Lujo sobre el agua: el escándalo de corrupción que sacude a Filipinas con una flota de 28 autos de lujo

Una investigación senatorial descubre anomalías millonarias en proyectos de control de inundaciones mientras miles de filipinos sufren las consecuencias de las lluvias torrenciales

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En uno de los países más azotados por tifones en el mundo, la frase "lluvias torrenciales" no solo significa emergencia climática, sino también alarma por corrupción. En Filipinas, el gobierno y el Congreso se han visto forzados a enfrentar un posible esquema masivo de malversación de fondos destinados a proyectos de control de inundaciones, revelando oscuros entramados entre ingenieros, políticos y contratistas ricos en autos de lujo y pobres en resultados.

Una sospechosa flota de 28 autos de lujo

Todo comenzó cuando el Congreso filipino, a través de su Comité de Infraestructura, inició una serie de audiencias televisadas para investigar la calidad de los proyectos de control de inundaciones en el país. Sin embargo, pronto las miradas se posaron en una figura en particular: Sarah Discaya, una exrecepcionista dental y enfermera que, junto a su esposo, ahora controla nueve empresas constructoras que han ganado incontables contratos gubernamentales.

Durante la audiencia en el Senado, se reveló que Discaya poseía al menos 28 vehículos de lujo, incluyendo algunas de las marcas más caras del mundo, como Bentley, Rolls Royce y Lamborghini. El senador Jinggoy Estrada no pudo ocultar su incredulidad: “Es la primera vez que he oído hablar de una pareja que tiene tal cantidad de autos de lujo. Esto es increíble”.

El precio de las inundaciones: vidas, hogares y millones de pesos

Esta revelación cobra un cariz aún más dramático cuando se superpone con las consecuencias reales de las fallas en la infraestructura. En julio, una serie de tifones y lluvias derivadas del monzón causaron inundaciones masivas que afectaron a millones de personas, desplazaron a más de 300,000 habitantes y dejaron al menos 26 muertos. Según la Agencia Nacional de Defensa Civil, las inundaciones dañaron más de 3,000 hogares y generaron pérdidas multimillonarias en infraestructura y agricultura.

“La gente común sufre, los corruptos navegan en sus autos caros”

El representante Elajiah San Fernando fue una de las voces más duras en las audiencias. Con tono enérgico, acusó directamente a los contratistas y funcionarios corruptos de ser los verdaderos culpables del sufrimiento del pueblo filipino: “Cuando el control de inundaciones falla, los que sufren no son los ingenieros ricos, los senadores o los contratistas con mansiones y docenas de autos. Quien paga el precio es el filipino común”.

El presidente Marcos estalla: “Estoy furioso”

La investigación tomó fuerza cuando el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. decidió inspeccionar personalmente diversos proyectos inacabados o sospechosos de corrupción. En Bulacan, una provincia densamente poblada y propensa a inundaciones, Marcos visitó una obra supuestamente “terminada” de concreción de una ribera. Al llegar, no encontró más que terreno sin tratar. Furioso, declaró ante los medios: “Estoy muy enojado. No se ha hecho trabajo alguno, pero se reporta como completo”.

Tras su inspección, el presidente anunció la creación de una comisión independiente para investigar lo que ha llamado uno de los peores casos de corrupción en su mandato. De los 9,000 proyectos de control de inundaciones aprobados bajo su administración, más de 6,000 habrían sido mal diseñados o estarían bajo sospecha por anomalías. Además, lanzó un sitio web para que los ciudadanos denuncien irregularidades, el cual ha sido desbordado por miles de quejas.

El negocio del agua sucia

El sector de control de inundaciones es uno de los más lucrativos en Filipinas. Solo en 2024, se asignaron más de 308 mil millones de pesos filipinos (aproximadamente $5.4 mil millones USD) para proyectos de esta índole. Sin embargo, muchos de estos proyectos han sido calificados como “proyectos fantasmas”, es decir, nunca se ejecutaron pese a que el dinero fue desembolsado.

Durante otra audiencia, la familia de contratistas Arevalo, también implicada en múltiples adjudicaciones, fue interrogada por los senadores. Al preguntársele a Mark Allan Arevalo si alguno de sus proyectos era una fachada, simplemente se acogió a su derecho a no autoincriminación. El silencio ya dice mucho.

¿Quién es Sarah Discaya?

La figura central de este escándalo, Sarah Discaya, ha negado rotundamente todas las acusaciones de corrupción y asegura que su éxito es fruto del trabajo duro y de su visión empresarial. “Nunca hemos recurrido a sobornos o corrupción para obtener contratos”, insistió durante la audiencia. Sin embargo, su repentino ascenso de enfermera migrante a empresaria millonaria, con una impresionante flota de súper autos y mansiones, ha generado sospechas más que justificadas.

Discaya y su familia han ganado cientos de contratos desde 2016 y son constantes beneficiarios del Departamento de Obras Públicas y Carreteras (DPWH), una institución que ha sido repetidamente señalada por prácticas corruptas.

Corrupción sistemática: historia repetida en Filipinas

El escándalo actual no es un evento aislado. Durante décadas, Filipinas ha sido escenario de escándalos similares. Desde los tiempos del mandato de Ferdinand Marcos padre —célebre por su régimen autoritario y la acumulación de riquezas familiares—, el país ha luchado contra una cultura de impunidad y enriquecimiento ilícito en la esfera pública.

Según un estudio de Transparency International de 2023, Filipinas ocupa el puesto 116 de 180 países en el Índice de Percepción de Corrupción, con una puntuación de 33/100. Es decir, un entorno donde la corrupción aún tiene espacio para campar con comodidad.

El pueblo responde: denuncias y resistencia

Fuera del Congreso, diversas organizaciones cívicas, ONGs y líderes religiosos han mostrado su indignación. El propio Cardenal Pablo Virgilio David —una de las voces más respetadas del clero— pidió públicamente a la juventud filipina “exponer la injusticia” y “volver a hacer de la corrupción una vergüenza”.

Con las redes sociales llenas de indignación y temor, muchos ciudadanos han comenzado a subir videos denunciando obras inconclusas u obsoletas. Están cansados de promesas vacías y quieren ver justicia, reparación, y sobre todo, proyectos que realmente protejan vidas, no cuentas bancarias.

Mensaje al futuro: transparencia, justicia y vigilancia ciudadana

Este escándalo puede marcar un punto de inflexión para la lucha contra la corrupción en Filipinas. Si bien el presidente Marcos ha prometido tomar acciones firmes, la pregunta clave es: ¿Se sancionará a los culpables o las ruedas del sistema volverán a girar en su favor?

Por ahora, lo cierto es que cada diluvio afectará primero al ciudadano común. Las lluvias no discriminan, pero las consecuencias de la corrupción sí. Mientras algunos se resguardan en Bentley blindados, millones caminan con el agua hasta la cintura.

La tragedia no está en los tifones, sino en el estado del alma de un sistema que ha permitido enriquecer a unos pocos a costa de tantos otros.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press