) recolectó datos personales de menores que consumían este contenido, lo cual permitió la entrega de anuncios dirigidos, una práctica explícitamente prohibida por COPPA para audiencias infantiles.
La FTC explicó que, al no marcar adecuadamente los videos, Disney facilitó —aunque indirectamente— la violación de esta ley. Aunque no fue la única en controlar esta recolección (pues Google también tuvo responsabilidad), Disney era el creador del contenido y, por tanto, fue considerada responsable primaria.
¿Por qué esta multa es importante?
El impacto de esta sanción va más allá de lo económico. Disney es una de las marcas más confiables —al menos hasta ahora— entre familias. Esta multa pone en entredicho el compromiso de la compañía con la ética digital. Además, lanza una fuerte advertencia a otras empresas que manejan contenido infantil en plataformas digitales: la negligencia en la gestión de datos infantiles tendrá consecuencias.
Esta no es la primera vez que vemos una multa por estos motivos: en 2019, Google acordó pagar $170 millones para resolver acusaciones similares sobre la recopilación de datos de niños a través de YouTube sin consentimiento parental. En comparación, la cifra contra Disney parece menor, pero refleja una vigilancia continua sobre este tipo de violaciones.
¿Qué riesgos implica la recolección de datos de menores?
La mayoría de los padres desconoce completamente la cantidad de datos que sus hijos generan en línea. Desde hábitos de visualización hasta ubicaciones e interacciones, cada clic infantil puede transformar a un niño en un objetivo de la publicidad sobrealimentada por algoritmos.
Y esto no es trivial: según un reporte de Human Rights Watch, los datos pueden terminar en manos de terceros que los explotan para crear perfiles conductuales desde edades tempranas, perpetuando patrones de consumo y, peor aún, vulnerabilidades de seguridad.
La postura de Disney y la reacción pública
Hasta el momento de esta publicación, Disney no ha emitido comentarios oficiales sobre la multa o las prácticas señaladas por la FTC. Este silencio ha despertado preocupación tanto en la prensa como en organizaciones defensoras de la infancia.
“Es inaceptable que una empresa como Disney, que ha sido sinónimo de entretenimiento infantil durante décadas, no priorice la privacidad de esos mismos niños”, declaró Angela Campbell, profesora de derecho en la Universidad de Georgetown, especializada en privacidad digital.
Algunos padres también han comenzado campañas en redes sociales bajo etiquetas como #ProtegeALosNiños y #DisneyDebeResponder, exigiendo cambios estructurales en las plataformas de contenido infantil.
Un problema sistémico: El ecosistema digital infantil
Lo que revela este caso, una vez más, es que la ley va muy por detrás del ecosistema digital. YouTube, TikTok, Roblox, y otras plataformas están diseñadas para maximizar el tiempo de uso y la monetización, incluso cuando se trata de usuarios menores de edad.
Un estudio de Fairplay reveló que el 74% de las aplicaciones dirigidas a niños contienen algún tipo de publicidad o seguimiento, muchas veces enmascaradas como contenido o juegos “educativos”. Estas prácticas no solo son moralmente cuestionables, sino que frecuentemente violan regulaciones como COPPA.
¿Qué pueden hacer los padres ahora?
Frente a un entorno tan complejo, los padres deben asumir un papel más activo como defensores de los derechos digitales de sus hijos. Estas son algunas recomendaciones claves:
- Supervisión activa: Revísalo todo antes de permitir a tu hijo usar una app.
- Uso de plataformas verificadas: Hay apps que garantizan el cumplimiento de COPPA, como PBS Kids o Khan Academy Kids.
- Herramientas de control parental: Aplicaciones como Qustodio o Norton Family permiten limitar la recolección de información.
- Educación temprana: Habla con tus hijos sobre privacidad y seguridad en línea desde una edad temprana.
La lucha legal continúa: ¿qué sigue para Disney y otras empresas?
El caso de Disney puede ser solo el principio. La FTC, bajo la presidencia de Lina Khan, ha anunciado su intención de reforzar las leyes de privacidad digital infantil. De hecho, actualmente se analiza una enmienda a COPPA que ampliaría su alcance para incluir nuevas formas de recolección, como el uso de inteligencia artificial para perfilar audiencias.
Mientras tanto, esta multa sirve como un hito simbólico: ninguna empresa, por gigante que sea, está exenta de seguir las reglas cuando se trata de proteger a la infancia.
Una llamada de atención a todo el ecosistema digital
Más allá de Disney, este asunto debería encender las alarmas en toda la industria tecnológica y del entretenimiento. La urgencia de proteger los derechos digitales de los menores no puede seguir postergándose en nombre de la innovación o las ganancias.
Niños de tan solo 3 años ya tienen tablets; a los 7 navegan por YouTube solos; a los 9 están en TikTok. En este nuevo mundo, regular su experiencia digital no es censura, es —literalmente— una cuestión de salud pública.
Disney ha pecado, y ha pagado. Pero la pregunta que nos queda es: ¿Qué estamos haciendo nosotros para proteger a los más vulnerables en la red?