Kīlauea: Entre el fuego de los dioses y la ciencia moderna
Un análisis del espectáculo natural del volcán hawaiano, su impacto cultural y los desafíos científicos de predecir su furia
El rugido de Kīlauea: el volcán más activo del mundo vuelve a despertar
Desde diciembre de 2024, el volcán Kīlauea, uno de los más activos del planeta, ha entrado en una nueva fase eruptiva. Ubicado en la Isla Grande de Hawái, dentro del Hawai‘i Volcanoes National Park, Kīlauea ha mostrado una actividad sostenida que combina ciencia, cultura y espectacularidad natural, atrayendo la atención de residentes y visitantes por igual.
El pasado martes marcó el episodio eruptivo número 32 desde diciembre, con lava saliendo violentamente desde el cráter Halemaʻumaʻu en forma de fuentes que, en algunos casos, han alcanzado hasta los 300 metros de altura. Estos chorros han sido visibles tanto de día como de noche, iluminando el cielo de Hawái con un color rojizo hipnótico, y miles han seguido el fenómeno a través de las transmisiones en vivo del Servicio Geológico de EE. UU. (USGS).
Una erupción técnica que maravilla y desafía
Contrario a lo que podría pensarse, estas erupciones no han representado una amenaza directa para las comunidades cercanas. Toda la actividad se ha mantenido dentro del cráter, sin flujos de lava significativos que salgan de esta zona vigilada. Sin embargo, los científicos están muy atentos, ya que este tipo de fenómenos pueden cambiar de patrón sin previo aviso.
Ken Hon, científico jefe del Observatorio Vulcanológico de Hawái, explica que el magma proviene de una cámara subterránea ubicada a considerable profundidad. Desde ahí asciende hacia una cámara superior, inflando el suelo y finalmente explotando en forma de lava a través de conductos cada vez más amplios.
“Nuestro trabajo se parece al de un grupo de hormigas tratando de entender cómo funciona un elefante”, bromeó Hon ante la prensa, haciendo referencia a la complejidad del sistema volcánico.
Historias de erupciones pasadas
Kīlauea tiene un largo historial de actividad. En 1983 inició una de las erupciones más prolongadas registradas, que duró casi 35 años, derramando lava de forma constante hasta 2018. Antes de eso, se habían registrado otras erupciones significativas en 1959 y 1969, todas con características similares de fuentes intermitentes.
La diferencia actual radica en el ciclo repetitivo de actividad, con intervalos regulares y lava que emerge con una conducta que muchos expertos comparan con el descorche de una botella de champán: el magma magmáticamente más fresco empuja al anterior, ya desgasificado, generando una nueva eyección.
¿Se puede predecir cuándo acabará?
La gran incógnita sigue siendo cuánto tiempo durará esta erupción. Algunos geólogos creen que podría detenerse si el magma agota su canal de ascenso, pero una posibilidad con más probabilidades es que el volcán abra un nuevo conducto en un nivel más bajo, desencadenando una lava más horizontal que vertical, como sucedió con la extensa erupción de 1983-2018.
Con ayuda de una tecnología que incluye sensores que detectan microsismos y cambios mínimos en la inclinación del terreno, los vulcanólogos pueden predecir con varios días de antelación cuándo podría tener lugar una nueva explosión. Pero como todo en la naturaleza, no hay garantías.
Un atractivo turístico... que exige respeto
El Parque Nacional de los Volcanes ha visto un incremento del 49% en sus visitas en comparación con abril de 2024. Miles buscan presenciar el espectáculo natural, pero las autoridades, como la vocera del parque Jessica Ferracane, recuerdan la importancia de mantenerse en las zonas marcadas y miradores.
“Las últimas erupciones han durado apenas entre 10 y 12 horas. Muchos visitantes llegan cuando ya ha terminado”, dijo Ferracane, quien recomendó suscribirse a las alertas gratuitas del USGS para planear mejor las visitas.
También advierte sobre posibles gases tóxicos, ceniza volcánica o cristales volcánicos, que pueden afectar especialmente a personas con problemas respiratorios. Y ante todo, advierte de los peligros de precipicios escondidos o grietas abiertas que pueden ser letales si se ignoran los caminos establecidos.
Pele, diosa del fuego: la espiritualidad tras la lava
Pero Kīlauea no es solo un fenómeno geológico. Para muchos hawaianos, está vivo, ya que es el hogar de Pele, la diosa del fuego en la mitología local. La lava no es un mero flujo de roca fundida, sino una manifestación del espíritu de esta deidad ancestral.
Huihui Kanahele-Mossman, directora de la Edith Kanakaʻole Foundation, ha liderado un esfuerzo por mantener vivas las tradiciones culturales que honran a Pele. Su escuela de hula, ampliamente reconocida, interpreta mele (cantos) basados en leyendas antiguas, muchas de las cuales describen escenas similares a las que se están viviendo actualmente.
“Como bailarines, somos narradores de historias. Ver una erupción en persona y conectar con aquello que los mele describen con tanta precisión, es un momento de profunda conexión espiritual”, explica Kanahele-Mossman.
Durante sus visitas al cráter, la práctica ancestral exige realizar ofrendas. Entre ellas, una bebida llamada ʻawa, hecha con raíz de kava, y coronas vegetales conocidas como lei. El respeto con el que se aborda este fenómeno natural recuerda que, en Hawái, la ciencia y la espiritualidad no están peleadas, sino profundamente conectadas.
El futuro del volcán
Nadie sabe cuándo se detendrá Kīlauea. Pero mientras siga en erupción, continuará maravillando, inspirando y educando tanto a los científicos como a los guardianes de la cultura ancestral hawaiana. El reto consiste en encontrar el equilibrio entre el conocimiento técnico y la reverencia espiritual que este coloso imponen.
Como dijo una vez el científico hawaiano George Kanahele: “La naturaleza, en Hawái, no es decoración: es una presencia divina”.
Recursos recomendados
- Sitio oficial del Parque Nacional de los Volcanes
- Observatorio Vulcanológico de Hawái – USGS
- Fundación Edith Kanakaʻole
¿Has visto alguna vez una erupción volcánica? Comparte tu experiencia o tu deseo de visitar Kīlauea en los comentarios.