Kilauea, el gigante incandescente: el espectáculo incesante del volcán más activo de Hawái
Con 32 erupciones desde diciembre, el Kilauea vuelve a iluminar el cielo: ciencia, historia y turismo detrás del volcán que nunca duerme
El rugido incansable de la Tierra
En la madrugada del martes, el volcán Kilauea, en la Isla Grande de Hawái, volvió a cobrar vida tras semanas de inactividad aparente. Desde el Halemaʻumaʻu Crater, su icónica caldera, fuentes de lava emergieron disparándose hasta más de 100 metros de altura, mientras los geólogos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) registraban cuidadosamente los nuevos movimientos internos del monstruo de fuego más activo del archipiélago.
Esta marca el episodio eruptivo número 32 desde diciembre del año pasado, y reafirma al Kilauea como uno de los volcanes más activos del planeta. Desde su ubicación dentro del Hawai‘i Volcanoes National Park, el volcán ha ofrecido a científicos y turistas un espectáculo eterno de cambio geológico, belleza salvaje y riesgos potenciales.
Un gigante dormido... pero no por mucho
El Kilauea no es cualquier volcán. Está considerado como el volcán con más erupciones recientes de todo el planeta. Según registros del USGS, su actividad más notoria en tiempos modernos comenzó en 1983 y continuó ininterrumpidamente durante 35 años hasta 2018. Durante ese periodo, corrientes de lava destruyeron más de 700 viviendas, alteraron el paisaje de la isla y crearon kilómetros de tierra nueva a lo largo de la costa.
Su última gran erupción destructiva ocurrió en 2018, cuando la lava cubrió más de 35.5 kilómetros cuadrados. Fue un recordatorio del poder crudo de la naturaleza y de lo pequeño que puede sentirse el ser humano frente a la lava que devora lentamente lo construido.
Lava contenida, pero ¿por cuánto tiempo?
Afortunadamente, la erupción reciente se mantiene contenida dentro del cráter Halemaʻumaʻu. Esto permite que el espectáculo sea visible sin suponer una amenaza directa para las poblaciones cercanas, pero los expertos advierten que esta condición podría cambiar en cualquier momento. "El comportamiento del Kilauea es impredecible, y nuevas fisuras pueden formarse sin previo aviso", afirmó el geofísico Mike Zoeller del USGS.
La reciente actividad también incluye flujos simultáneos de lava desde el respiradero norte, el sur y uno intermedio, intensificando la actividad interna registrada por los sismógrafos y aumentando la cantidad de gases volcánicos — especialmente el dióxido de azufre — en la atmósfera, lo cual restringe la visibilidad en algunas zonas cuando se mezcla con la humedad y el polvo, produciendo el fenómeno local llamado vog.
Turismo volcánico: experiencia única y peligrosa
La continua actividad del Kilauea ha convertido a Hawái en un centro de turismo volcánico. Miles de visitantes llegan cada año para caminar por cráteres antiguos, observar flujos de lava desde puntos seguros y presenciar en vivo el nacimiento de nueva tierra. La zona sur de la Isla Grande ofrece numerosas rutas que atraviesan flujos solidificados, túneles de lava y miradores privilegiados a cráteres ardientes.
Sin embargo, este turismo conlleva riesgos. Las autoridades del Parque Nacional siempre recalcan que, aunque visualmente hipnotizante, el Kilauea es un volcán activo que puede cambiar de comportamiento en cuestión de minutos. En 2019, una explosión hidrotérmica arrojó fragmentos de roca a más de 90 metros de distancia dentro del cráter, un recordatorio de su carácter impredecible.
Una mirada mítica y cultural
Para los nativos hawaianos, el Kilauea no es solo un evento geológico, sino una entidad espiritual. Se cree que es el hogar de Pele, la diosa del fuego, de la lava y de los volcanes. Según la mitología hawaiana, Pele viajó desde otras islas hasta establecerse en Halemaʻumaʻu, y su temperamento ardiente se manifiesta en cada erupción.
“Cada explosión es una expresión de enojo, alegría o tristeza de Pele,” dice Kuʻulei Mahoe, guía cultural en el parque. “No es solo geología, es religión viva.” Esa visión convive con la ciencia moderna en Hawái, donde las comunidades locales combinan respeto, misticismo y conocimiento científico en torno a esta fuerza natural.
El Kilauea en la historia reciente
- 1955: Se produjo una serie de 33 erupciones separadas en el flanco este durante tres meses.
- 1960: La erupción de Kapoho destruyó una ciudad entera y creó terreno nuevo.
- 1983-2018: Erupciones casi constantes desde el flanco este de Puʻu ʻŌʻō.
- 2018: El evento eruptivo más devastador en más de un siglo, con evacuación de miles de personas.
El nivel de vigilancia ha sido constante desde entonces. A través de satélites, drones y sensores sísmicos, el USGS monitorea día y noche los movimientos del volcán, analizando cambios en la presión interna, actividad termal y emisión de gases para predecir nuevos flujos o posibles peligros.
Impacto ecológico y científico
Las continuas erupciones tienen un impacto profundo en la ecología local. Algunos ecosistemas se destruyen temporalmente, pero también nacen nuevos. La lava que destruye plantas y hábitats crea una superficie rica en minerales una vez que se solidifica, facilitando la colonización por líquenes y helechos en cuestión de semanas.
Asimismo, Kilauea ofrece importantes oportunidades de estudio para comprender mejor los procesos de formación de islas, la tectónica de placas y la dinámica del manto terrestre. Equipos internacionales colaboran regularmente con científicos hawaianos para estudiar sus emisiones, temperaturas internas y cambios topográficos tras cada erupción.
"Hawái es como una ventana directa al interior del planeta", comenta la vulcanóloga chilena Andrea Contreras, quien participó recientemente en un seminario sobre volcanología insular. "Kilauea nos enseña las reglas no escritas del fuego geológico".
Viajar al corazón del fuego
Para quienes deseen visitar el Hawai‘i Volcanoes National Park, existen múltiples opciones seguras y organizadas que permiten apreciar el fenómeno natural sin exponerse a riesgos. Los visitantes pueden optar por:
- Excursiones nocturnas para observar la lava resplandeciente desde miradores protegidos
- Senderismo diurno por cráteres antiguos y bosques transformados por erupciones previas
- Sobrevuelos en helicóptero para entender el alcance geográfico del volcán
Eso sí, las condiciones pueden cambiar en cuestión de días, por lo que se recomienda revisar el sitio web del parque antes de organizar una visita.
Una danza constante entre creación y destrucción
El Kilauea es un recordatorio constante de que, debajo de nuestros pies, la Tierra sigue viva. Su presencia impone humildad, despierta asombro y nutre tanto la ciencia como la espiritualidad. Con cada zambullida de fuego, el volcán respira, arde y modifica el rostro de Hawái, creando más y más capítulos en la historia geológica del planeta.
No sabemos cuándo se silenciará de nuevo, pero mientras lo vemos arder, sentimos que presenciamos algo más profundo: un punto donde la ciencia, la historia y el alma se encuentran cara a cara con una naturaleza que, por más que tratemos de domarla, ruge con voz propia.